La policía de Massachusetts se acaba de cubrir de gloria. Seguramente les den la medalla al valor por su increíble redada en la que incautaron una planta a un octogenaria de Amherst.

Margaret Holcomb tenía una pequeña planta de marihuana en su parcela de Amherst. La cultivaba para tratar su artritis y el galucoma que padece. La mujer de 81 (insitimos mucho en la edad: 81 años) cuidaba de la plantita en una parra para plantas de frambuesas, en su recinto, y perfectamente diferenciado del resto de parcelas. 

La sorpresa para Tim Holcomb, el hijo de Margaret, fue mayúscula cuando un helicóptero de la policía se detuvo encima de su parcela y los agentes comenzaron a descender del vehículo mediante cuerdas, al más puro estilo SWAT. Holcomb aseguró que fue “bastante terrorífico”. No es de extrañar, en un país que por menos te pegan un tiro, Tim pudo ver cómo la policía llegaba a su parcela, cortaba la planta y se la llevaba como si hubiese sido una operación contra Bin Laden. Por fortuna, Margaret no estaba en casa en ese momento. 

La policía se escudó en que como Margaret carece de licencia de venta ellos podían entrar en la parcela y arrebatar el producto. Debía ser buena mota para lanzarse desde tan alto. Su hijo Tim ni siquiera tuvo oportunidad de pedirles la orden de registro. Según comenta David Procopio, portavoz de la policía, “Los agentes siempre se identifican y les explican a los propietarios el propósito de la visita, por qué es ilegal cultivarlas y incautan las plantas.” 

Sin embargo, la jefatura de policía local de Armherst no fue advertida de la operación policial, tampoco el fiscal del distrito. 

Mientras todo este asunto se arregla, Margaret debe pedir de nuevo su tarjeta de paciente para poder recibir marihuana medicinal. Cosa que no es seguro que le concedan. Asegura que, pese a los riesgos, lo más probable es que plante otra. 

Vaya trabajo policial.