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Cuando se te caen las diosas

He pasado muchos años “enamorada” de una mujer a la que yo veía como una diosa. Soy heterosexual y tengo pareja, pero siempre he estado a los pies de la lideresa de mi colectiva feminista. No solo yo, todas mis compañeras la amábamos con devoción; ella fue la que creó el grupo, y aunque parecía un grupo asambleario, ella tenía tanto poder que siempre hacíamos lo que decía sin cuestionarlo. Como se enfadaba muchísimo cuando le llevabas la contraria, le dábamos la razón en todo, hasta que tuvimos un conflicto que ha estado a punto de romper el grupo en mil pedazos. En junio entró una chica nueva y nuestra ídola tuvo celos de ella. Como la nueva no sabía cómo era la diosa, se atrevió a proponer una cosa distinta a la que había propuesto nuestra lideresa con total naturalidad, como si estuviera en una organización asamblearia. Y la furia de la diosa fue tal, que de pronto quedó al descubierto toda la tiranía que había ejercido sobre nosotras, porque empezó una guerra contra la nueva y fue muy injusta con ella. Al darnos cuenta de todo, fuimos abriendo los ojos una a una, y ahora la diosa es humana, y está destrozada, hecha polvo, porque ha perdido su corona y su reino. Yo asumo mi responsabilidad, la parte que me toca: no debí haberla idealizado tanto, no debí haberme callado cuando yo pensaba distinto, no debí haber obedecido cuando no me apetecía. Me sometí a su poder porque me reconfortaba mucho sentirme querida por ella, y porque era más cómodo dejar que ella nos guiara. No sé cómo lograba hacer que todas nosotras nos sintiéramos su favorita, pero lo cierto es que era una mujer muy poderosa y nos atraía a todas como si fuera un imán. Ahora me da pena verla tan hundida, porque de pronto algunas han transformado su idolatría en rencor, y la están machacando por haber sido tan tirana con nosotras. Yo siento el corazón roto porque ella no es lo que yo quería, lo que yo necesitaba, porque siento que nos ha engañado, nos ha engatusado a todas para tenernos bajo su control, y que por eso ahora el grupo está hecho trozos y en peligro de desaparecer. ¿Qué crees que podríamos hacer para salvar al grupo?, ¿a ella deberíamos integrarla o dejarla sola? Un besazo, Coral.
Fati

Qué bueno ese despertar colectivo, y qué pena que lo hayáis tenido que hacer en plena guerra. Ahora que sois conscientes de lo que ha ocurrido, podríais aprovechar para hablar de las relaciones de poder, e incluir a la exdiosa para que ella también pueda aprender. Sin duda lo que os ha ocurrido a todas es de lo más común: los seres humanos buscamos figuras de referencia, modelos a seguir, heroínas y héroes que nos ofrezcan ejemplo de cómo enfrentar situaciones difíciles. Necesitamos diosas y dioses que nos muestren el camino, que nos protejan y nos cuiden, que nos enseñen todo lo que no sabemos y que nos acompañen. Mucha gente siente que ella sola no puede, y cuando hay un líder o lideresa todo es más fácil, porque solo hay que dejarse llevar. Lo difícil es que todo el mundo participe y asuma sus responsabilidades, que la gente aporte y se reparta las tareas. La autogestión no es tan cómoda como la obediencia, pero esta tiene un coste, y es que cuando obedeces a alguien tienes que renunciar a tu libertad para negarte a hacer algo o para opinar diferente. También las personas sumisas ejercen su poder desde abajo, hasta tal punto que juntas pueden derribar a todas las diosas y dioses que se propongan, como ha sido en el caso de tu colectiva.

Si admitís que vuestra diosa estaba en el altar porque vosotras la elegisteis y os ponéis a pensar en cómo construir relaciones horizontales entre todas, es posible transformar lo que teníais antes en algo nuevo. Lo importante es que podáis hacer todas autocrítica amorosa, y que podáis cuidaros unas a otras en este proceso, para aprender a quereros tal y como sois, con vuestras imperfecciones, y para haceros responsables de los cuidados que precisa vuestro colectivo, que hasta ahora estaban en manos de la diosa. Ella puede aprender a usar su poder de otra manera, para no hacer daño a nadie, para aprender a escuchar, para no imponer su modo de hacer las cosas, para ser más humilde y para relacionarse en igualdad con las demás. Vosotras podéis aprender a autogestionaros sin lideresas que os digan lo que tenéis que hacer, aprender a ejercer el poder alternando los roles, y sin someteros unas a otras. Si lográis aprender a resolver vuestros conflictos sin haceros daño, entonces podréis disfrutar mucho de vuestro grupo, ojalá que lo consigáis. Otro besazo de vuelta, Fati.

Coral Herrera

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