Un hallazgo en Chavín de Huántar revela que hace más de 2.500 años ya se usaban sustancias psicoactivas en rituales andinos. Aunque existen registros anteriores, como el consumo de coca en el Alto Zaña hace 8.000 años, este caso destaca por su contexto ceremonial cerrado y la combinación intencionada de varios psicodélicos.
Así se destaca en el estudio publicado, en mayo de este año, en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), una de las principales revistas científicas internacionales, donde arqueólogos dieron cuenta del hallazgo de una cámara ceremonial sellada bajo el templo de Chavín, que contenía 23 artefactos rituales entre los que se cuentan cucharas de concha, tubos de hueso de ave, morteros y pigmentos minerales.
El análisis de residuos reveló la presencia de compuestos como bufotenina, DMT (dimetiltriptamina) y nicotina, asociados a plantas como la vilca (Anadenanthera colubrina) y variedades silvestres de tabaco. Para ello se utilizó cromatografía, una técnica que permite separar y detectar sustancias químicas en muestras mínimas, lo que resulta clave para identificar rastros de psicoactivos en objetos arqueológicos.
Tubos tallados en huesos huecos y utilizados para inhalar tabaco y vilca alucinógena, encontrados en Chavín de Huántar.
El hallazgo sugiere un uso ceremonial altamente estructurado. La ubicación sellada y subterránea de los objetos indica que el acceso al ritual estaba restringido, posiblemente reservado a figuras de poder espiritual dentro de la cultura Chavín. El equipo autor del estudio –liderado por los investigadores John Rick y Christine Moore– plantea que estas ceremonias servían para inducir estados alterados de conciencia que reforzaban el poder simbólico y político del sacerdocio.
El descubrimiento aporta evidencia directa del uso de sustancias psicodélicas en los Andes preincaicos, en un marco que combina conocimiento botánico, simbolismo religioso y estructura social. Además, plantea un antecedente relevante para comprender la continuidad del uso ritual de enteógenos en América del Sur, donde aún hoy diversas comunidades indígenas conservan estos saberes.
Estos hallazgos nos invitan a cuestionar los juicios actuales sobre el uso de sustancias psicoactivas. Lo que en muchas culturas fue una vía legítima de conocimiento y sanación, hoy suele verse como "uso problemático". Pero la historia muestra que el vínculo entre humanidad y enteógenos es profundo y no merece ser estigmatizado.
En un contexto global marcado por las políticas prohibicionistas, la arqueología ofrece claves valiosas para comprender la dimensión atávica de estas prácticas y, al mismo tiempo, nos recuerda el derecho a decidir cómo, cuándo y por qué nos relacionamos con los estados de conciencia.
Cámara ceremonial sellada bajo el templo de Chavín, que contenía 23 artefactos rituales entre los que se cuentan cucharas de concha, tubos de hueso de ave, morteros y pigmentos minerales.
