Vamos a empezar con una de las mejores exquisiteces que el cannabis nos puede ofrecer. El Santo Grial cannábico, una extracción mecánica que puede dejar atrás a las mejores extracciones químicas, pero que, a la vez, es difícil de obtener y sobre todo de conservar.

Esta delicia para sibaritas hace un tiempo que se ha puesto de moda con el sobrenombre de Full Melt (la traducción literal sería ‘fusión completa’), debido a que al estar las glándulas hidratadas el resultado final es mucho más meloso y aceitoso que cuando trabajamos con materia vegetal seca. Esta manera de extraer la esencia da un hash al agua más aromático, pegajoso y realmente apetecible. Al igual que comemos con los ojos, no hay que olvidar que también fumamos con los ojos.

El proceso es muy parecido al de hacer hash al agua (ice-o-lator, bubble hash...), pero trabajando con materia vegetal que esté fresca (recién cosechada) y congelada (Fresh Frozen). Es un proceso cien por cien seguro, que no requiere de ninguna medida de seguridad específica. El único problema y por el que la mayoría de los cultivadores no pueden hacerlo es porque requiere tener preparado un espacio relativamente grande en el congelador, debido a que la materia vegetal fresca ocupa mucho volumen, y apretándola en bolsas en el hueco del congelador de casa solo conseguiremos que los tricomas se peguen entre ellos y baje el rendimiento de nuestra extracción dramáticamente. Lo ideal sería disponer de un arcón congelador, y en el momento de la cosecha ir colocando los cogollos o restos de manicura en una bandeja grande que cubriremos con una bolsa de plástico, y que posteriormente introduciremos en el arcón entre 12 y 48 horas antes de empezar el proceso de extracción.