¿Qué perdemos las mujeres cuando nos emparejamos?
Coral, tengo un amigo que se acaba de casar y se queja mucho. El otro día me contaba que siente que está perdiendo su libertad. Yo le dije que más perdemos nosotras cuando nos casamos, y me retó a hacer un listado para poder comparar lo que perdemos hombres y mujeres, a ver quién salía perdiendo más, si nosotras o ellos. ¿Me ayudas a hacer el listado? Gracias mil.
Te ayudo encantada. Empecemos con los hombres: ellos dicen que pierden su libertad cuando se casan, sin embargo, los aparcamientos de los burdeles están a rebosar de coches de hombres casados y respetables cabezas de familia. Los hombres casados no solo se juntan con otros hombres para estar con otras mujeres y para salir de fiesta, también para salir de caza, para hacer deporte, para ver el fútbol, para celebrar cumpleaños y despedidas de soltero.
Según un estudio de Oxford, los hombres casados viven mejor, enferman menos y duran más años que los hombres solteros. Y al revés, las mujeres solteras viven más años y más sanas. Este estudio demuestra que a nosotras no nos compensa el matrimonio para nada. Las mujeres perdemos horas libres cuando nos vamos a vivir bajo el mismo techo con un hombre. En España, perdemos siete horas cada semana, horas que empleamos en hacer el trabajo que les corresponde a nuestros maridos. Apenas tenemos una hora libre al día, sufrimos una doble jornada laboral y somos las mujeres de Europa que más nos empastillamos y que más nos drogamos con ansiolíticos, psicofármacos, somníferos y antidepresivos.
Así que no solo perdemos tiempo libre, también perdemos salud mental y emocional por la sobrecarga de trabajo y por la frustración de estar en una relación desigual basada en el abuso. Las mujeres perdemos libertades y derechos humanos cuando nos emparejamos: hay muchas mujeres en el mundo que solo pueden salir a la iglesia o a la mezquita, al supermercado y al médico, porque sus maridos no les permiten hacer uso de su derecho a moverse libremente. Hay mujeres que solo pueden salir acompañadas por otros hombres de la familia, y que no pueden estudiar y trabajar porque ellos no se lo permiten.
Hay muchas mujeres que no pueden viajar, que no tienen derecho a percibir un salario por su trabajo, que no tienen vacaciones ni días de descanso. Hay muchas mujeres que no pueden manejar dinero, ni siquiera el que ganan ellas. Hay mujeres que no pueden gozar de sus relaciones sexuales, porque sufren mutilación genital. Según la UNFPA, solo la mitad de las mujeres del mundo pueden decirle que no a su marido cuando él quiere tener relaciones sexuales. Solo la mitad de las mujeres del mundo se sienten dueñas de sus cuerpos y de su sexualidad, solo la mitad pueden elegir sus maternidades. El resto vive bajo la obediencia y cumpliendo los deseos de sus compañeros.
Hay muchas mujeres que son vendidas a redes de trata por sus familias, o son casadas a la fuerza cuando son niñas. Estas niñas no tienen derecho a divorciarse y viven bajo un régimen tiránico. Hay mujeres que viven en países en los que tienen derecho a divorciarse, pero no tienen autonomía económica para hacerlo. Hay mujeres que son asesinadas por intentar divorciarse o por ser infieles.
Quizás a tu amigo le cueste admitir que las que más salimos perdiendo con el matrimonio somos nosotras, pero explícale que a ellos nadie les mata cuando quieren separarse, que ellos pueden tener varias esposas y amantes si les place, y que ellos no sufren mutilaciones, ni casamientos forzosos, ni son tratados como mercancía. Ellos son los que más ganan porque no están obligados a servir a sus compañeras en el hogar y tienen el privilegio de recibir cuidados sin darlos.
Si ponemos en una balanza los dos listados, es obvio que a nosotras el matrimonio no nos compensa ni nos sale a cuenta. Espero que te sirva; un abrazo gigantesco.