El estudio se ha efectuado sobre “2 lotes distintos de 15 marcas de aceites, consideradas como representativas de las pautas de consumo por los usuarios medicinales”, leemos en la publicación. Los dos lotes de los mismos aceites se compraron con seis meses de diferencia para evaluar la continuidad en la calidad.
Según las conclusiones, “únicamente 5 de los 15 aceites contienen en sus dos lotes analizados niveles de CBD que se adecuan a los niveles etiquetados”, esto es, poco más del treinta por ciento de los productos ofrecen lo que dicen que ofrecen. Respecto a metales o plaguicidas, que podrían resultar peligrosos para la salud, el estudio muestra que son “globalmente bajos”, pero que “algunos aceites se encuentran más libres de estos contaminantes que otros”. Además, lanzan una recomendación a las marcas, advirtiéndolas de que es necesario revisar de manera minuciosa el etiquetado de sus productos y su correspondencia con la composición de los mismos.
Finalmente, señala las dos marcas que arrojan mejor calidad en el análisis, Enecta y Sativida, y recuerda que los resultados no pueden utilizarse con fines comerciales. Aparte del interés propio del estudio, hay una lectura inmediata: se necesita una regulación que sistematice el control de las sustancias al considerarlas medicamentos. En la rueda de prensa que acompañó a la publicación, el Observatorio confesó su “absoluta perplejidad ante la situación actual del cannabis terapéutico” en España.