El cannabis, como cualquier otra planta de uso humano, puede contener distintos tipos de contaminantes que pueden llegar a causar problemas de salud si no se controlan adecuadamente. Desde los metales pesados hasta los pesticidas, pasando por la contaminación por bacterias y hongos, hay un amplio abanico de compuestos que pueden afectar la calidad final del cannabis y que deben ser evitados en la medida de lo posible.
En este vídeo recién publicado de la Fundación Canna se explican de forma breve y didáctica los tipos más frecuentes de contaminantes y las formas correctas de prevenirlos y evitarlos. La ausencia de regulación del cannabis en España y otros muchos países provoca que la mayoría de quienes quieren acceder a la planta y sus derivados se vean obligados a comprarla en el mercado ilegal, sin saber si lo que compran es apto para el consumo, o si, por el contrario, contiene una cantidad de contaminantes que puede provocarles problemas a largo plazo.
Si el cannabis fuese un producto regulado, los productos puestos a la venta en los circuitos comerciales podrían analizarse cómo se analizan a día de hoy otros vegetales de uso humano. Aunque la contaminación es un problema para cualquier usuario de cannabis, en el caso de las personas que usan la planta por motivos medicinales los riesgos derivados de consumir un producto contaminado son aún mayores.
Un pequeño estudio realizado en Madrid concluyó que más de la mitad de la marihuana que se puede adquirir en las calles de la capital española no es apta para el consumo. El farmacéutico y doctor en ciencias de la salud Manuel Pérez Moreno recogió muestras de cogollos de cannabis a vendedores callejeros de la ciudad y luego analizó las muestras encontrando que el 62,5% de las muestras analizadas no eran aptas para consumo por la presencia de contaminantes.
