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Hoy hace un mes que murió Jonathan Ott

Referente mundial en la investigación etnobotánica, Jonathan Ott falleció el 3 de julio en Xalapa (México), a los 76 años, dejando un legado fundamental para el entendimiento científico y cultural de los enteógenos

Jonathan Ott nació en 1949 en Hartford, Connecticut (EE UU) y dedicó su vida al estudio y difusión de las sustancias psicoactivas desde una perspectiva científica, cultural y política. Etnobotánico, químico y escritor, Ott popularizó el término enteógeno (etimológicamente, “alumbrar un dios interior”), un neologismo propuesto en un artículo en 1979 por Carl A. P. Ruck, J. Bigwood, D. Staples, R.G. Wasson y el mismo Ott, hoy ampliamente aceptado para referirse a las sustancias que inducen estados modificados de consciencia utilizados en contextos rituales y terapéuticos. Fue colaborador de Robert Gordon Wasson, Albert Hofmann y Richard Evans Schultes y en Cáñamo tuvimos la suerte de contar durante años con sus artículos.

Su obra Pharmacotheon, drogas enteogénicas, sus fuentes vegetales y su historia es considerada una enciclopedia fundamental sobre plantas y compuestos psicoactivos, detallando más de mil especies vegetales y sus usos tradicionales, químicos e históricos. En español también se pueden encontrar títulos como Análogos de la ayahuasca –donde, además de tratar sobre la historia y farmacología de la ayahuasca, hace un erudito repaso de las plantas que contienen triptaminas e IMAOs con las que se pueden confeccionar bebedizos análogos al de uso tradicional– o Pharmacophilia o los paraísos naturales, ensayo en el que desmonta la falacia de Baudelaire cuando éste llamó paraísos artificiales a los estados alterados inducidos por las drogas, y defiende que, en realidad, son paraísos naturales. Ott tradujo además textos esenciales al inglés, entre ellos LSD: My Problem Child, del descubridor del LSD, Albert Hofmann.

Muere Jonathan Ott, pionero en el estudio de los enteógenos
Jonathan Ott, en octubre de 2022, en el Campus Can Benet Vives (España), donde impartió un curso dentro del máster Itinerario de Formación Personal y Profesional sobre estados expandidos de consciencia. Foto de Miguel Castejón.

Durante casi cinco décadas, Ott vivió y trabajó principalmente en México, donde mantuvo un laboratorio de productos naturales y un jardín botánico dedicado a la investigación etnobotánica. En 2010 sufrió la destrucción de su casa y laboratorio debido a un incendio provocado, incidente que lo marcó profundamente.

Amigos y colegas destacaron su generosidad, inteligencia y sentido del humor, recordándolo como una figura central de una época en la que el estudio de los enteógenos se asociaba a la sabiduría y no al lucro. Su enfoque siempre crítico hacia las políticas prohibicionistas lo convirtió en un referente obligado para quienes defienden la despenalización y el uso responsable de drogas. En palabras del antropólogo Josep Maria Fericgla: “Con él no sólo se ha marchado el mejor etnobotánico del mundo especialista en plantas psicoactivas, sino que también nos hemos quedado sin uno de los mejores representantes de otra época en la que el mundo de los enteógenos era un espacio de generosidad y de sabiduría, no un negocio lucrativo más”.

Muere Jonathan Ott, pionero en el estudio de los enteógenos

En una foto de Harrod Blank en la Millennium Mushroom Conference de Breitenbush, Oregón, 1999.

El etnofarmacólogo Dennis McKenna recordó que “Ott era cualquier cosa menos un etnofarmacólogo de sillón”, y resumió el valor de un investigador psiconauta: “En el espíritu de Sasha Shulgin, Ott investigó activamente las propiedades de las oscuras plantas y preparaciones psicodélicas (o enteogénicas como él preferiría), documentando cuidadosamente los resultados de sus estancias en los límites exteriores de la psicofarmacología enteogena, usando su propio cuerpo como laboratorio de pruebas”. Y se despedía con estas palabras: “Jonathan Ott ha dejado ahora este avión corpóreo y ha tomado el lugar que le corresponde en el panteón de luminarias psicodélicas. Él y su trabajo serán recordados por mucho tiempo. Y se le extrañará”.

Según reveló Ott hace un par de años, tenía terminado un libro sobre la inspiración literaria titulado Palabras Mudas. Siempre inquieto y creativo, también comentó querer recuperar un proyecto que dejó a medias sobre la creación literaria de adictos y alcohólicos, Pharmacomanía o el señor Jekyll y el doctor Hyde, con el que habría completado una trilogía, junto a su Pharmacotheon y su Pharmacophilia.

En la última entrevista que dio para la revista Cáñamo, Ott insistió en defender el derecho al libre uso de sustancias como un aspecto fundamental de la libertad individual, considerándolas parte integral de la alimentación y la experiencia humana. Ott no sentía entusiasmo por la pasión reguladora, su apuesta política era la de derogar la prohibición y que el Estado solo actuara para garantizar la pureza e identificación de las drogas. La muerte de Jonathan Ott no solo marca la pérdida de un investigador excepcional, sino también el final de una época de espíritus libres, en el que, con gran apertura intelectual, científica y cultural, personalidades singulares como él supieron lidiar contra el abuso de la prohibición defendiendo con su ejemplo el derecho al uso de las drogas como camino hacia la libertad y el autoconocimiento.

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