El cáncer mamario es común en perras que no han sido esterilizadas y se comporta de forma similar al cáncer de mama en humanos. Se estima que una de cada cuatro a siete perras sin esterilizar desarrollará tumores en las mamas y de esos casos, más de la mitad serán malignos. Por eso, muchos equipos de investigación están buscando tratamientos menos tóxicos y más específicos que la quimioterapia tradicional.

Para lograr aplicar el CBD de forma efectiva, sin recurrir a solventes agresivos como el alcohol, los investigadores desarrollaron una nanoemulsión (CBD-Nem) que es una mezcla muy fina de gotas de aceite suspendidas en agua. Esta tecnología permitió encapsular el CBD y facilitar su uso en condiciones más seguras. Además, lograron que la mezcla se mantuviera estable durante varios meses y que liberara el compuesto de forma lenta y sostenida, algo clave para mantener sus efectos por más tiempo.

La formulación se probó en dos líneas de células de cáncer mamario canino. Los resultados fueron alentadores porque el CBD redujo la cantidad de células cancerosas vivas, impidió que formaran colonias nuevas y provocó que muchas de ellas murieran. También disminuyó su capacidad para moverse e invadir otros tejidos, que son pasos clave para que el cáncer se disemine. Para confirmar la seguridad del tratamiento, también se analizaron células sanas y se observó que el daño era mucho menor en ellas.

A pesar de estos buenos resultados, el estudio fue realizado en laboratorio, no en animales vivos. Por eso, las y los científicos aclararon que todavía se necesitan muchas pruebas antes de pensar en usar esta nanoemulsión como tratamiento real. De todas formas, el hallazgo destaca el potencial que tiene el CBD en usos veterinarios clínicos, especialmente cuando se aplican con tecnologías que mejoran su efectividad.