Llevo dos años con mi pareja actual, pero viene al país el amor de mi vida. Quiere que pasemos un fin de semana juntas en Granada, encerradas en una burbuja de amor, y que después nos separemos como si no hubiera pasado nada. Yo me muero por disfrutar de ese fin de semana de amor, siento que me lo merezco, y no quiero tener que renunciar a este regalo de la vida, porque sé que sería inolvidable. Pero por otro lado me siento muy mal porque tendría que mentir a mi pareja para poder hacerlo, y me parece un poco cruel estar todo el fin de semana sin comunicarme con ella porque sé que lo pasaría mal imaginando que estoy con otra. No me veo mintiéndola, porque no se lo merece: mi chica es puro amor, y se porta superbien conmigo. Le han hecho mucho daño en sus relaciones, y yo no quiero hacerle daño también. Y claro, imagino la mejor solución: inventarme una buena excusa, disfrutar del fin de semana con el amor de mi vida, mi amor imposible, y volver como si nada a mi vida normal. Si no me descubre, estupendo, pero si se entera sería un desastre. ¿Qué hago, me dejo llevar y disfruto de la vida, o me sacrifico y renuncio al fin de semana romántico?