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Me estoy separando desde hace cuatro años

Sí, suena muy fuerte. Llevo cuatro años intentando separarme de mi ex y no lo logro. Me costó un año que se fuera de casa, me costó dos años conseguir la custodia compartida de los niños y del perro, en el tercer año ya logré empezar a hacer mi vida y a salir más, pero ya vamos por el cuarto año y el lazo no está roto del todo, mi ex sigue estando muy presente en mi vida. 

Él nunca quiso separarse, siempre se negó, se enfadó, me suplicó, hizo de todo para que yo siguiera con él. Le costó aceptar que yo ya no quería estar con él, yo estaba harta de tanta lucha de poder. El quería convencerme a mí y yo quería convencerlo a él, y no había manera, así que decidimos separarnos. Pero seguimos igual. Según él, estamos mucho mejor juntos que separados. Según yo, ¿cuándo nos separamos realmente si seguimos igual que siempre? 

El problema es que ninguno de los dos tenemos pareja, no ligamos, no tenemos vida sexual fuera de nuestra expareja. Como quedamos como amigos, de vez en cuando nos llamamos para ver cómo estamos y no sé cómo siempre acabamos hablando de nosotros. Por cualquier motivo que sea, uno dice algo que le duele al otro, entonces nos toca quedar para hablar cara a cara. Lo que hacemos es siempre darle vueltas a lo mismo, a veces lo arreglamos con sexo, a veces no se puede arreglar y cada cual se va por su lado. Cuando echamos un polvo, yo me siento fatal a la mañana siguiente porque sé que no debo acostarme con él si quiero desengancharme y si quiero ayudarle a él a desengancharse. Pero soy débil, cedo a la tentación, pienso que me lo merezco (un ratito de risas, orgasmos y amor), y luego la resaca que me deja es tremenda. Yo sé que si no me sienta bien beber tequila, pues bebo otra cosa. O no bebo. Pero con mi ex es como que se me anula la voluntad, y no me controlo a mí misma. Y siempre me arrepiento. No sé cómo hacer, yo sé que tú me vas a aconsejar contacto cero, pero es imposible porque tenemos dos hijos de quince y de diecisiete años, y siempre tenemos que hablar por cosas de logística, y nos vemos para entregarle los niños al otro. La cuestión es que a mí me gustaría que fuésemos amigos, pero parece que no es posible, ¿qué harías tú en mi lugar?

Bárbara

En tu lugar he estado yo también, que tardé como cuatro años en separarme. ¿Y sabes lo que me ayudó? Primero me trabajé el ego, para aceptar la realidad y para dejar de intentar convencer a mi ex de que en realidad nos amábamos y nos merecíamos disfrutar del amor juntos. Solo así me salí de las luchas de poder con mi ex, con mucha humildad, para aceptar el fin. Después me tuve que trabajar la honestidad, para dejar de autoengañarme, para dejar de culparle a él y para ser realista. 

Luego vino el miedo al futuro, a lo desconocido, para facilitarme el tránsito hacia una nueva etapa de mi vida. Me daba mucho miedo afrontar la nueva vida, me daba miedo la soledad, no volver a enamorarme, no poder disfrutar nunca más en la vida del sexo y del amor. 

Por último, la responsabilidad, para dejar de culparle a él por lo que estaba pasando, para aprender a cuidarme, y para asumir el compromiso que tengo conmigo misma, con mi salud mental y emocional, y con mi felicidad. Elaboré una serie de pactos para desengancharme de la droga y para cuidarme, y dejé de verle. 

En tu caso, el contacto cero es fácil, porque tus hijos ya pueden resolver temas de logística y ayudaros a no tener que hablar durante un tiempo. Quizás dentro de dos años podáis transformar el amor en amistad, ahora mismo no podéis, y seguro que os viene bien un descanso. Veréis como si lográis desengancharos, podréis quereros mucho mejor en el futuro. Ahora, lo que toca, es despedirse con amor, dejar atrás el pasado, poner los pies firmes en el presente, y mirar con ilusión hacia el futuro. Comienza tu nueva vida, Bárbara, ¡que disfrutes mucho de tu liberación! 

Coral Herrera

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