El dispensario Rose Mary Jane ubicado Oakland, California, ha captado la atención por ofrecer sesiones de cata de cannabis dirigidas por ganjiers: especialistas certificados que aplican una metodología sensorial para orientar el consumo de manera informada y responsable.
Aunque pueda parecer una excentricidad comercial, esta práctica refleja una transformación estructural más profunda: la profesionalización del rubro cannábico mediante la incorporación de perfiles técnicos especializados, con competencias sensoriales y formativas orientadas a un consumo informado.
Inspirados en la figura del sommelier, los ganjiers han sido preparados para ayudar a las personas a identificar los perfiles organolépticos del cannabis -como aromas, terpenos y sabores- y entender los posibles efectos de cada variedad. Su función va más allá de la recomendación comercial y busca transformar la relación con la planta.
"Los consumidores de hoy no solo quieren colocarse, quieren saber por qué les afecta de determinada manera", comentó a CBS News, Jocelyn Sheltraw, una de las 350 personas certificadas como ganjiers actualmente.

El programa de certificación, gestionado por el Ganjier Council, es el único de su tipo e incluye 40 horas de formación online, un taller presencial de dos días y un examen que se desarrolla en tres partes. El proceso completo puede tomar hasta un año y tiene un coste aproximado de 3.000 dólares.
Pero más allá del título obtenido, sus impulsores insisten en que el objetivo es generar un cambio de paradigma. "Se trata de cambiar la conversación sobre el cannabis sin perdernos en tecnicismos", dice Sheltraw.
Aunque pueda parecer una profesión rebuscada, en una industria legal que proyecta alcanzar los 57.000 millones de dólares a nivel global para 2028, el surgimiento de perfiles como el ganjier apunta a consolidar un enfoque profesional y educativo del cannabis, que privilegie la calidad, la seguridad y la experiencia del usuario.