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"Conviene realizar todas las catas del mismo modo para que podamos comparar los resultados"
La revolución cannábica de las últimas décadas ha generado miles de nuevas variedades, con sabores y aromas nunca vistos antes y una potencia espectacular. Hoy en día, fumarse un porro puede ser una experiencia tan sofisticada como beber una buena copa de vino.
Esta mejora de la experiencia hace que catar marihuana ya no consista simplemente en fumarse un porro, sino que requiere concentración y atención a los detalles para obtener una mayor cantidad de información sobre la variedad catada. Como catadores analizamos todos los factores que se nos presentan en el cogollo: desde el color o el aroma hasta el sabor, el tipo de efecto o su duración.
Prestando atención a los detalles y registrando sus impresiones, los cultivadores pueden acabar esbozando un mapa de la variedad en cuestión que refleje cómo fue cultivada, si se manicuró y secó correctamente, o si el efecto es estimulante o narcótico. Una buena ficha de cata servirá para que el cultivador recuerde cómo era aquella variedad de hace tres cosechas o para explicar a otros qué pueden esperar al consumirla.
El aroma del cannabis es complejo y lleno de matices, la resina contiene, además de los cannabinoides, que son los principales responsables del efecto psicoactivo, decenas de terpenos que aportan distintas notas de olor y sabor. Hay terpenos en el cannabis que también están presentes en frutas como el mango, la piña o los cítricos; especias como el clavo, la canela o la pimienta; hierbas como la menta, el romero o el orégano, y árboles como el pino, el cedro o el eucalipto. Estos terpenos son los responsables de que una variedad de cannabis huela a mango, a pino o a pimienta. Nuestro cerebro asocia estos terpenos con las frutas o las hierbas en las que están más presentes. Al igual que un catador de vinos encuentra notas de frutos rojos, un consumidor de cannabis detecta aromas o sabores que le recuerdan a la piña o los arándanos.
Tipos de cata
Cada vez que probamos una variedad debemos analizarla desde tres aspectos distintos: el organoléptico, el psicoactivo y el medicinal. Cada uno de ellos puede ser considerado como un tipo particular de cata.
Cata organoléptica. Es la que más se parece a las catas de vinos. El catador usa el sentido del olfato y el del gusto para analizar y describir los aromas y sabores que percibe en la variedad. Hace falta mucha experiencia para ser capaz de distinguir las sutilezas entre unas y otras variedades. Lo más recomendable es empezar intentando aplicar algún adjetivo al aroma o al sabor, tratar de encuadrarlo en una categoría general: afrutada, especiada, dulce, picante... Luego intentaremos profundizar algo más, afinando los términos, por ejemplo, afrutada con toques cítricos, especiada con notas de canela, dulce con recuerdos de tofe o picante como la pimienta negra. Suelen ser necesarias varias catas para acabar de definir con claridad el aroma o el sabor de una variedad. Es importante dar alguna calada a la pipa o al porro antes de encenderlo, ya que los aromas que se perciben de este modo son más claros, puesto que no se confunden con el sabor del humo y la combustión.
Cata psicoactiva. La gran mayoría de los consumidores de cannabis lo toman por su efecto psicoactivo. Evaluar esta psicoactividad no es sencillo, pues depende de varios factores, como el momento del día, por ejemplo; no es lo mismo probar una variedad por la mañana sin haber consumido desde el día anterior, que hacerlo por la noche tras haber fumado varios porros a lo largo del día. Lo mejor es probar siempre las variedades nuevas sin haber fumado antes, para percibir el efecto lo más limpiamente posible y saber con exactitud su potencia, la duración del efecto o el tipo de psicoactividad que produce. Hay que tener en cuenta que no todas las personas experimentan los mismos efectos cuando consumen una variedad de cannabis. Hay quienes disfrutan mucho con las hierbas estimulantes, mientras que a otros les provocan paranoia o nerviosismo. Lo mismo sucede con las hierbas narcóticas: unos consumidores disfrutan de la relajación que producen pero otros se hunden en la desmotivación.
Cata medicinal. Cuando se consume cannabis medicinalmente, el usuario no quiere colocarse, lo que quiere es dejar de sentir los síntomas que padece. La cata terapéutica solo intenta evaluar la eficacia de una variedad para lograr aliviar una dolencia en concreto. No todas las variedades son terapéuticas para todas las enfermedades. El catador medicinal solo puede evaluar el efecto terapéutico de una variedad sobre la dolencia que él padece. Suele ser necesario realizar varias catas de la misma variedad en distintos días para hacerse una idea clara de su efecto medicinal. En este aspecto, resulta curioso cómo dos personas con la misma enfermedad pueden preferir variedades diferentes para tratarla.
¿Cómo se cata?
"Analiza tres aspectos de la variedad: el organoléptico, el psicoactivo y el medicinal"
Busca un lugar tranquilo, bien iluminado y ventilado, sin mucho ruido ni humo u otros olores que puedan confundir. Empieza por la vista; hay que fijarse bien en el aspecto del cogollo: qué color tiene, si ha sido bien manicurado, si tiene o no signos de plagas o enfermedades. El olfato y el gusto nos sirven para estudiar el aroma y el sabor, analizar si es agradable o irritante, si es intenso o débil, si huele bien o mal.
Conviene realizar todas las catas del mismo modo para que los resultados sean consistentes y podamos compararlos. Es esencial usar siempre la misma cantidad de cannabis, en peso, para poder hacerse una idea clara de la potencia. Es importante darse cuenta de que las variedades de cannabis difieren mucho en densidad. Generalmente y en el uso diario, el fumador suele calcular la dosis a ojo, atendiendo al volumen del cogollo. Un cogollo duro y denso es mucho más pesado que uno aireado, igual que el que tiene muchas y grandes glándulas de resina pesa más que el poco resinado.
Para catar cannabis correctamente solo se puede probar una o dos variedades al día, pues hay que esperar a que los efectos de la primera desaparezcan totalmente antes de catar otra. Si no lo hacemos así, nos haremos una idea equivocada del efecto de la segunda variedad catada.