Mucha gente se pasó al vapeo para evitar las consecuencias de fumar. Pese a que fumar cannabis o tabaco difiere sustancialmente ambos comparten los mismos radicales libres cuando se queman.

Pero algunos de los cartuchos de aceite cannabico que se usan en los cartuchos de los vaporizadores también comparten los mismos radicales libres que se pretenden evitar. Vapear consiste en calentar el aceite y no en quemarlo lo que evitaría, en principio, cualquiera de las toxinas que produce una combustión.

En las mezclas que se hacen con los aceites puede uno encontrar algunos agentes que son potencialmente dañinos. Esto no quiere decir que lo sean a corto plazo o de forma inmediata, estamos hablando del mismo tipo de daño que produciría el tabaco, por ejemplo.

Un estudio del Instituto de Investigaciones sobre la Marihuana de Colorado del 2017 investigó sobre los subproductos que se encuentran en los aceites que solo se manifiestan al calentarlo. Entre ellos está la Glicerina vegetal, Propilenglicol, Polietilenglicol y cadenas medias de triglicéridos. Al calentarse por encima de los 230 grados se encontraron con componentes dañinos como el formaldehido, acetaldehído o la acroleína.

Aparentemente los fabricantes de aceites están huyendo de estos productos para evitar que en un futuro haya mayores problemas. En concreto están volviendo a poner la vista en los terpenos que tienden a hacer el aceite menos denso y mejoran el sabor. Otros están procesando el aceite mediante destilación para producir un aceite lo suficientemente denso para que pueda ser vapeado sin la necesidad de añadir aditivos.

Antes de comprar n aceite comprueba que si contiene Propilenglicol y/o Polietilenglicol 400. De ser así tal vez quieras buscar productos alternativos que utilicen terpenos.