El estudio, publicado en la revista Frontiers in Aging Neuroscience, fue realizado por un equipo de la Universidad de Lethbridge y la Universidad McGill. Durante el experimento, ratones C57 de 14 meses de edad –una etapa equivalente a la mediana edad en humanos– recibieron dosis orales diarias de CBD hasta los 21 meses. Los resultados muestran mejoras significativas en tareas cognitivas asociadas con la memoria de reconocimiento y la orientación espacial.

Las pruebas conductuales incluyeron el reconocimiento de objetos nuevos (NOR) y el laberinto de Morris, un estándar en estudios de memoria espacial. En ambas pruebas, los ratones tratados con CBD superaron a los del grupo control, explorando objetos nuevos con mayor interés y recordando mejor la ubicación de plataformas sumergidas. Estos efectos se observaron sin cambios en las habilidades motoras, como la coordinación o el equilibrio.

A nivel celular, el tratamiento redujo marcadores de inflamación cerebral. En el hipocampo, los niveles de astrocitos disminuyeron significativamente. En la corteza prefrontal medial, también se observaron menores niveles de microglía activa. Estas áreas del cerebro están vinculadas a funciones cognitivas esenciales que tienden a deteriorarse con la edad.

Sin embargo, el CBD no tuvo efecto sobre todas las funciones cerebrales evaluadas. No se registraron cambios significativos en el volumen del hipocampo, la densidad de neuronas colinérgicas ni en la respuesta de miedo contextual. Esto sugiere que el cannabidiol actúa específicamente sobre circuitos relacionados con la memoria y la inflamación, sin alterar otras funciones neurológicas.

Aunque los resultados no se pueden extrapolar directamente a humanos, este estudio aporta evidencia prometedora sobre el potencial del CBD como suplemento preventivo en el envejecimiento cognitivo. En un contexto donde las opciones terapéuticas para el deterioro mental asociado a la edad son limitadas, los cannabinoides podrían representar una vía complementaria.