Antes la amante era yo
Si no quieres estar en una relación triangular, lo mejor es que te salgas de ella cuanto antes. Con respecto a tu relación contigo misma y con la amante de tu marido, la clave es entender cómo funciona el patriarcado: nos quiere en guerra contra nosotras mismas y entre nosotras. A nosotras se nos educa para la monogamia con los hombres y la rivalidad con las mujeres. A ellos se les educa para que disfruten del amor y a nosotras para que suframos. Creo que te sientes culpable con respecto a la amante de tu marido porque no nos han enseñado a cuidarnos entre nosotras ni a aceptar la responsabilidad afectiva que tenemos con las demás mujeres. Lo que sí nos han enseñado es a asumir que la culpa de que un hombre sea infiel la tenemos nosotras, porque las mujeres somos unas robamaridos, y las que no lo somos, somos también culpables, bien porque no vigilamos y controlamos a nuestros maridos, o bien porque no les damos a los maridos lo que necesitan. Sin embargo, la responsabilidad de la infidelidad de tu marido no es tuya, él es infiel porque puede: vive en un mundo en el que a él se le permite tener dos o más parejas, y a ti no te lo permiten. Muchas mujeres se resignan a que sus esposos tengan dos o más familias, o varias amantes, y viven odiándose ellas: yo creo que no compensa para nada y que se está mejor sola que viviendo en constante lucha de poder. Así nos quiere el patriarcado: celosas, miedosas, inseguras, amargadas, envidiosas y enfrentadas entre nosotras. Comprende que no puedes tener las energías puestas en cómo vengarte de las novias de tu marido, que tú no has nacido para ser carcelera ni para ser policía, y que tampoco puedes vivir torturándote a ti misma. Ahora que sabes que el patriarcado se beneficia del enfrentamiento entre mujeres, es cuando puedes rebelarte a un sistema que te quiere encajonada en un papel (el de la amante) o en otro (el de la esposa oficial). No podemos dejar que nos definan las relaciones con los hombres. Las mujeres tenemos que romper con las cadenas que nos quieren presas del amor de pareja, de los roles que nos imponen y de la competencia entre nosotras: libérate y sal del triángulo, que al único que le beneficia la bigamia es a él. Un abrazo muy fuerte y ánimo, Santana.