La Asociación Americana del Corazón acaba de presentar en una convención científica en Nueva Orleans un documento en el que advierten sobre que le consumo activo de marihuana puede duplicar el riesgo de cardiomiopatía por estrés, lo que se conoce como debilidad del músculo del corazón.

Deberíamos preocuparnos... Bueno, no mucho. De hecho, el informe huele bastante mal.

Según este estudio, las personas que consumen de manera continuada marihuana pueden duplicar la posibilidad de sufrir un una cardiomiopatía por estrés, una extraña reacción en el comportamiento del corazón que está relacionado con uno de los músculos que menos utiliza en corazón. Cuando este músculo falla se produce una reacción similar a la de un ataque al corazón. El estudio se realizó también con personas con propensión detectada a este síndrome y el resultado fue similar. No se especifica si al hablar de “marihuana” se refieren a “fumar marihuana”. 

“Los efectos de la marihuana, especialmente en el sistema cardiovascular, no son bien conocidos todavía. Con su creciente disponibilidad y legalización en algunos estados, la gente necesita saber que la marihuana puede ser perjudicial para el corazón y los vasos sanguíneos en algunas personas”, señala Amitoj Singh, coautor del estudio y jefe de Cardiología de la Universidad San Lucas en la Red de Salud en Bethlehem (Pensilvania, EE.UU). 

Ojo, la cardiomiopatía no es un ataque al corazón, solo lo parece: produce debilitamiento, nauseas, dolor y falta de aire y, en el peor de los casos desmayo. Siempre puede haber algún caso de personas que tengan el corazón muy sensible y tal vez pudiera llegar a fallecer, pero por lo general no es tan peligrosa como el paro cardiaco. Solo el 2,4% en el caso de los marimberos y 0,6% en las personas que no consumen. 

El estudio tiene además algún que otro elemento que lleva a la sospecha: se habla de que los consumidores de marihuana tuvieron más probabilidades de padecer antecedentes de depresión (32,9 frente a 14,5 por ciento), psicosis (11,9 versus 3,8 por ciento), trastorno de ansiedad (28,4 frente a 16,2 por ciento), alcoholismo (13,3 versus 2,8 por ciento), consumo de tabaco (73,3 por ciento en comparación con 28,6 por ciento) y abuso múltiple de sustancias (11,4 por ciento frente a 0,3 por ciento), situaciones estas que, por lo general, ya han sido descartadas en otros estudios.

La insistencia de Shail Agrawai en que los estudios deben continuarse y replicarse es un indicio de que, o bien los resultados son dudosos, o bien que necesitan financiación. Ahora que la marihuana está de moda en EE.UU muchas universidades se están subiendo al carro de la investigación (un tanto dudosa) debido necesitan que entre dinero como agua de mayo y demasiadas empresas necesitan posicionarse en el mercado, que, por lo general, son las que tienen el dinero.