Desde que en julio del año pasado el Ayuntamiento de Barcelona ordenó la clausura de treinta Clubes Sociales de Cannabis, no ha habido grandes novedades para las asociaciones de la capital catalana. El aire que se respira es el de una tensa calma, como si el activismo supiera que tienen puesta la mira sobre ellos. Y no están equivocados. Resulta que Albert Batlle, teniente de alcalde de Prevención y Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona, ha reiterado su intención de poner fin a la cultura de la planta.

En una reciente entrevista realizada por El País, Batlle se mostró muy cómodo hablando de seguridad, su tema predilecto. En este sentido, abordó el objetivo de la reducción de la reincidencia, el incivismo y acabar con las asociaciones cannábicas. Ante la pregunta de los periodistas Miguel Noguer y Alfonso Congostrina sobre si se está consiguiendo el objetivo de acabar con los clubes cannábicos, el alcalde de Barcelona respondió tajante. “Los clubs cannábicos no tienen espacio en Barcelona y no hay diálogo posible con ellos. Es una actividad que no queremos en la ciudad”, dijo sin lugar a la repregunta e ignorando por completo el hecho de que que las asociaciones cannábicas son un actor político relevante en la ciudad. Incluso, han sido reconocidas por la Generalitat de Catalunya por su labor en la reducción de daños por el consumo de sustancias. 

Hasta el momento, las principales organizaciones cannábicas de Barcelona no han respondido públicamente a las nuevas amenazas de Albert Batlle de cerrar los clubes sociales de la ciudad.