La mayor parte de los negocios centrados en la marihuana están dirigidos por blancos, lo que nos lleva hasta una posición de reducir las oportunidades para las personas de color que quieran dedicarse a este tipo de emprendimiento. Aunque este estudio se centra en Denver (Colorado), ya se viene advirtiendo desde 2016 que la adquisición de licencias tanto para empresas como para dispensarios beneficiaba enormemente a los blancos. Si tenemos en cuenta la proporción de personas negras que solicitaron licencia y las que lo han conseguido, el número resultaba demasiado bajo.

Los datos son bastante contundentes. Según el Estudio de Oportunidades de Empleo y Negocios de Cannabis de Denver, el 74.6% de los propietarios de negocios de cannabis con licencia dentro de los límites de la ciudad y el condado son blancos, al igual que el 68% de los empleados.

Los residentes hispanos, latinos y españoles representan el 12.7% de los dueños de negocios de cannabis y el 12.1% de los empleados de la industria, mientras que los residentes afroamericanos representan el 5.6% de la propiedad y el 5.9% de los empleados de la industria. Si se compara con los datos de población, aproximadamente el 30% de la gente que vive en el condado de Denver es hispano o latino y aproximadamente el 10% es negro o afroamericano, según las estadísticas de 2019 de la Oficina del Censo de EE.UU. ¿Falta de diversidad y de representación teniendo en cuenta el volumen de personas que viven en Denver que se incluyen dentro de esas etnias? Desde luego. Si miramos a otras etnias más minoritarias ni siquiera entran en las estadísticas: no hay ni propietarios ni trabajadores asiáticos, indios o nativos americanos dentro de la industria del cannabis.

En un mundo en el que un negro tiene 1.5 más posibilidades de ser arrestado por posesión de marihuana que un blanco, la industria también debería reflexionar sobre a quién se está volviendo a privilegiar en el juego de las etnias.