Los vaporizadores calientan el cannabis por medio de aire caliente hasta que alcanza la temperatura necesaria para que los cannabinoides y terpenos de la resina se evaporen y puedan ser inhalados. La clave para que la vaporización sea exitosa es que el cannabis (en cualquiera de sus formas) esté lo suficientemente desecho o troceado como para que se caliente uniformemente. Tanto si vaporizamos marihuana como hachís, es muy importante reducirlo a trozos lo más pequeños posible antes de introducirlo en el vaporizador. 

No todos los tipos de hachís o concentrados son igualmente adecuados para vaporizar. Los pólenes o resinas poco prensadas resultan mucho más fáciles de deshacer y convertir en polvo, por lo que luego, en el vaporizador, se calientan más uniformemente. Las resinas más gomosas no son fáciles de reducir a polvo y hay que tomarse un rato en hacer bolitas lo más pequeñas posible. Si introducimos trozos de hachís demasiado grandes, nos encontraremos con el problema de que no se calientan bien, especialmente en el centro, lo que impide que se puedan evaporar los cannabinoides presentes en el interior. 

Un problema frecuente al vaporizar hachís o concentrados es que la resina se vuelve líquida al calentarse, y puede escurrirse y filtrarse hacia la resistencia que produce el calor y la obtura, ensucia o daña. Para evitarlo, existen unas almohadillas de fibra metálica (parecidas a los estropajos metálicos) que tienen la función de absorber o sostener la resina líquida impidiendo o dificultando que se escurra. Si no tenemos estas almohadillas podemos introducir el polvo de hachís o los trocitos de resina o concentrados entre dos capas de cogollos triturados para que cumplan la misma función. Es conveniente no usar cantidades grandes de hachís en cada carga, para reducir el riesgo de que la resina líquida se filtre al elemento calentador. 

Siempre es recomendable limpiar los vaporizadores regularmente para retirar los restos de resina que se van acumulando, pero si vaporizamos hachís o concentrados habitualmente, es aún más importante porque su capacidad de obturar y manchar las superficies internas es mayor. Podemos limpiarlo con un palito de oídos impregnando el algodón en alcohol. 

En general, para consumir hachís vaporizado necesitamos un buen vaporizador, con suficiente potencia. Los modelos más sencillos y baratos no son los más adecuados y no suelen dar buen resultado. Personalmente, llevo más de diez años consumiendo cannabis casi exclusivamente con vaporizador y estoy encantado. Soy usuario de los vaporizadores de la marca alemana Storz & Bickel desde hace muchos años. Son caros pero tienen una gran calidad de vapor y duran años en perfectas condiciones. He tenido tres: Volcano, Crafty y Mighty. Actualmente, uso el Mighty y me encanta. Es un poco grande y pesado para llevarlo de paseo, pero perfecto para casa: muy buena calidad de vapor, batería de larga duración, temperatura ajustable, y tiene unas pequeñas cápsulas metálicas monodosis que se pueden llenar previamente y así tenerlas listas para usar en el momento sin tener que limpiar el vaporizador de restos de hierba vaporizada después de cada uso. Tienen cápsulas para hierba y otras para hachís o concentrados que cuentan con una almohadilla de fibra metálica en su interior. Hay otros muchos fabricantes de vaporizadores de calidad, pero como no los he probado no puedo hablar de ellos con conocimiento.