Si eres negro y vives en Inglaterra ya sabrás que tienes un problema parecido al de cualquier minoría en cualquier parte del mundo: la policía te va a tener el punto de mira.

En Inglaterra, para ser preciosos, te paran hasta ocho veces más para saber si estás traficando marihuana u otro tipo de sustancia ilegal. ¡Ocho veces más!

Incluso una comisión de la policía ha mostrado su preocupación por la forma de actuar de los agentes. No es posible, entiende esta comisión, que se detenga y se persiga en mayor medida a los negros de Inglaterra sin que exista un motivo más allá de sospechas infundadas.

Se podría decir: “bueno pero se les para y registra y luego llevan droga. Por tanto, tampoco está tan mal”. Primero, un estado de derecho no debería tratar a sus ciudadanos como delincuentes por defecto pero, supongamos que aceptamos esto: resulta que el 26% de los negros a los que se registra porta alguna sustancia estupefaciente, ¡pero es que en el caso de los blancos es un 33%! Es decir, ¡parando a menos blancos más porcentaje de ellos llevan droga encima que los negros! No existe motivo más allá de la discriminación.

Esta comisión reconoce que estas medidas producen un efecto de desconfianza en la gente: “Descubrimos que los individuos y las comunidades están volviéndose más cínicos con las fuerzas de la ley. A menudo las ven como perseguidores en lugar de como protectores. Esto es resultado de nuestras políticas anti-droga las cuales caen inherentemente sobre un perfil racial y clasista. Sabemos de sobra que los negros no consumen más drogas que los blancos, pero ponemos mucho más énfasis en perseguir de las minorías étnicas”.

Esta comisión concluye que el paso  natural para evitar esto pasa por la descriminalización del cannabis o que el mero hecho de oler a cannabis sirva como excusa para detener y registrar a un ciudadano.