Iluminación vertical
Cultivo sin reflectores
Las bombillas de las lámparas de cultivo, sean de alta presión de sodio, de halogenuros metalizados o fluorescentes compactos, emiten luz en todas direcciones pero, sin embargo, se cuelgan del techo en posición horizontal.
Las bombillas de las lámparas de cultivo, sean de alta presión de sodio, de halogenuros metalizados o fluorescentes compactos, emiten luz en todas direcciones pero, sin embargo, se cuelgan del techo en posición horizontal. Los lúmenes que se emiten por la cara inferior de la bombilla se dirigen directamente hacia las plantas que se encuentran bajo esta, pero todos los que son emitidos por su cara superior viajan en dirección contraria. ¿Se podría hacer de otra manera?
Las lámparas se equipan con un reflector con el fin de redirigir todos estos lúmenes de nuevo hacia las plantas. No parece una mala solución, salvo por una peculiaridad de la luz, que pierde intensidad muy rápidamente con la distancia. En otras palabras, cuanto más viaja la luz antes de llegar a las plantas, más débil llega. La fórmula que resume esta propiedad es I = L/D2, donde I es la intensidad, L la luz emitida por la lámpara y D la distancia a las plantas. La intensidad de la luz es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia desde el punto de emisión. Esto quiere decir que al doble de distancia entre las lámpara y las plantas llega la cuarta parte de luz.
En las lámparas con reflector, la mitad de la luz que la bombilla emite hacia abajo llega directa hasta las plantas, pero la otra mitad, la que se emite hacia arriba, debe viajar a lo largo de un recorrido mayor, generalmente, unos 30 centímetros más.
Pongamos un ejemplo, si una lámpara que emite 80.000 lúmenes está a 30 centímetros de las plantas, la mitad de la luz, 40.000 lúmenes, viaja esa distancia, mientras que la otra mitad, otros 40.000 lúmenes, viaja el doble, 30 centímetros rebotando y otros 30 hasta llegar a las plantas. De esta segunda mitad que realiza un recorrido del doble de la distancia, solo llegará hasta las plantas alrededor de la cuarta parte de los lúmenes, es decir, 10.000. Por tanto, de los 80.000 lúmenes emitidos por la lámpara solo 50.000 acabarán llegando a las plantas.
¿Cómo se puede evitar que se pierdan tantos lúmenes a causa del rebote de la luz en el reflector? Eliminando el reflector, naturalmente, e ideando un sistema para que toda la luz emitida llegue directamente hasta las plantas sin necesidad de rebotar en ninguna superficie. Se trata de cambiar el enfoque del cultivo y en lugar de dirigir la luz hacia donde se encuentran las plantas hay que situar las plantas donde se dirige la luz. Como las bombillas emiten luz en todas direcciones, esto implica situar plantas en todas direcciones alrededor de la bombilla.
Hay distintos métodos, sistemas y técnicas de cultivo adaptados a la iluminación vertical, pero todos se basan en colgar las lámparas en vertical y rodearlas de plantas. Una bombilla de alta presión que cuelga verticalmente emite prácticamente toda la luz hacia los lados, un poco hacia abajo y nada hacia arriba, ya que en la parte superior queda el casquillo. Las plantas deben estar situadas alrededor de la bombilla y a la distancia ideal para aprovechar la luz en su máxima intensidad, pero sin llegar a quemarse por el calor.
Si quieres convertir tu lámpara horizontal en una vertical, debes desmontar el reflector y buscar la forma de colgarla por el portalámparas. No debe colgar directamente del cable de alimentación, pues podría aflojarse alguna conexión; es más seguro usar una cuerda o cadena dejando el cable algo más largo para que no tire.
Ventajas de la verticalidad
Gracias a que la luz no tiene que viajar más ni reflejarse, las plantas disponen de hasta un 50% más de lúmenes que colocando la bombilla en horizontal y empleando un reflector. Los reflectores atrapan parte del calor de la bombilla e impiden que este se disperse elevándose, que es su tendencia natural. En cambio, con la bombilla colgada en vertical y sin reflector, el calor se dispersa mucho mejor. Algunos cultivadores colocan un ventilador apuntando hacia arriba, justo debajo de la lámpara, para aumentar la corriente de aire ascendente y facilitar la refrigeración de la bombilla. Este sistema permite acercar aún más las plantas a la lámpara.
En los sistemas verticales, las plantas reciben la iluminación lateralmente y no desde arriba, por lo que tienen menos tendencia a crecer y estirarse hacia la luz. El resultado es un crecimiento más compacto y frondoso y menor tendencia a obtener plantas larguiruchas. En un sistema vertical bien diseñado, se logra que una gran parte de la planta se encuentre a la distancia óptima de la lámpara, mientras que con la iluminación horizontal las partes bajas se encuentran mucho más alejadas que las puntas de las ramas, por lo que solo cogollan bien las partes altas. Con la bombilla en vertical es más fácil lograr que las plantas se llenen de cogollos desde la base del tallo.
Plantas grandes en cultivo vertical
El concepto de iluminación vertical se ha aplicado a distintos sistemas de cultivo de cannabis. En algunos estados de Estados Unidos es legal el cultivo de cannabis con fines medicinales, pero solo de un determinado número de plantas por cada paciente. Para aprovechar este número la idea es hacer plantas muy grandes, y para ello usan grandes macetas, periodos de crecimiento e iluminan por medio de varias lámparas HPS 1.000 W colgadas en vertical y repartidas por el cuarto de cultivo. Entre las lámparas, las plantas crecen en grandes macetas desarrollando un enorme tamaño, y pueden producir más de un kilo cada una.
Enmallado vertical
El sistema de enmallado o SCROG (screen of green) consiste en ir enredando las plantas en una malla conforme van creciendo, con el objetivo de mantener la mayor cantidad posible de ramas y cogollos a la distancia óptima de la lámpara. En un cultivo de interior, las puntas de las plantas están muy cerca de la bombilla y reciben mucha luz, pero a las partes medias y bajas, que están más lejos de las lámparas y reciben la sombra de las hojas superiores, no les llega tanta luz y por eso no brotan buenos cogollos. El sistema de enmallado permite que la luz llegue a todas las ramas por igual, puesto que todas se sitúan a la misma distancia de la lámpara. Cada vez que una rama supera la malla, el cultivador la dobla y la enreda en la malla. Poco a poco se logra cubrir toda la superficie de la malla con ramas. Cuando las plantas florecen, todos los cogollos se forman sobre la malla, a la distancia óptima de la lámpara, para desarrollarse bien.
El SCROG vertical usa el mismo concepto que el horizontal, pero la malla en la que se enredan las plantas está situada en vertical y rodeando la bombilla. Como la bombilla sin reflector emite luz en todas direcciones, la malla debe formar un cilindro que rodee la lámpara. Existen varios sistemas para conseguirlo. Lo más fácil es poner las macetas en círculo alrededor de la lámpara colgada en vertical y, sobre ellas, poner la malla formando un cilindro. Las ramas de las plantas se enredan en la malla cada vez que la atraviesan, manteniéndolas así a la distancia idónea de la luz y evitando que se quemen al tocar la bombilla.
Una de las pocas desventajas de los sistemas SCROG verticales es que una vez las plantas se han enredado en la malla ya no se pueden mover individualmente. A veces es complicado ir enredando las ramas y hay que apagar y elevar la bombilla para poder acceder cómodamente y sin riesgo de quemarse con la bombilla. El sistema de malla circular alrededor de la bombilla aumenta hasta en un 150% la superficie iluminada, lo que redunda en una mayor producción con la misma cantidad de luz. No es raro que la producción de un SCROG vertical bien llevado alcance 1,2 gramos por vatio de luz y pueda llegar a 1,5 g/W. Otra versión más práctica de SCROG vertical consiste en fabricar mallas individuales para cada planta, lo que permite moverlas individualmente cuando se quiere trabajar en ellas. Hay que tener en cuenta que el proceso de ir enredando las ramas en la malla debe hacerse muy a menudo, y conviene tener un fácil acceso a todas las partes de la planta.
Otros sistemas verticales
Otros cultivadores han desarrollado técnicas verticales alternativas como formar dos paredes de cogollos enfrentadas con las luces colgando entre ambas. Según la disposición del espacio de cultivo y el número de lámparas, estás se pueden colocar en una sola línea, todas a la misma altura, o bien en dos o tres alturas. Es una técnica fantástica para aprovechar al máximo espacios poco adecuados para otros sistemas de cultivo por su baja altura. En un sistema horizontal hace falta mayor altura, puesto que entre la altura de las plantas y el techo hay que colocar la lámpara y dejar espacio suficiente para que no se quemen las puntas. En un sistema vertical, en cambio, la altura total solo es la que necesiten las plantas, puesto que la lámpara se sitúa a mitad de altura de las plantas.
El sistema de cultivo en estadio combina dos técnicas poco corrientes pero muy interesantes: iluminación vertical y plantas en dos graderías a ambos lados de las bombillas. El sistema en estadio permite aumentar la superficie efectiva de cultivo un 40%. Una habitación de dos metros por dos, si se cultiva con la técnica habitual, permite que las plantas ocupen un máximo de cuatro metros cuadrados, mientras que con un sistema de estadio, la copa vegetal puede llegar a los seis metros cuadrados.
Precauciones y consejos
¡Cuidado!: las bombillas encendidas alcanzan temperaturas muy altas y, al estar en medio de las plantas y sin un reflector, resulta muy fácil quemarse con ellas. En vertical y sin reflector, hay que tener cuidado cuando se trabaja con las luces encendidas. No hay que mirar nunca directamente a las bombillas, pueden dañar los ojos. Es conveniente trabajar con las luces apagadas o, al menos, con una gafas de sol de alta protección.