El activismo cannábico en Australia ha fracasado en múltiples intentos por lograr que sus representantes legislativos aprueben una regulación integral sobre los usos y la producción de la planta. Sin embargo, además de otorgar derechos a la ciudadanía, esta medida generaría importantes recursos económicos. De hecho, las autoridades políticas ya están al tanto. Recientemente, la Oficina de Presupuesto Parlamentario estimó que la legalización podría generar ingresos superiores a 700 millones de dólares (640 millones de euros) para el país.

Esta proyección forma parte de un nuevo plan de legalización propuesto por el Partido Verde australiano, en el que se sostiene que dichos ingresos se obtendrían en un plazo de tres años tras la implementación de la normativa, gracias a los impuestos aplicados a la industria del cannabis. “Esto es solo una parte de la transferencia de riqueza de las bandas de motociclistas y el crimen organizado al público y a los negocios legítimos cuando legalicemos el cannabis recreativo. También es dinero nuevo que puede invertirse en escuelas, hospitales y en la acción climática”, afirmó el partido en un comunicado oficial.

Por su parte, el senador David Shoebridge, principal impulsor de la iniciativa, aseguró que ya se han resuelto los detalles de redacción del proyecto de ley y que “ahora es el momento de hacer realidad el cannabis legal”.

En noviembre pasado, Shoebridge presentó un proyecto similar para legalizar el cannabis en el país, pero el Senado lo rechazó. Ahora intentará que la iniciativa vuelva a ser debatida en el recinto, con la esperanza de que el monto potencial de recaudación resulte atractivo para la clase política, que hasta el momento se ha mostrado intransigente respecto a la regulación integral de la marihuana.