Pasar al contenido principal

El amor no es un fondo de inversión

Después de sacar a mi pareja del pozo más profundo, después de años ayudándole con sus problemas económicos y sus deudas, después de pagarle un tratamiento de desintoxicación al alcohol y de pedirle a mi padre que le diera trabajo, el tipo se recupera, empieza a vivir por fin bien la vida y, cuando ya está bien, se larga con una compañera de trabajo y me deja tirada como una colilla. Me siento estafada, porque creí que, al salvarle, estaría agradecido toda la vida conmigo y con mi familia. Pero no: se ha marchado con otra más joven, y yo he invertido demasiado tiempo, energía y dinero en esta relación como para que me deje así sin más. Es injusto, y te lo digo de verdad, ojalá pudiera destrozarle la vida. Ahora entiendo tan bien, pero tan bien a Shakira… 

Sokoa

¡Hola, Sokoa! Siento mucho lo que te ha pasado, y entiendo tu rabia y tu dolor. Está claro que el problema que tenemos las mujeres es que nos hemos creído que el amor es una inversión. Visto desde esta perspectiva, es obvio que a nosotras no nos sale para nada rentable. 

Si no, que se lo pregunten a Shakira, a la que siendo una mujer tan bella, tan sexi, tan inteligente y con tanto talento y tanto dinero, le ha pasado lo mismo que a todas. Ella sacrificó su carrera por él, se cruzó el charco y se instaló en España, tuvo dos hijos, le prestó dinero, le apoyó emocionalmente, le respaldó en su carrera y, cuando él se fue con Clara, ella se quejó amargamente, porque nada de lo que había hecho sirvió para retenerle. 

No nos sale rentable a ninguna; da igual cuánto suframos, cuánto nos sacrifiquemos, cuánto aguantemos: no hay recompensa por sufrir por amor, y no hay recompensa por salvar a ningún hombre de sí mismo. Nos engañan haciéndonos creer que hay premio, pero la realidad es bien diferente y, si no, que se lo pregunten a todas las famosas que perdieron sus propiedades y su patrimonio, que firmaron créditos que pedían ellos, y que se quedaron solas y con las deudas, que las han mantenido ahogadas el resto de sus vidas. O mira a Cristina, la infanta, que después de darle cuatro hijos y tenerle como un rey, después de separarse de su familia y de sentarse en el banquillo junto a él, después de apoyarle, confiar en él y defenderle contra viento y marea, descubrió a su marido con otra en la portada de una revista. Como premio, ella tiene que pagarle una pensión de seis mil euros mensuales. 

No, amar sin dar nada a cambio no sale rentable: es un cuento para que soportemos cuernos y para que nos entreguemos enteras a cuidarles. Es una auténtica estafa. Ojalá podamos abrirle los ojos a todas las mujeres para que inviertan su tiempo, su energía y su dinero en proyectos más bonitos y con gente que las quiera con amor del bueno. Un abrazo muy grande, y ojalá tengas un duelo corto y puedas dejar pronto el pasado atrás. ¡Suerte en tu nueva vida y cuídate mucho! 

Coral Herrera

Suscríbete a Cáñamo