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¿Condenado a sufrir?

Estuve dos años saliendo con una mujer casada y con hijos, los dos nos enamoramos locamente y cuando llevábamos juntos seis meses me dijo que iba a divorciarse de su marido. Pero nunca lo hizo, y al año y medio tuve que dejarla porque para mí era demasiado doloroso estar siempre en un segundo plano. Sin embargo, ella me sigue llamando con mil excusas, logra convencerme para vernos, y acabamos siempre en el mismo hotel haciendo el amor. Quiero romper con ella porque no logro enamorarme de otras mujeres, ni siquiera me apetece salir con otras, y siempre vuelvo a caer en sus redes. He intentado de todo, pero no logro decirle que no, porque la amo y ella me ama, y sentimos ambos que el amor es más fuerte que los muros que nos separan. No sé como desengancharme de ella; me siento condenado a estar ahí para cuando ella quiere, y después de verla me quedo hecho polvo porque lo que mi cabeza quiere es no verla más y hacer mi vida, pero mi corazón lo que desea es que ella deje a su marido y podamos casarnos, tener hijos y ser felices. Ella sin embargo no quiere tener más hijos y dice que ahora que son un poco más mayores lo que quiere es vivir más la vida. Está cada vez más “juvenil”, pero no deja a su marido y se llevan bien. Creo que hasta tienen relaciones sexuales, y yo no puedo evitarlo, pero siento muchos celos, sobre todo cuando se van de vacaciones los dos solos sin niños. Ella dice que nos quiere a los dos y que así su vida es maravillosa, pero yo llevo ya cinco años de pasarlo mal, y no sé como acabar esta guerra entre el corazón y la cabeza. Ella es la más grande tentación que tengo y no puedo resistirme y decir que no, aunque sé que debería olvidarla y sacarla de mi vida para siempre. ¿Cómo se hace? Gracias.
Moncho

Moncho, es difícil desengancharse de las drogas más adictivas, y el amor creo que es una de las más potentes y de las más placenteras que existen. Lo que le ocurre a tu cerebro es que desea “chutarse” de dopamina, oxitocina, serotonina, y por eso siempre pide más. Si una droga te hace daño lo lógico es que quieras alejarte, sobre todo si te impide llevar una vida normal, porque las drogas son para disfrutar, no para sufrir.

Si una droga te sienta mal o te hace sufrir deberías dejarla, y para desengancharte a nivel químico lo mejor es el “contacto cero”, que puede ser pactado con ella o puede ser una decisión que tomes tú a solas. Lo importante es que te desintoxiques, y luego que poco a poco te vayas deshabituando. El duelo romántico es difícil, pero hay que pasarlo, y es mejor hacerlo solo una vez, para no caer en el círculo vicioso del duelo y la reconciliación, que nos hace sufrir más.

Al desengancharte podrás pasar a una etapa nueva de tu vida, y podrás vivir nuevas experiencias sexuales y amorosas, pues en cada etapa entran nuevas personas y salen otras, surgen nuevos afectos y aprendizajes que nos proporcionan nuevas herramientas para disfrutar más de la vida.

Tú piensa que no hemos venido a este mundo a sufrir, y que somos muy afortunados por poder vivir diferentes vidas dentro de una misma. Cuando logres pasar el síndrome de abstinencia, verás qué sensación de libertad tan maravillosa te invade: esa sensación de poder llevar tú el timón de tu barco y navegar donde tú quieras, no donde te lleve la corriente.

El amor no puede ser una cárcel ni una condena. El amor es una experiencia hermosa que podemos vivir con muchas personas diferentes. Piensa sobre todo en que no estás condenado a pasarlo mal, y que tienes derecho a disfrutar del sexo, del amor y de la vida con gente que no tenga impedimentos ni barreras para ello. Así que piensa en positivo: las cadenas que nos atan a las otras personas no son de hierro, sino de humo: desengancharse es más fácil de lo que parece. Animo, Moncho, ¡ya verás que no es tan difícil!

Coral Herrera

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