La Patagonia argentina acaba de hacer historia con la primera cosecha experimental de cáñamo industrial en la era moderna. Impulsado por la Fundación Gen en colaboración con gobiernos municipales y actores privados, este cultivo marca un hito que podría redefinir el futuro productivo del sur del país.

El proyecto se desarrolló en dos parcelas: una en Mari Menuco, provincia de Neuquén —zona hasta ahora más asociada a los hidrocarburos que a la agricultura— y otra en General Roca, corazón frutícola del Alto Valle de Río Negro. Mientras la primera apunta a la reconversión de tierras marginales, la segunda capitaliza décadas de experiencia agrícola e infraestructura consolidada.

“Este cultivo podría convertirse en un pilar fundamental de nuestra economía local”, declaró María Emilia Soria, intendenta de General Roca, quien respaldó la iniciativa. La Fundación Gen procesó el material en sus propias instalaciones, utilizando maquinaria compartida con el municipio. Las semillas se destinarán a aceites y derivados, mientras que los tallos se transformarán en materiales de construcción sustentables.

La demanda global de cáñamo y la apertura del marco regulatorio argentino sugieren que el país podría posicionarse como un actor relevante en la industria. La Patagonia, con sus amplios territorios y vocación productiva en evolución, parece estar lista para el desafío.

Si bien esta cosecha y procesamiento de cáñamo es un hito para Argentina, no se trata de la primera vez que sucede en el país. Hasta la década del 70, en Jáuregui, funcionó la empresa Linera Bonaerense que se dedicaba a la producción de cáñamo. Además, existen otros proyectos privados como León Verde, una cooperativa encargada de registrar la primera variedad de cannabis en Argentina y que ahora está cultivando cáñamo.