La policía no debería interferir con nuestras plantas cuando cultivamos para consumo propio pero, como podemos comprobar una y otra vez por las noticias que aparecen en los medios de comunicación, no es raro que esto suceda. En numerosas ocasiones han entrado en viviendas particulares tras la denuncia de un vecino que ha olido las plantas o después de que el agente las haya visto en el balcón o creciendo en el jardín. Realmente, el autocultivo para el autoconsumo no debería ser perseguido, pues el Código penal considera delito realizar actos de cultivos con fines de tráfico y no para el propio consumo. Además, la Ley de Seguridad Ciudadana del 2015 dice, en su artículo 36.18, que será falta grave “la ejecución de actos de plantación y cultivo ilícitos de drogas tóxicas, estupefacientes o sustancias psicotrópicas en lugares visibles al público, cuando no sean constitutivos de infracción penal”. En caso de que la policía incaute un cultivo de interior, siempre se podrá afirmar ante el juez que era un cultivo legal porque estaba destinado al autoconsumo y no estaba en un lugar “visible al público”, pero la alegación tendrá más fuerza si se puede demostrar que se pusieron todos los medios posibles para mantener las plantas ocultas y el cultivo discreto, por ejemplo, instalando un filtro antiolor o colocando una malla de ocultación en la barandilla del balcón.
En los últimos años han proliferado tanto las bandas criminales dedicadas a desvalijar grandes cultivos como los chorizos de poca monta que no tienen reparos en robar las plantas de un balcón, un jardín o un pequeño cultivo de interior, causando a menudo muchos destrozos en la vivienda, sensación de inseguridad y miedo en los cultivadores, dejándoles sin su preciado cannabis y obligándoles a recurrir al mercado negro. A veces los ladrones no son delincuentes profesionales sino vecinos o incluso conocidos. Toda precaución es poca para quien lleva meses ocupándose de las plantas e invirtiendo tiempo y dinero en su desarrollo.
La regla número uno para cualquier tipo de cultivo es que nadie, salvo algunos amigos de total confianza, sepa que existe. A ser posible no hay que decírselo a nadie, ya que en cuanto alguien lo sabe corremos el riesgo de que se lo cuente a alguien más y que acabe llegando a oídos de otro que no tenga escrúpulos en robar. Si nadie lo sabe, nadie lo puede robar.
Cómo ocultar un cultivo de exterior
"A veces la mejor solución es sembrar el cannabis junto a otras especies de plantas para que no sea tan fácil distinguir su silueta"
Lo más importante es que el cultivo pase desapercibido. Las plantas tienen que ser invisibles desde la calle, hay que poner mallas de ocultación o cultivar en una zona escondida del jardín. En exterior, el olor es muy reconocible y resulta muy difícil de evitar, pues no podemos limpiar el aire con un filtro de carbón. Especialmente al final de la floración, los cogollos huelen mucho y el olor se extiende con la más mínima brisa.
Es muy difícil mantener las plantas de exterior completamente ocultas, sobre todo si están en un balcón o en un jardín con valla a la calle. A veces la mejor solución es sembrar el cannabis junto a otras especies de plantas para que no sea tan fácil distinguir su silueta. Si hay otros arbustos o árboles alrededor, la mayoría de la gente no se dará cuenta de que hay una planta de cannabis allí, especialmente si solo echa un vistazo a través de la valla o desde la calle. Los setos vivos llaman mucho menos la atención que las mallas de ocultación, pero requieren varios años hasta que son lo suficientemente densos como para tapar completamente las plantas. Lo mejor es escoger variedades que crezcan con rapidez y que se puedan podar siempre que sea necesario para evitar que sombreen en exceso a la marihuana. En un jardín, conviene sembrar el seto directamente en el suelo, pero en una terraza o en un balcón hay que hacerlo en macetas, a ser posible bastante grandes, que luego se pueden mover y resituar donde sea necesario.
Las plantas con olor ayudan a camuflar el aroma del cannabis. Flores y aromáticas como jazmín, menta, romero, tomillo, lavanda, salvia o albahaca, a ser posible varias de ellas, crearán un olor mixto que hará más difícil reconocer el del cannabis.
Cuando hay que ocultar las plantas a la vista de quien mira desde arriba, por ejemplo, los vecinos de un edificio cercano al jardín, lo mejor es colocar una malla de sombra por encima de las plantas. Se pueden conseguir en diversos grados de sombra, desde el diez hasta el noventa por ciento, y las que menos sombra hacen prácticamente no le quitan luz a las plantas, pero impiden que se vean con claridad. Los vecinos verán colores verdes bajo la malla, pero no notarán que son plantas de cannabis.
Cómo ocultar un cultivo de interior
"Todo cultivo de interior debe tener un filtro de carbón activo que limpie el olor del aire antes de sacarlo al exterior"
La mayoría de las veces lo que delata un cultivo de interior es el olor, el ruido o la luz. Por supuesto, si las plantas se huelen desde el exterior se corre el riesgo de que un peatón o un vecino lo note. Las lámparas de cultivo emiten una luz muy intensa y llamativa. Hay que tener especial cuidado con que no salga luz por las ventanas, cerrando perfectamente las persianas antes de abrir el armario de cultivo. La luz de las lámparas de alta presión tiene un color amarillento muy característico, que unido a su gran intensidad puede resultar muy sospechoso. Hoy en día hay mucha gente que ya no fuma dentro de casa y tienen la costumbre de salir al balcón o asomarse a la ventana cada vez que quieren fumarse un cigarrillo. Fuman y miran a su alrededor, y son los cotillas perfectos para detectar esa casa en la que a cierta hora del día siempre se ve una intensísima luz amarilla durante unos minutos. Los ladrones son expertos en reconocer esta luminosidad característica: las fugas de luz que se escapan entre las rendijas mal cerradas de una persiana pueden ser pista suficiente para encontrar el cultivo.
El olor del cannabis es muy reconocible. Hace veinte años no había tanta gente que lo conociera, pero, hoy en día, cualquier joven y muchos mayores saben lo que significa. Especialmente en invierno llama mucho la atención. Todo cultivo de interior debe tener un filtro de carbón activo que limpie el olor del aire antes de sacarlo al exterior. El filtro no dura eternamente, conviene renovarlo una vez al año para asegurarse de que no pierde efectividad.
En un armario de cultivo hay extractor, ventilador y bomba de riego, tres aparatos que hacen ruidos extraños de forma constante o en momentos poco habituales. Si un vecino insomne oye que un extractor se pone en marcha a las tres de la mañana, puede sospechar y, si además le impide dormir, cabrearse. La vibración y el zumbido de los aparatos eléctricos pueden trasmitirse fácilmente por las paredes y resultar muy molestos. Hay que prestar mucha atención a estos ruidos y lograr eliminarnos para que el indoor resulte completamente silencioso. Los extractores de mejor calidad siempre son menos ruidosos.
La unidad exterior de un aparato de aire acondicionado no llama la atención en verano, pero si está encendida en pleno invierno o no cesa de funcionar durante meses o cuando no hay nadie en casa, puede resultar muy sospechosa. Siempre que sea posible, colocaremos las unidades exteriores donde no se vean o intentaremos que no funcionen permanentemente.
En mi ciudad, sé dónde hay varios cultivos solo por los tubos de extracción plateados que tan característicos resultan. Si yo los he visto, los ladrones, los vecinos y los policías también pueden verlos. Un buen cultivador usa la imaginación para mantenerlos ocultos y fuera de la vista. Conozco un cultivador que ha colocado un pequeño armario de plástico justo delante de la salida del tubo de extracción. En la trasera del armario ha hecho un agujero para conectar el tubo y el aire sale dentro del armario, que siempre está un poco entreabierto para que pueda ir saliendo el aire caliente. Desde la calle, no se ve nada. Nunca hay que sacar la extracción al patio interior del edificio, ya que la falta de viento impedirá que se disperse y, a poco olor que tenga, se notará.
Ojo con las visitas
Salvo que el cultivador no reciba nunca a nadie en su casa, es conveniente que la habitación donde esté el cultivo tenga cerradura y permanezca siempre cerrada. Es mejor que alguien se pregunte por qué está cerrada a que entre y lo descubra. Siempre podemos tener preparada una historia o, simplemente, decir que es algo privado.
Es muy importante tener la capacidad de apagar completamente el cultivo de interior y todos sus aparatos enseguida en caso de que sea necesario. Se puede instalar un interruptor magnetotérmico solo para el cultivo, de modo que simplemente con apagarlo ya esté todo parado. Es muy útil en situaciones inesperadas, por ejemplo, si el vecino cotilla del edificio llama a la puerta cuando menos se le espera, o cuando vengan a ver el contador del gas o cualquier otra visita delicada.
Amabilidad y nada de conductas sospechosas
Siempre hay que ser agradable, amable y educado con los vecinos. La psicología humana hace que veamos con mejores ojos a aquellos que nos tratan bien. Es importante no discutir ni enfrentarse con aquellos que no queremos que sospechen de nosotros. Por supuesto, debemos intentar no molestarles y nunca resultar sospechosos. No es buena idea salir de casa apestando a marihuana ni acarrear montones de sacos de tierra en pleno invierno cuando nadie planta nada. La basura que contenga los restos de la manicura o la caja de la última lámpara de cultivo conviene tirarla en un contenedor lejos de casa, no vaya a ser que se rompa y alguien vea su contenido.