Lo bueno y lo malo que tiene el capitalismo es que todo es susceptible de ser capitalizado, comprado o vendido. En este caso la pequeña startup de Monterrey, (California, EE.UU) ha dispuesto, para aquel que quiera, trasfusiones de plasma de adolescente o joven adulto por 8000$.

La empresa se jacta de que las personas que han recibido un tratamiento con su sangre se “sienten más jóvenes”. No seremos nosotros los que os quitemos la ilusión de meteros sangre de adolescente por el módico precio de 8000$ pero la idea de que tomar la fuerza (aquí llámelo “juventud” si quiere) de otro ser mediante un acto alimenticio es una falacia rebatida por la ciencia desde hace mucho tiempo. Si así fuese tendríamos colas de gente rica y rebaños de adolescentes dando su sangre para que los ricos vivan eternamente. Ahora bien, los vampiros ricos agradecerán la propuesta de Ambrosía. La empresa asegura que les ha quitado el cansancio crónico a algunas personas… 

Aunque existen algunos estudios que tratan de probar si la sangre joven ayuda a las personas con Alzheimer o que han sufrido algún infarto cerebral, no hay ninguna evidencia de lo que Ambrosía quiere vender con su producto. De hecho, no es de extrañar que algunas personas llamen a esto “timo”. 

En efecto, Ambrosía ha llevado a cabo estudios con su sangre que avalan los resultados que prometen. Sin embargo, estos estudios los ha hecho la propia empresa y sus accionistas, lo que no ofrece demasiada seguridad. De hecho, se vende el producto mientras “se prueba”. Esto sirve para que la empresa pueda distribuir su producto sin que la Food and Drug Administration pueda intervenir. 

“El problema es que no hay evidencias que sugieran que una infusión de plasma que venga de un joven haga rejuvenecer a un mayor,” dice Irina Conboy de la Universidad de Berkeley. Además lo que ofrece Ambrosía tampoco tiene ningún grupo de control adecuado que pruebe las conclusiones. 

Nos da la impresión que solo a los vampiros les funciona esto de ser joven con la sangre de otro. En fin, que mejor ahórrense los 8000$ y gástenlos en marimba y en la Revista Cáñamo, que de seguro sacan mayor provecho.