Incluir al cannabis en un viaje, en lugares donde la planta es legal, ya no significa simplemente buscar un lugar donde conseguir marihuana. Según la guía "Cannabis Tourism 2025: Wellness Takes Over Now", el turismo cannábico en Estados Unidos ha evolucionado hacia una forma de viaje intencional, educativa y, en muchos casos, espiritual.

En este nuevo paradigma, el bienestar se ubica en el centro. Los retiros cannábicos combinan sesiones de yoga, meditación, baños de sonido y terapias con productos de cannabis de espectro completo. El objetivo no es la euforia sino la reconexión interior. Iniciativas como estas ya se desarrollan en lugares como el Valle del Hudson (Nueva York), donde se integran también actividades de bosque-terapia y alimentación orgánica.

La dimensión educativa del turismo cannábico también ha cobrado protagonismo. En estados como California, Colorado y Nueva York, personas viajan para aprender sobre terpenos, cultivos sostenibles, extracciones y formas seguras de consumo. Las visitas a granjas, laboratorios de extracción y talleres de cocina cannábica reproducen el modelo del enoturismo, pero con cogollos.

Las experiencias más memorables, sin embargo, ocurren fuera de los circuitos comerciales. Cenas infusionadas, caminatas, talleres artísticos componen una agenda cultural creciente en ciudades como Portland, Oakland y Brooklyn. Estas propuestas buscan generar vínculos reales entre usuarios de cannabis, productores y comunidades locales.

El turismo cannábico en Estados Unidos ya no gira en torno al exceso sino a la intención. A medida que más personas buscan integrar el cannabis a experiencias significativas, las propuestas que privilegian el bienestar, el conocimiento y el vínculo humano están marcando el rumbo de esta nueva forma de viajar.