En algunos países ser activista del cannabis te puede llevar a la cárcel y en otros te condena al ostracismo. Sea como sea ser un activista pro-cannabis es una tarea ingrata pero ¿quién la haría si no?

¿Te apetece ayudar a que se legalice la marihuana en donde vives? Pues aunque no lo creas puedes ayudar haciendo algo más que quejarte y fumar canutos. Es un camino largo, difícil y mal pagado, pero la victoria merece la pena. Tú eliges.

Aprende sobre la cultura cannábica

Infórmate. Mantente al día. Aprende todo lo que puedas sobre la cultura cannábica. El conocimiento es poder y te permite diferenciar entre lo que quieres y lo que no quieres para el cannabis. Te ayuda a descubrir el magufo y a tener criterio propio.

Te diríamos que leas Revista Cáñamo porque nuestra información es de fiar y está o bien contrastada o fue  elaborada por personas de prestigio y credibilidad. Pero, por supuesto, hay más medios que se dedican a la cultura del cannabis. Elige el que más te guste y que no te den gato por liebre.

Conoce a los activistas que están en tu área de influencia

Una persona nunca es una isla. En el caso del cannabis, como en tantos otros, la unión hace la fuerza. España cuenta con multitud de clubes sociales que pese a estar en el limbo legal son, por lo general, un refugio seguro para estar con otras personas que comparten el gusto por el cannabis.

Además de los clubes cannábicos uno puede asistir a las asociaciones pro cannabis o las de pacientes de marihuana medicinal. Hay un mundo de activistas ahí fuera.

Que el mensaje llegue a los medios

Las Redes Sociales son un hervidero de horror pero son tan imprescindibles como el respirar: si quieres que tu mensaje llegue la mejor manera es difundirlo por las redes. Los medios tradicionales siguen teniendo mucho impacto social pero las ideas que están cambiando la forma de pensar están en las redes.

Pese a que el ciberactivismo tiene mucho de pose y comodidad es cierto que es una manera de colaborar por la legalización sin los inconvenientes de un activismo más “real”.

Habla con los políticos

Según el país donde estés que un político te haga caso es más o menos complicado. En España no es difícil reunirte con alguien encargado del área de donde vives pero es muy complicado que esa reunión pueda ser fructífera. Llegar hasta el Parlamento es una tarea tremendamente ardua e incluso las asociaciones con mayor tejido organizativo cuelan con cuentagotas los temas que quieren que se traten en el Congreso de los diputados. No por ello uno debería desfallecer: tal vez sea necesario darles más la turra porque para eso les pagamos todos.

Vota

Si se da el caso de que exista un referéndum para pedir la legalización (cosa que en España dudamos que suceda) ve a votar. No lo pienses: Vota. Si es difícil que los políticos cambien algo si, al menos, proponen una votación no te quedes en casa, idiota. No vayas con un discurso ácrata sobre los poderes democráticos, al menos una votación sí que puede cambiar las cosas. VOTA.