Cuídate a ti misma
Sabela, para mí lo importante de esta historia no son ellos, sino tú. Tú eres una víctima de ellos, y por lo tanto, tienes que cortar la relación o mantenerlos lo más alejados posible para poder ser feliz. Tu hermana y el resto de la familia lo han logrado, ahora te toca a ti desprenderte. Sé que el sentimiento de impotencia es doloroso, pero no podemos salvar a la gente que no quiere salvarse ni podemos cambiar a nadie, porque los cambios son siempre personales y surgen por necesidad. Tus padres no cambian porque te tienen a ti, y saben que pueden pedirte lo que quieran y que tú, movida por la compasión, les vas a ayudar. Si le compras el vino a alguien que sufre alcoholismo o le pagas las deudas al ludópata, no les estás ayudando, les estás manteniendo en su autodestrucción.
¿Cuándo hay que alejarse de la gente autodestructiva? Cuando su nivel de violencia y destrucción te afecta a ti y a tus seres queridos. Ellos cambiarán cuando nadie les ayude y se vean realmente en el fango: pero si cambian o no, no es tu problema. Tú te tienes que encargar de ti y convencerte de que tienes derecho a vivir una buena vida sin que nadie te haga daño. Ellos ya te han dañado bastante la infancia y la adolescencia con su egoísmo y su violencia, y ahora tu vida, y si les dejas, el resto de tus días hasta que se vayan.
Sé humilde y entiende que no tienes poder para salvarlos, pero sí lo tienes para trabajar en ti, para aprender a decir que no y a poner límites para que no te sigan dañando, para apartarte de ellos para que sus traumas, sus locuras, sus depresiones, su sufrimiento y el que causan a los demás no te afecten a ti. No necesitas entender por qué están haciendo lo que están haciendo: necesitas comprender simplemente que tienes que dar por perdida la batalla y que lo primero es volcarte en tu autocuidado, sanar tus heridas, romper la cadena del dolor que se transmite por generaciones y tirar para delante sin ellos. Como han hecho tu hermana y el resto de la familia para cuidar su salud mental y sus bolsillos. Te mando un abrazo enorme, Sabela, y ojalá puedas liberarte de ese peso y volar libre.