Han pasado treinta años, pero me gustaría saber cómo se le ocurre a alguien montar una empresa de fertilizantes para el cultivo de cannabis.
En realidad, los productos Biobizz ya existían a finales de los ochenta. En 1985, un hombre llamado Wernard Bruining era propietario de una compañía llamada Positronics Grow Shop, el primer grow shop en Ámsterdam y en toda Europa. También era propietario de Mellow Yellow, el primer coffee shop, fundado en los setenta. Bruining fue un pionero en la industria del cannabis: desarrolló algunos productos como Bio·Bloom, Bio·Grow, All·Mix y Pre·Mix, y también se dedicaba a la fabricación de luces y toda clase de equipamiento para cultivo. En aquella época todo se hacía a mano en Ámsterdam, no había producción en China. En Positronics trabajaba un hombre llamado Jetze, que tenía mucho conocimiento del sector, y cuando Positronics creció muchísimo y todas estas cosas fueron demasiado para la empresa, Bruining decidió que Jetze, siendo alguien del norte de Holanda, una zona típicamente rural y de granjeros, debería ir a esta parte del país y fundar Biobizz como empresa independiente, ya en 1992. Los productos ya existían anteriormente, solo que bajo el nombre de Positronics Biobizz Bio Grow, Positronics Biobizz Bio Bloom, etc. Mi parte en todo esto ha sido la de dirigir la compañía desde el 2001. En aquel momento estábamos en una vieja granja, y en tres años convertimos aquella granja en una instalación moderna. Desde entonces hemos creado varias instalaciones en diferentes países y tenemos almacenes y oficinas en Europa y Norteamérica.
Supongo que entonces fumarías porros, ¿cuándo te fumaste tu primer porro?
Fumo solo una cantidad selecta de marihuana. Mi primera vez fue a los doce años, y la verdad es que no recuerdo nada.
¿Cómo era Holanda y la escena cannábica a comienzos de los noventa?
“Comer comida ecológica es más sano. Yo considero que fumar cannabis ecológico también es más sano”
El cannabis ya estaba presente en los setenta y ochenta; había gente como Ed Rosenthal y otros que trajeron la sinsemilla. En aquella época todo era hippie, en el sentido de que no había proveedores ni red de distribución ni nada similar. La gente quería hacer cosas con su pequeño cultivo e inventaban lo que necesitaban sobre la marcha. De alguna manera, aquello supuso una revolución industrial del cannabis en aquella Holanda que era pionera en el sector.
Supongo que el CEO de una empresa de fertilizantes para cannabis no tiene por qué saber cultivar. En tu caso, ¿has cultivado alguna vez tu propio cannabis?
Por supuesto. El cultivo es la base de todo lo que hacemos. Actualmente, tenemos una licencia para cultivo de cannabis y desarrollamos ese cultivo en un invernadero de dos mil ochocientos metros cuadrados con cinco mil plantas.
Si alguien te hubiera dicho en el 2001 que Biobizz cumpliría treinta años, ¿qué habrías pensado?
Cuando entré en Biobizz, la empresa estaba pasando por un momento muy duro. ¿Y qué hicimos? Le dimos la vuelta. Empezamos a centrarnos en la exportación, la gestión, el marketing; profesionalizamos la empresa, nos introdujimos en las redes de distribución e implementamos la estrategia de entrega just in time. Y eso es básicamente lo que nos ha ayudado a sobrevivir estas tres décadas.
La sencillez y el cannabis ecológico
¿Siempre habéis sido una empresa enfocada al cultivo de cannabis?
Sí y no. Siempre hemos tenido una relación estrecha con el cannabis. También es cierto que ha habido periodos de tiempo en que hemos tratado de mantener una imagen más “limpia”, y en algunos países eso es alejarse del cannabis. Hemos tenido mercados en los que no hemos podido centrarnos en el cannabis, puesto que somos una empresa muy orientada a la exportación. Ahora hay más países con una mentalidad abierta hacia el cannabis. Nuestros productos no son solamente buenos para este tipo de cultivo. Siempre hemos intentado apoyar al cultivador de cannabis, pero también siempre les decimos que, si les sobra un poquito de producto, ¿por qué no lo usan en su jardín ecológico, en sus tomates?
¿Y siempre habéis sido ecológicos? Otras empresas mantienen dos líneas: la orgánica y la mineral.
Desde que entré en el 2001, nos hemos enfocado en ser únicamente ecológicos. Antes de eso, sí existía una línea mineral con otro nombre diferente a Biobizz, pero cuando yo comencé a gestionar la empresa, nos centramos solamente en los productos ecológicos y dejamos de lado la línea mineral, puesto que es en lo que yo creo y lo que quiero compartir con la gente.
Soy un cultivador novato, ¿qué razones me darías para elegir fertilizantes orgánicos en lugar de fertilizantes minerales?
Nunca voy a intentar convencer a nadie, puesto que creo que descubrirán la verdad por sí mismos. Es muy sencillo: comer comida ecológica es más sano. Yo considero que fumar cannabis ecológico también es más sano. Además, los fertilizantes minerales son normalmente algo más complejos de usar: hay que medir EC, pH, etc. Yo prefiero cultivar en la tierra todo lo posible, alimentar el suelo en lugar de alimentar la planta, y esa es una de las principales diferencias entre el cultivo mineral y el cultivo orgánico. Muchos productos minerales también dejan un residuo en la planta, en las células de las hojas o las ramas, y ese residuo acaba en los cogollos.
¿Cómo resumirías la visión de la marca?
Biobizz puede ser considerado uno de los líderes del mercado orgánico mundial y estamos ahí porque mantenemos nuestra visión: la simplicidad. Somos una empresa con una mentalidad sencilla, con una estrategia económica sencilla a la par que eficiente. Nos gusta la idea de keep things simple. Cuando más complicadas son las cosas, más errores se cometen. Creo que transmitimos que somos una compañía sencilla que vende productos honestos, hechos por personas honestas que además proceden de diferentes culturas. Eso es algo por lo que siempre me he sentido atraído y que intento involucrar en mi día a día.
El mundo cannábico del siglo xxi
¿Cómo era el mundo cannábico en la década de los 2000?, ¿qué recuerdos tienes de la empresa en la primera década del milenio?
“Biobizz puede ser considerado uno de los líderes del mercado orgánico mundial y estamos ahí porque mantenemos nuestra visión: la simplicidad. Nos gusta la idea de keep things simple. Cuando más complicadas son las cosas, más errores se cometen”
Cuando yo comencé en Biobizz en el 2001, la industria del cannabis estaba en el comienzo de un boom gigantesco. En Canadá se estaba legalizando el cannabis medicinal, aparecían grandes corporaciones de cultivo, pasaban muchas cosas y crecía la aceptación por parte de la sociedad. Siguiendo a Canadá, Estados Unidos creció, Reino Unido creció, España se convirtió en uno de los mercados más importantes y también fue el lugar de algunas de las primeras ferias. Recuerdo alguno de los primeros shows en el 2002 o el 2003. En cuanto a nuestra empresa, en el 2001 comenzó a centrarse en simplificar los procesos internos, crear redes de distribución, establecer estrategias para cada país y su red de distribución, e implementar la estrategia de entrega de pedidos just in time. Gracias a esto, en la década entre el 2001 y el 2011, la empresa creció casi veinte veces y se convirtió en la primera compañía del sector en contar con certificados orgánicos en el 2003. Dos años después nos mudamos a unas instalaciones más grandes, con líneas de embotellado y todo el equipamiento necesario. En el 2009 fundamos la primera sede en España y en el 2011 abrimos el negocio en Estados Unidos. Esta segunda década de su vida fue para Biobizz su propia revolución interna para profesionalizarse.
Y del 2010 a hoy, ¿qué avances se han producido? Desde el punto de vista de una empresa líder en el sector, ¿en qué se han traducido los cambios internacionales en favor de la regulación del cannabis?
En nuestro caso, la década del 2010 ha sido la de la innovación, de la investigación a nivel de producto. Hemos puesto nuestro tiempo y recursos al servicio del departamento de I+D y control de calidad para mantener siempre la misma calidad de producto y los estándares de productos como Alg·A·Mic, que llevan existiendo treinta años. Esta década ha sido la de la profesionalización general del sector, en cuanto a producto y también en cuanto a registros y demás procesos. En estos años, Biobizz ha conseguido llegar a prácticamente todos los continentes y los productos están ahora presentes en unos setenta países del mundo, gracias a que muchos de ellos se mueven hacia la despenalización y regulación del cannabis. Como yo veo el futuro, y especialmente ahora que hay dos países que están a punto de legalizar el cannabis por completo, tarde o temprano deberíamos contar con una legislación y un control del producto en cuanto a calidad. Tenemos el ejemplo de Holanda, donde hay licencias para cultivar cannabis que están controladas por el gobierno, y las compañías que tienen las licencias pueden proveer solamente a los coffee shops.
La pandemia merece capítulo aparte, ¿qué ha pasado? A muchas empresas del sector parece que les ha ido mejor que nunca, ¿ha sido así? ¿A qué crees que se ha debido?
Principalmente, porque la gente estaba en casa y aburrida [risas]. ¿Qué podíamos hacer en casa? Cultivar cannabis era un hobby para muchas personas y, con el tiempo libre que han tenido, muchos decidieron volver a ese hobby teniendo en cuenta que no podían conseguir cannabis de otra manera mientras duraban las restricciones. Desde el punto de vista del sector propiamente dicho, las tiendas vieron que las ventas en línea se disparaban y tenían miedo de quedarse sin stock, así que empezaron a comprar, ya que no sabían qué podía pasar y cuándo podía pasar debido al COVID. Todo el mundo estaba llenando sus almacenes. El primero año de pandemia, el 2020, fue muy bueno para todos. Durante el segundo, la primera mitad fue de crecimiento y la segunda mitad también fue buena, pero más de mantenimiento. En el 2022 todavía vemos buenas ventas, pero es el momento de empujar y poner en marcha las estrategias.
La familia y el amor hacia la planta
¿Qué le dijiste a tus padres cuando empezaste a trabajar en Biobizz?
Cuando me convertí en CEO de la compañía en el 2001, mi madre estaba muy contenta, y mi padre digamos que fue escéptico.
“Hay demasiados conflictos de intereses ahora mismo, pero si uno o dos países en Europa legalizan el cannabis, España se verá forzada a regular también, porque, si no, perderá la industria, con sus respectivos impuestos”
Tengo entendido que eres un entregado padre de familia. ¿Cómo les explicas a tus hijos que eres dueño de una empresa de fertilizantes para el cultivo de cannabis?
Así es, tengo cinco hijos más uno, que no es mío pero lo considero como mío. Por supuesto, soy honesto con mis hijos. Cuando son más pequeños, les digo que papá necesita su medicina. Cuando son más mayores, ellos saben que papá se dedica a hacer nutrientes para plantas de cannabis, pero también saben que, cuando vamos a un huerto de verduras con todos los niños, los productos de papá también funcionan en las lechugas de los huertos. Cuando son lo bastante mayores para fumar, fuman con papá. El mayor de mis hijos todavía no fuma, pero quiere probarlo; le digo que puede hacerlo, pero que tiene que empezar conmigo para controlar la calidad. Así que tengo una relación muy abierta en este tema.
Como empresario cannábico, ¿qué tanto por ciento de tu motivación corresponde al negocio y qué tanto por ciento al amor por la planta? Supongo que además del amor al dinero habrá algo de amor hacia la planta, ¿no?
Siempre tienes que tener amor hacia la planta; si no lo tienes, no puedes conseguir más dinero.
¿Qué consejos le darías a un joven empresario que quisiera montar un negocio en el sector cannábico?
¡Adelante! Cuantos más seamos, mejor. Mi filosofía siempre es que hay suficientes trozos del pastel para todos. Si nos centramos en tener más gente en la industria, creando más conciencia, inventando más productos innovadores, solo podemos conseguir que la industria crezca y mejore. Así que, por favor, ¡venid!
Si no hubieras recalado en este sector del cannabis, ¿a qué otro sector te habría gustado dedicarte?
La verdad es que no me gustaría estar en otro sector que no sea este. Quiero seguir cultivando cannabis. Pero si eso no fuera posible, antes de entrar en Biobizz me dedicaba a la consultoría informática y tenía bastante éxito en ese ámbito también, así que imagino que seguiría en el sector de la informática. Dejé una empresa de cincuenta empleados para ir a una granja que olía a fertilizante, así que se puede decir que este sector me gusta [risas].
“Mi filosofía siempre es que hay suficientes trozos del pastel para todos. Si nos centramos en tener más gente en la industria, creando más conciencia, haciendo más productos innovadores, solo podemos hacer que la industria crezca y mejore”
¿Crees que España está cerca de la regulación?
Creo que las empresas de nuestro sector deberían dedicar un poco de su tiempo a mirar la regulación española y las innovaciones y los cambios que están pasando. En cuanto a la regulación del cannabis, creo que sí esta cerca, pero todavía falta camino por andar. Hay demasiados conflictos de intereses ahora mismo, pero si uno o dos países en Europa despenalizan o incluso legalizan el cannabis, España se verá forzada a hacerlo también, porque, si no, perderá la industria, con sus respectivos impuestos que todos pagamos.
Hemos hecho un repaso de la historia de tu empresa y del mundo cannábico de estos treinta últimos años, ¿qué lugar crees que tendrá el cannabis en el mundo dentro de los próximos treinta años?
En treinta años quiero estar jubilado y vivir en una casita en la playa [risas]. Creo que en los próximos cinco años habrá una gran revolución en Europa. Tenemos que hacerlo. Estamos a punto de esa revolución. Eso, o retrocederemos por completo, pero no creo que eso sea posible. Países como Estados Unidos, Canadá, Australia, Sudáfrica están avanzando, ya no podemos retroceder. Así que creo que esa revolución vendrá en unos cinco años. Con eso me refiero a regulación, legislación, etc. A partir de ahí, es posible que grandes capitales, como farmacéuticas y dios sabe quién más, puedan entrar en el sector. Pero yo digo una cosa: el autocultivo siempre estará ahí. Las personas que cultivan en casa y que tienen una conciencia ambiental siempre estarán ahí, también los cultivadores que aman a la planta. El cannabis siempre estará ahí. La planta está aquí para quedarse; estaba antes y seguirá estándolo.