Si existiera una pasarela para las variedades de cannabis más sexis del panorama actual, C. Banana sería una de las estrellas indiscutibles. Una genética que seduce por la vista, conquista por el aroma y enamora por sus efectos. Creada a partir de un híbrido entre Banana y OG Kush, estamos ante una verdadera joya que sorprenderá desde las primeras fases del cultivo.
Desde el primer vistazo, su apariencia impacta: cogollos densos, duros como piedras y cargados de una resina brillante que los convierte en auténticos diamantes verdes. Sus tonos verde oscuro y sus pistilos anaranjados crean un contraste visual irresistible con la densa capa de tricomas que los cubre, pero la experiencia apenas comienza.
Lo que hace única a C. Banana es su intenso perfil de terpenos, con aromas tropicales que evocan banana madura, frutas dulces y un trasfondo Kush de la mejor calidad que deja claro su linaje. Una explosión de fragancias que anticipa lo que viene: un sabor tan goloso y afrutado que nos costará creer que es real.
¿Y los efectos? Aquí C. Banana saca músculo. Su potencia es elevada –puede superar el 30% de THC– y se deja notar con un subidón mental claro, alegre y chispeante, perfecto para socializar o estimular la creatividad. Pero, cuidado, porque conforme avanza la experiencia sus genes OG marcan territorio con un efecto físico relajante, envolvente y muy placentero. En pocas palabras: el equilibrio perfecto entre euforia y bienestar.
C. Banana es ideal para consumidores experimentados que buscan emociones intensas, pero también para sibaritas del sabor y coleccionistas de variedades con carácter y personalidad propia. Además, su cultivo es agradecido, sin necesidades especiales, con una floración de solo 60 días en interior y resultados que superan fácilmente los 500 g/m². En exterior puede alcanzar hasta un kilo por planta en condiciones óptimas.
C. Banana no es solo otra variedad potente y sabrosa. Es una experiencia sensorial de alta gama. Una invitación a disfrutar del cannabis con todos los sentidos, desde el cultivo hasta la última calada. Hay que dejarse seducir por ella. Probablemente, después de conocerla, ninguna otra nos sabrá igual.
