En los últimos años, la industria cannábica estadounidense ha expandido su catálogo de productos hacia formatos cada vez más segmentados. Los mini-joints –porros prearmados que contienen entre 0,25 y 0,5 gramos de cannabis– han ganado espacio en  dispensarios y plataformas de venta legal en Estados Unidos.

Su presentación en el mercado como alternativa individual y lista para llevar, ha captado el interés de consumidores ocasionales y frecuentes. Según el sitio especializado Leafly, los mini-joints destacan por su portabilidad, discreción y control de dosis, elementos que se alinean de mejor forma con un consumo más preciso.

Esta tendencia parece alinearse con la aparición de bebidas con bajo contenido de THC, comestibles dosificados y otros formatos diseñados para principiantes o consumidores moderados. Al mismo tiempo, la popularidad de los mini-joints revela una jugada de marketing que destaca en una cultura donde el exceso ha sido históricamente la norma.

No obstante, la presentación y promoción de estos cigarros de marihuana prearmados como alternativa más sana a la hora de fumar, plantea interrogantes sobre cómo la industria traduce prácticas básicas en productos con valor añadido y naturaliza una demanda que antes no existía y que respondía al sentido común.

Dicho lo anterior y aunque aún faltan estudios específicos sobre el impacto de los mini-joints en los patrones de consumo, este formato tiene un punto a favor, facilitando la transición hacia prácticas basadas en el principio de "menos es más" desde donde se puede mejorar paulatinamente la tolerancia al cannabis.

El surgimiento de esta tendencia también refleja cómo la cultura de la marihuana legal se transforma para incorporar nociones de autocuidado, portabilidad y consumo personalizado. Sin embargo, y como ocurre en otros ámbitos del consumo actual, la frontera entre práctica saludable y estrategia comercial sigue siendo difusa.