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Empieza la temporada ‘indoor’: diez pasos para montar un interior de éxito

La satisfacción de cosechar nuestros propios cogollos es similar a la de tener un huerto o unas gallinas, pero con la ventaja añadida de que ahorramos mucho más. Además, nos aseguramos que lo que consumimos es de la mejor calidad y no ha sido cultivado con pesticidas peligrosos.

Empieza la temporada ‘indoor’: diez pasos para montar un interior de éxito
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Los armarios de cultivo son prácticos y se pueden colocar en casi cualquier espacio.
Los armarios de cultivo son prácticos y se pueden colocar en casi cualquier espacio.

"No germinaremos las semillas hasta que tengamos el espacio de cultivo perfectamente organizado, con todos los elementos montados y funcionando"

El cultivo de interior es la forma más discreta de plantar cannabis siempre que se haga bien y se utilice el material adecuado. Al empezar, es necesario hacer una inversión considerable que, según la calidad de los productos utilizados y el tamaño del cultivo, puede oscilar entre varios cientos y varios miles de euros, pero que se amortizan rápidamente en cuanto empezamos a cosechar y dejamos de comprar marihuana. Deberemos ser pacientes y entender que nos vamos a encontrar con problemas en el cultivo y que los resultados no van a ser perfectos en la primera cosecha, aunque lo más probable es que obtengamos una cantidad razonable de cogollos de calidad bastante buena desde el principio. Es fundamental empaparse bien sobre cómo cultivar y leer algún manual de cultivo o seguir los artículos de Cáñamo mes a mes. Hay que anticiparse a los problemas, ya que es mucho más fácil prevenirlos que arreglarlos una vez aparecen.

La lámpara es, probablemente, el elemento más importante de todo el cuarto de cultivo, ya que provee la energía que las plantas usan para crecer. Las lámparas de ledes se están convirtiendo en la fuente de iluminación preferida de los cultivadores domésticos, porque su consumo eléctrico es considerablemente más bajo que el de las lámparas de alta presión y, además, producen mucho menos calor, por lo que las necesidades de refrigeración del cuarto de cultivo también son más bajas. El principal inconveniente que tienen, eso sí, es que son bastante más caras que las lámparas de alta presión, por eso muchos cultivadores comerciales todavía no las utilizan. Si queremos montar un armario barato para ver qué tal se nos da cultivar y solo planeamos plantar en invierno, escogeremos una lámpara de alta presión para empezar. El gasto inicial será menor, aunque la factura de la luz será más alta, y si decidimos continuar cultivando, probablemente acabemos deseando una lámpara de ledes. Si tenemos el dinero para una lámpara de ledes de calidad, no debemos pensarlo y nos tenemos que acostumbrar desde el principio a cultivar con esa tecnología, no hay duda de que en el futuro será la única existente y el consumo eléctrico es al menos un treinta por ciento menor.

"Las lámparas de ledes se están convirtiendo en la fuente de iluminación preferida de los cultivadores domésticos"

La mejor forma de calcular qué lámpara de ledes necesitamos para nuestro cultivo es tener en cuenta la luz que genera medida en mmol/s PPF. Esta forma de medir la luz es mucho más exacta que los lúmenes o los luxes, puesto que mide la luz que las plantas pueden aprovechar y no la luz que vemos los humanos. Idealmente, en el punto cumbre de la floración, las plantas deberían disponer de entre 500 y 800 mmol/s PPF. Durante el crecimiento necesitan bastante menos, pero como las lámparas de ledes suelen ser regulables siempre se puede reducir la intensidad de la luz o, si eso no es posible, alejarlas de las plantas para que les llegue una luz más leve. A la hora de comprar una lámpara de ledes, mi consejo es que no nos fiemos del espacio que diga el fabricante que podemos iluminar con ella, sino que exijamos saber cuántos mmol/s PPF produce y calculemos nosotros mismos su capacidad de iluminación. Por ejemplo, si una lámpara produce 1.000 mmol/s PPF, dividimos esta cifra entre 500 y nos dará el espacio máximo que debemos cubrir (1.000 : 500 = 2 m2), luego la dividimos entre 800 y el resultado indica el espacio mínimo que se debe iluminar (1.000 : 800 = 1,25 m2); por tanto, una lámpara de 1.000 mmol/s PPF es adecuada para iluminar un espacio de entre 1,25 y 2 m2.

He visto en bastantes ocasiones a cultivadores principiantes que en cuanto deciden que van a cultivar quieren empezar al día siguiente y parecen no tener tiempo de pensar nada: se van a la tienda más cercana (o se conectan a la primera web que encuentran) y compran todo enseguida. Si nunca hemos cultivado cannabis aprovecharemos esa ilusión inicial para informarnos bien, leer opiniones y hablar con gente que ya cultiva. Preguntémosles y escuchemos sus respuestas. La mayoría de los novatos comenten los mismos errores y por los mismos motivos: prisas y el intento de evitar lo que les parece más complicado, como instalar una buena extracción que saque el aire caliente a la calle o buscar un filtro de ósmosis que asegure una buena calidad de agua para regar. Los errores y las prisas se pagan caros, los problemas que aparecen cuando el armario de cultivo está lleno de plantas en floración son mucho más difíciles de arreglar que cuando está vacío.

Mi consejo es que no germinemos las semillas hasta que tengamos el espacio de cultivo perfectamente organizado, con todos los elementos montados y funcionando: armario, extractor, filtro de carbón, lámpara con su programador para encenderla y apagarla a las horas convenidas, ventilador, termómetro/higrómetro, macetas, tierra, abono líquido. Hay que dejarlo todo en marcha durante al menos dos o tres días, con la luz encendida, los extractores y ventiladores funcionando y revisaremos la temperatura interior varias veces al día, apuntándola en un papel para no olvidarla. Es importante fijarse en el ruido, tanto por el día como por la noche. Si descubrimos que el armario molesta porque hace demasiado ruido, el aire caliente que saca el extractor es sospechoso o cualquier otra razón, estamos a tiempo de cambiarlo de sitio con facilidad. Una vez que esté lleno de plantas, cualquier cambio será más difícil. Aunque no es estrictamente necesario, recomendamos comprar también un medidor de pH y otro de EC, que nos permitirán controlar con exactitud la solución nutriente (la mezcla de agua y abonos) con la que regaremos las plantas. Muchos problemas de carencias nutritivas están causados por desequilibrios en el pH y la EC difíciles de detectar sin estos instrumentos. Hay que utilizarlos para medir el agua del grifo, especialmente su EC: si es superior a 0,5 mS, no es adecuada para el cultivo y deberemos mezclarla con agua menos salina hasta lograr que la EC sea inferior a ese valor; podemos usar agua de lluvia, agua de un filtro de ósmosis o agua destilada (esta última opción solo es práctica con armarios muy pequeños, si tenemos que comprar varias garrafas todas las semanas enseguida nos gastaremos más que con un filtro de ósmosis barato).

 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #286

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