Si no es mutuo, no funciona
Merche, creo que te pasa un poco lo que nos pasa a todas: el mito romántico nos ha hecho creer que el amor todo lo puede, y nos pide que amemos sin esperar nada a cambio, aunque en realidad todas necesitamos recibir amor y cuidados. Parece que amar a alguien con total entrega es un acto de generosidad, pero en realidad es también un acto de egoísmo: en el fondo lo damos todo para poder recibirlo todo, y nos sentimos muy frustradas si las personas a las que amamos se aprovechan de nuestros sentimientos para recibir sexo y cuidados. Nos han hecho creer que lo único que podemos hacer las mujeres es amar y esperar sentadas a que nos amen, aunque duela. Entonces hay que romper con esta idea porque lo cierto es que estar en relaciones donde no hay reciprocidad duele un montón y no sirve para nada. Amar sin ser correspondida es una pérdida de tiempo y de energía enorme, un despilfarro total. Por eso es tan importante que aprendas a dosificar el amor que tienes dentro de ti, que no te olvides que la porción más grande del pastel es para ti y para la gente que te cuida y te quiere, y que la pareja no es la relación más importante de tu vida. En realidad, los amores van y vienen, y algunos ni siquiera empiezan, y cuando no empiezan hay que saber retirarse a tiempo. Creo que hay que autorregularse en esto del amor, porque amar sin ser correspondida es demasiado doloroso y no es útil: al empezar una relación, hay que ir con cautela para poder conocerse bien y para ir viendo qué estamos sintiendo cada uno, qué nos apetece a cada uno, y si hay condiciones para empezar una relación, porque a veces no las hay. No merece la pena esperar al milagro romántico: eso solo pasa en las películas. Este milagro es una trampa para tenernos entretenidas y de rodillas frente a un hombre.
En la vida real, no podemos hacer nada para que alguien se enamore de nosotras, pero sí podemos cuidarnos, sí podemos trabajarnos, sí podemos tomar decisiones que nos ayuden a vivir mejor. Piensa que hay mucha gente que no aprecia nada el amor que recibe, y piensa bien dónde pones tu amor, tu tiempo y tu energía, y con quién quieres compartir tu vida. Tú eres dueña de tu amor y eres la responsable de tu salud mental y emocional y de tu cuidado: no desperdicies tu energía y piensa que te mereces poder disfrutar del amor con gente que tenga la capacidad para disfrutarlo.