Un caso insólito sacudió al estado de Goiânia, en Brasil, cuando un consumidor de marihuana, frustrado por un trato fallido con su proveedor, recurrió a las autoridades policiales. En un giro sorprendente, el comprador presentó una denuncia después de que el traficante no le entregara los 30 gramos de marihuana por los que había pagado R$ 210 (38 euros). El hecho pone en evidencia los límites legales y morales de las relaciones entre consumidores y vendedores de drogas ilícitas en el país.

El incidente, ocurrido a finales de febrero de 2025, comenzó cuando el consumidor pactó la compra mediante WhatsApp. Tras realizar el pago, el proveedor desapareció, dejándolo sin el producto acordado. El afectado, apelando a la "buena fe", acudió a la policía, argumentando que, a pesar de lo ilegal del intercambio, esperaba que se respetara el trato.

El delegado Humberto Teófilo, encargado de la investigación, calificó el caso de “increíble” y destacó que, durante sus 15 años de carrera, nunca había enfrentado algo similar. Según Teófilo, la transacción no constituye un fraude, ya que no hay una relación comercial legítima entre el consumidor y el traficante, lo que deja al comprador en una posición vulnerable ante la ley. De hecho, el denunciante podría ser acusado de proporcionar información falsa sobre un delito, conforme al artículo 340 del Código Penal.

Aunque el Supremo Tribunal Federal (STF) despenalizó la posesión de hasta 40 gramos de marihuana para uso personal en 2024, el tráfico sigue siendo un delito grave. Este caso refleja la complejidad de la situación legal en Brasil, donde la despenalización parcial no elimina la criminalización de la venta de sustancias.