La vida sentenciada de Ross Ulbricht
Una entrevista con Lyn Ulbricht
Hablamos con Lyn Ulbricht (Nueva York, 1949), una auténtica mamá coraje que decidió cambiar el rumbo de su vida para limpiar la reputación de su hijo y luchar por su libertad. Ross W. Ulbricht, de treinta y ocho años, cumple doble cadena perpetua en una prisión de máxima seguridad en Tucson por establecer Silk Road, el primer criptomercado de sustancias que operó en la internet profunda del 2011 al 2013.
Atrás queda aquella época del Pirata Roberts, avatar por el que era conocido en la Deep Web. Ross inicia ahora su décimo año en prisión con una conducta ejemplar. Un tiempo que ha pasado realizando varios programas educativos y estudiando Psicología, pero también impartiendo clases a otros presos de ciencias, matemáticas y yoga, entre muchas otras cosas. Mientras tanto, Lyn tampoco ha perdido el tiempo y, a su edad, ha aprendido a marchas forzadas sobre temas en ocasiones completamente nuevos como el bitcóin, la Deep Web o los sistemas de encriptación, y también sobre políticas de drogas, leyes y derechos civiles, o cómo gestionar las redes sociales y manejarse con los medios.
A pesar de las piedras en el camino y que cada vez son menos las opciones, Lyn no se rinde y es infatigable en su determinación para ayudar a su hijo. Ambos están comprometidos en ayudar a otras personas que cumplen condena en Estados Unidos: Lyn, a través de Mothers Against Cruel Sentence, organización que acaba de nacer para sensibilizar sobre la crueldad de la sentencia a cadena perpetua; Ross, a través de Art4Giving, un fondo financiado con la subasta de sus creaciones artísticas como NFT, y cuyo objetivo es ayudar a los presos y a sus familias.
¿Cómo está Ross en estos momentos?
Es muy duro estar en prisión tanto tiempo, pero diría que lo está haciendo lo mejor posible. Pasa gran parte de su tiempo ayudando a otros presos. Durante estos años ha sido mentor, tutor y líder de varias clases. También ayuda a sus compañeros a sacarse el título de secundaria o a conseguir el acceso a cursos universitarios. En estos momentos también trabaja en un proyecto de prevención de suicidios. Así que, a pesar de las circunstancias, está bien. Además, ahora no tenemos que tener una sábana de plástico entre nosotros cuando le visitamos como cuando la época del COVID. Hemos de seguir usando máscaras, pero al menos podemos abrazarnos cuando entra y cuando se va. Pequeñas cosas como estas significan mucho.
¿Puedes visitarlo a menudo?
Durante el COVID no pudimos visitarlo y apenas lo vi una vez en dos años. Cuando pasó la pandemia, podíamos verlo cada dos semanas y ahora cada semana, pero justo me mudé a Florida, así que no puedo visitarlo semanalmente. Lo visitan diferentes personas, principalmente familiares. Que ahora viva en Florida no ayuda para poder visitarlo más a menudo, pero aquí, en una gran ciudad, puedo hacer más por él que en Tucson, estableciendo contactos con gente y dando a conocer su situación.
Tu eres conocida por ser la madre de Ross Ulbricht, pero yo quiero saber quién es Lynn Ulbricht y cómo era tu vida hasta el momento del Pirata Roberts.
Nací y crecí en un suburbio de la ciudad de Nueva York. También vivimos en Suiza durante un año. Estudié Periodismo en la Universidad de Misuri. Más tarde viví en California por un tiempo y trabajé como relaciones públicas y redactora. Luego me mudé a Austin (Texas) con mi esposo y criamos allí a nuestros hijos. Ambos éramos empresarios. Tuve un par de negocios y también trabajé como escritora independiente. Somos dueños de una propiedad de alquiler vacacional en Costa Rica que construyó mi marido. Así que trabajábamos mucho, pero teníamos una vida bastante fácil para sacar a nuestros hijos adelante. Tanto Ross como su hermana recibieron una buena educación. Las cosas iban bastante bien hasta que arrestaron a Ross. Fue muy impactante porque Ross no era para nada un chico problemático, había sido un estudiante excelente y nunca nos dio disgustos.
La manipulación de los medios
Y de la noche a la mañana pasáis de tener una vida anónima a ser el foco de atención de los medios de todo el mundo. Como periodista, ¿cómo vives esta experiencia?
Nos enteramos de que le habían arrestado a través de una llamada telefónica de una reportera de Reuters. Cuando nos dijo de qué estaba acusado, nos quedamos en shock. Pero ¿de qué estás hablando? ¿Ross? No es posible. ¡Esto es una locura! Encendí la televisión y ahí estaba George Stephanopoulos diciendo que arrestaron al “tipo”. Pero, en Estados Unidos, ¿no tenemos juicios antes de declarar a alguien culpable? De repente, teníamos un montón de periodistas en la puerta de casa sacando fotos. Los vecinos salían a preguntar qué estaba pasando. Los teléfonos no paraban de sonar y recibíamos muchos correos electrónicos. También venían amigos a casa para saber qué estaba sucediendo. Fue como si un maremoto golpeara a nuestra familia, un tsunami, en realidad, y nos pusimos a remar tratando de no ahogarnos. Fue tan impactante… Mi vida nunca ha sido la misma desde entonces. Y así lo decidí al día siguiente, cuando siguieron las mentiras sobre Ross que lo retrataban como alguien terrible y muy violento. Recuerdo despertarme y solo pensar en esto: están mintiendo sobre mi hijo y tengo que hacer algo. Así que contacté a un amigo de Ross que me propuso lanzar una web sobre quién era Ross y quién no era. ¡Justo lo que necesitábamos! Elaboré una lista de quién es Ross y quién no es y ese fue el comienzo de todo.
“Nos enteramos de que le habían arrestado a través de una llamada telefónica de una reportera de Reuters. Cuando nos dijo de qué estaba acusado, nos quedamos en shock. Pero ¿de qué estás hablando? ¿Ross? No es posible. ¡Esto es una locura!”
Y enseguida llegó el juicio.
Antes trasladaron a Ross a Nueva York, algo que cuestioné porque lo arrestaron en California y suponía un cambio de sede. Parece que el distrito sur de Nueva York quería el caso. Cuando lo visité en la cárcel de Nueva York empecé a darme cuenta de muchas cosas. Por ejemplo, la audiencia para la fianza fue en la ciudad de Nueva York y el fiscal le tendió una emboscada a nuestro abogado diciendo que Ross había cometido asesinatos a sueldo. Nos preguntábamos de dónde venían aquellas acusaciones. De hecho, fueron acusaciones que dos meses después no se presentaron en el juicio. Así que es algo que dijeron a la prensa, pero sin ninguna prueba. Y ahí también empecé a comprobar cómo operaban los medios, que ya lo daban por culpable. Les atendía, pero distorsionaban completamente mis palabras. Tomaban un trozo de una frase, la juntaban con otra y la frase tomaba un sentido totalmente diferente. Me he vuelto escéptica, no diría con todos los medios, pero sí con la mayoría, porque no parecen preocuparse por los hechos reales. Es como si se hicieran eco entre sí. Solo otro ejemplo, se dice que Silk Road era un sitio web de mil millones de dólares, pero los datos oficiales del gobierno estimaron que, incluyendo incluso los bienes legales, el valor ascendía a 183 millones de dólares. ¡Hay una gran diferencia entre 183 millones y mil millones! Pero es mucho más emocionante decir más de mil millones y a veces incluso he oído dos mil millones. Es absurdo. Es clickbait, como el asesinato a suelo. Así que soy muy escéptica y algo temerosa de muchos medios porque siento que a veces me usan para su interés y luego distorsionan y tergiversan todo el asunto. Me he alejado bastante y he rechazado a muchos medios importantes porque no confío en ellos. Algo que he aprendido a base de ensayo y error.
Entonces, como periodista, reconoces las malas prácticas o las estrategias de tu colectivo.
Sin duda. Por ejemplo, se acercan asegurando que esto ayudará a Ross, pero
le acaba perjudicando. De hecho, es lo que pasó en el libro American Kingpin. Su autor, Nick Bilton, entrevistó a Julia, la exnovia de Ross. Estuve con ella hace unos días y me comentó que accedió a hacerlo porque le dijo que ayudaría a Ross, pero mintió y tergiversó gran parte de lo que dijo. En otra ocasión, un periodista de la revista Rolling Stone me convenció bajo el argumento de que lo iba a hacer de todos modos y, si no participaba, no aparecería nuestra versión. Así que accedí, pero también distorsionó por completo mis palabras. Fue horrible. A lo largo de estos años he accedido a entrevistas y a facilitar fotos e información para que la historia fuera completa, pero se acabó. No quiero que me utilicen para lastimar a mi hijo. Nunca más, aunque es algo que también he aprendido a base de palos.
Agentes corruptos de la DEA
Siempre has afirmado que el juicio de varias semanas en Manhattan para el distrito sur de Nueva York no fue justo.
Diría que la clave es que había dos agentes corruptos que tenían libre acceso a Silk Road. Robaron mucho dinero de vendedores y fueron condenados a prisión. Sin embargo, al jurado no se le permitió saber sobre ellos. Tal vez el jurado, si lo hubiera sabido, podría haber pensado que estos dos tipos corruptos quizá manipularon pruebas porque podían actuar con diferentes alias. Estos agentes podían haber contaminado cualquier evidencia, pero el jurado no tuvo esa información crucial y acusaron a Ross de todo. Los cargos de los asesinatos, incluido el de Curtis Greene, quien fue la única presunta víctima, se basaron en las pruebas presentadas por Carl Force, uno de los agentes corruptos de la DEA. Así que se supone que debemos creer en la palabra de un agente que se ha demostrado que es corrupto, quien cometió un asesinato a sueldo. Incluso la presunta víctima, Curtis Green, no creyó que fuera Ross. Curtis es partidario de que Ross salga de prisión y también me comentó que Nick Bilton distorsionó su papel en American Kingpin.
Hubo otras irregularidades en el juicio, ¿no?
Además de que al jurado no se le permitió conocer el papel de estos agentes en el caso, también se descubrió que, mientras Ross estaba en prisión, alguien se conectaba a Silk Road con la identidad de Dread Pirate Roberts. Así que había más de una persona tras esta identidad. De otro modo, no veo como una persona que ni siquiera es programadora podría hacerlo sola. En cualquier caso, aunque las pruebas señalaban a que había más de una persona involucrada, se dio por hecho que Ross era el culpable de todo.
Uno de los aspectos más críticos y controvertidos del caso es cómo llegaron al servidor de Silk Road ubicado en Islandia. ¿Hay alguna hipótesis?, ¿crees que algún día se sabrá la verdad?
Buena pregunta. No lo sé. Sé que muchos expertos en ese momento dijeron que su explicación no tenía sentido. La cuestión es que el caso está cerrado, así que dudo que muchas de las irregularidades salgan a la luz algún día. Estoy segura de que hay mucho más de lo que sabemos.
“Cuando detuvieron a Ross era un mundo diferente, fue hace nueve años y muy pocos estados tenían el uso legal de marihuana. El jurado ni siquiera había oído hablar de bitcoines. Hoy juzgarían a Ross de otra manera”
Al final, el caso de Ross va mucho más allá de las drogas y tiene implicaciones para el resto de la sociedad.
Sin duda, porque se violan principios recogidos en varias enmiendas de nuestra Constitución que siembran precedentes peligrosos para el futuro. Por ejemplo, hubo una violación de la Sexta Enmienda, que asegura que una persona acusada debe ser juzgada por un jurado. La cuestión es que la jueza determinó lo que a ella le pareció correcto, pero el jurado nunca respaldó esta sentencia tan dura. La jueza se basó en el argumento de que Ross planeó un asesinato a sueldo, algo que nunca se probó, nunca se llevó a la Corte y nunca lo dictaminó un jurado, lo que supone una violación de la Sexta Enmienda.
Ya presentamos el caso ante la Corte Suprema como una violación de la Cuarta Enmienda, que trata sobre cómo se llevó a cabo la búsqueda e incautación de Silk Road. La Corte Suprema recibe diez mil peticiones al año y el caso pasó la primera fase, lo que nos dio muchas esperanzas. Tuvimos uno de los mejores abogados del país en el tema y no lo hizo por una gran cantidad de dinero, sino porque realmente pensaba que era un caso importante. Parecía que teníamos una gran oportunidad delante, pero finalmente lo rechazaron. Fue devastador porque esperaba que al menos redujeran la sentencia. En ese momento nos quedamos sin los tribunales, pero todavía había otra posibilidad judicial en el Tribunal Civil, la petición del habeas corpus, que también nos la denegaron hace poco.
Una sentencia más dura que la del Chapo
Y luego está la dureza de la condena.
Sí, porque además de la cuarta y sexta enmiendas de la Constitución, también entra en cuestión la Octava Enmienda, que prohíbe que el Gobierno federal imponga castigos inusuales y crueles. Muchas personas se quedan perplejas cuando conocen el caso de Ross. Es una condena extremadamente dura, que sienta un terrible precedente para otras personas. En estos momentos, lo estamos investigando, pero puede que Ross sea el único o de los pocos casos en recibir cadena perpetua tratándose de un primer delito no violento. Por lo general, si es la primera vez que cometes un delito y no es violento, no te cae una cadena perpetua sin libertad condicional o, como la llama Ross, una sentencia de muerte en prisión (death sentence en vez de life sentence). En cualquier caso, no queremos seguir luchando contra el gobierno y preferimos centrarnos en Ross y todo lo que está haciendo desde la cárcel.
¿Y qué posibilidades hay de que cambie su suerte?
De momento, la única manera de que al menos se corrija la sentencia de Ross es que el presidente de Estados Unidos firme una conmutación de la pena, que no significa un indulto, pero puede reducir la condena. Por eso tenemos la petición en Change y una web que recoge todas las muestras de apoyo. También hablamos con legisladores, porque queremos convencer a quien quiera que sea el presidente. El presidente tiene el poder de firmar un papel y dejarlo en libertad. Ross lleva muchos años en prisión con personas cuyas vidas han sido destruidas por las drogas y se arrepiente de lo que hizo. Aunque no obligó a nadie a hacer nada que no quisiera, al crear la plataforma fue parte del sistema que facilitaba la compra y venta de drogas, algo que lamenta.
Sin embargo, también se pueden comprar drogas a través de WhatsApp, Signal, Snapchat u otras plataformas. ¿Qué les diferencia de Silk Road?
No solo eso. Facebook compareció ante el Congreso y resultó que se vendieron más drogas a través de Facebook en seis meses que en todo Silk Road. En Amazon se podía adquirir cianuro hasta que en el 2013 una adolescente lo compró para suicidarse. Ni Zuckerberg ni Bezos tuvieron que rendir cuentas por ello. Es una gran injusticia.
Por otro lado, la sentencia de Ross es desproporcionada en relación con otros casos de Silk Road, pero también en relación con otras sentencias de delitos, en estos casos violentos, como la del policía Derek Chauvin, condenado a veintidós años por el asesinato de George Floyd. ¿Por qué que fue una sentencia tan dura?
¡Incluso es más dura que la condena del Chapo! Obvio que una cadena perpetua no deja de ser una cadena perpetua, pero el Chapo tiene una y Ross tiene dos. Uno de los motivos es que la jueza que se encargó del caso, Katherine Forrest, era conocida por sus sentencias especialmente duras y, personalmente, no estoy muy segura de que la eligieran al azar. Es llamativo que lo separaran del resto de casos de Silk Road y le pusieran esta jueza. Ross fue su quinta cadena perpetua aquel año. ¡Y tan solo era mayo! De hecho, los fiscales no recomendaban la cadena perpetua. Así que, sin duda, ejerció un papel crucial. Años más tarde la amonestó la Corte de Apelaciones por otra sentencia y, actualmente, ya no es juez.
“De momento, la única manera de que al menos se corrija la sentencia de Ross es que el presidente de Estados Unidos firme una conmutación de la pena, que no significa un indulto, pero puede reducir la condena”
¿Es cierto que al inicio le ofrecieron un trato de diez años de condena?
Esta es otra de las mentiras que difundió Nick Bilton en Vanity Fair. Cuando vimos aquello pensamos que, si era cierto, entonces Ross no lo sabía y su abogado no se lo dijo. Así que queríamos creer que era cierto porque había la posibilidad de tener ese acuerdo de culpabilidad que desconocíamos. Pero nuestro abogado fue a la Corte y el fiscal lo desmintió. Se lo comentamos a Nick Bilton, pero él insistía en que era verdad y que no revelaría sus fuentes. No le importaba que un fiscal lo desmintiera, no se iba a retractar de su declaración. Si a Ross le hubieran ofrecido diez años de condena lo hubiera aceptado.
Antes has mencionado los 183 millones de dólares como el valor estimado del total de ventas en Silk Road, una cifra draconiana que impusieron como parte de la condena. ¿Cómo se afronta un pago de este calibre?
En noviembre de 2021 confiscaron la billetera de un hacker que movió miles de bitcoines de Silk Road a una billetera privada en abril del 2013 y cuyo valor era de más de tres billones de dólares. Así que hicimos el trato de que, si Ross no reclamaba el dinero robado, podían quedárselo para saldar la deuda. Son buenas noticias porque cuando Ross salga no les deberá dinero.
Soluciones más constructivas
Aunque te he oído decir en varias ocasiones que no estás aquí para abogar por la regulación, sí reconoces el fracaso de la guerra contra las drogas de Estados Unidos. ¿Es algo que ya pensabas o sobrevino con el caso de Ross?
Lo cierto es que no pensaba en ello. Hace años arrestaron a un amigo que recibió una sentencia mínima obligatoria y no me pareció correcto. Por lo demás, realmente no pensaba en las prisiones o en la guerra contra las drogas ni nada por el estilo. Pero para mí es obvio que la guerra contra las drogas no funciona. No logra frenar el consumo, resulta muy costosa a los contribuyentes y a la vez tiene consecuencias destructivas. Si las drogas fueran legales, los cárteles y toda la violencia que conlleva estarían fuera del negocio. Tal vez deberíamos probar algo diferente. Es algo en lo que he pensado a partir de lo ocurrido con Ross, pero también a partir de conocer a tantas personas que están en la cárcel por ello. La prohibición no funcionó con el alcohol y la derogaron. Y tampoco funciona con el resto de drogas. Es necesario probar otras estrategias.
De hecho, Ross es otro ejemplo paradigmático del fracaso de la guerra contra las drogas. La jueza le aplicó una condena severa para desalentar a otros de abrir nuevos criptomercados y obtuvieron el resultado contrario.
No funcionó en absoluto. De hecho, tras la sentencia hubo un gran aumento de mercados en la darknet. Y quiero insistir en el hecho de que Silk Road era diferente de otros mercados porque se basaba en el principio de no violencia. Es decir, se permitía el intercambio voluntario y consensuado entre dos personas siempre que no se lastimara a una tercera. No se permitían cosas como la pornografía infantil o nada que tuviera que ver con niños. Eso a pesar de que en los medios decían barbaridades, como que había tráfico de personas, incluidos menores. Estoy segura de que en otras plataformas no tienen este tipo de restricciones, pero en Silk Road, sí. Y lo sé de buena tinta porque Curtis Greene, el mismo tipo que supuestamente fue víctima de un asesinato a sueldo, era un administrador y me contó cómo pasaba horas y horas todos los días buscando este tipo de cosas que violaban los principios. No era el típico mercado de la red oscura, pero no se permitió mencionar nada de esto en el juicio.
Como periodista, ¿qué opinas sobre el abordaje de las drogas en los medios de comunicación?
Los medios son muy sensacionalistas y rara vez veo algo que se cuestione la guerra contra las drogas, que visibilice experiencias diferentes de otros países o proponga soluciones. Insisto en que no estoy a favor de las drogas, creo que son muy destructivas y Ross lo ha aprendido en prisión, pero creo que los medios podrían hablar sobre soluciones más constructivas.
En el 2020, el presidente Trump consideró conmutar la sentencia de Ross antes de dejar el cargo. ¿Por qué crees que finalmente no lo hizo?
Era una época caótica en Estados Unidos y se publicaron esos rumores en los medios. Nosotros nos los creímos y teníamos muchas esperanzas. Fue devastador cuando supimos que no.
A principios de octubre, el presidente Biden dijo que nadie debería estar en la cárcel por fumar marihuana y anunció que iba a indultar las condenas federales por posesión de marihuana. ¿Sus declaraciones ofrecen esperanza?
Sí. Por supuesto nadie debería ir a la cárcel por fumar marihuana. Aunque una amiga de Students for Sensible Drug Policy me decía que en realidad no hay nadie en prisión por posesión de marihuana a nivel federal. Así que es un paso en la dirección correcta, pero claramente insuficiente.
“Basada en hechos reales”
Se han hecho reportajes, documentales, libros y, en el 2021, llegó la película de Silk Road. ¿Qué te pareció?
La película ya comienza diciendo que está basada en una historia real, excepto cuando mentimos o inventamos cosas. No es realmente una representación fáctica. Tenía claro que iba a aparecer cometiendo el asesinato a sueldo porque es la parte más llamativa de la historia. Y la parte del agente corrupto no es real en absoluto, ni el nombre del tipo ni el motivo; está todo inventado. Pero la película sí ofrece una representación comprensiva de quién es Ross y no lo caricaturizan como un monstruo. Creo que terminas simpatizando con él como un joven que era muy idealista, que buscaba hacer el bien y se alejó de él. Así que, a pesar de que no es la historia real, podría haber sido mucho peor.
El pasado uno de octubre Ross comenzó su décimo año en prisión. Durante este tiempo ha habido muchos desarrollos e innovaciones tecnológicas; por ejemplo, bitcóin era la única criptomoneda en aquel momento y no existían los tókenes no fungibles (NFT). De hecho, a finales del 2021, Ross lanzó una colección de arte NFT que recaudó seis coma tres millones de dólares, parte de los cuales van dirigidos a Art4Giving, un proyecto de ayuda a otros presos. ¿Cómo se pone al día sobre estos avances?
Ningún preso tiene acceso a internet, así que se mantiene informado a través de artículos, periódicos y la televisión, donde incluso se publica el precio del bitcóin. La mayoría de los presos sí tienen acceso al correo electrónico mediante un sistema de correo interno de la prisión, no a través de internet. Pero Ross no tiene ese privilegio porque deben creer que lo puede piratear.
Si juzgaran a Ross hoy, ¿crees que la sentencia sería diferente?
Sin duda. Cuando detuvieron a Ross era un mundo diferente, fue hace nueve años y muy pocos estados tenían el uso legal de marihuana. Y aunque todavía es ilegal a nivel federal, hoy en día tenemos muchos más estados con acceso legal. Además, por entonces se pensaba que bitcóin era algo oscuro y aterrador que nadie usaba. El jurado ni siquiera había oído hablar de bitcoines y no tenían idea de qué se trataba. Hoy juzgarían a Ross de otra manera, especialmente si fuera en California, donde le deberían haber juzgado.
Si un país ofreciera asilo político a Ross, ¿podría ser una salida?
Es una idea interesante. Pero es difícil de imaginar porque para eso antes deberían dejarlo libre.
En este viaje, ¿qué ha sido lo más decepcionante?
Yo era una persona patriota que confiaba en nuestro sistema de justicia y los valores de nuestra Constitución. Por eso me convencí y confiaba en que tendríamos un juicio justo y en que los medios informarían del asunto de forma adecuada. Pero no fue así. Tanto en Estados Unidos como en otros países, siempre hay cosas que mejorar, pero me sorprendió descubrir que los principios de nuestra Constitución se han perdido en muchos ámbitos y, sin duda, nuestro sistema de justicia penal es uno de ellos. No me lo esperaba. He aprendido lecciones muy duras en estos años.
Recomiéndanos un libro sobre drogas.
Pues lo cierto es que no puedo recomendar ninguno. Antes leía muchos libros, pero ahora no tengo tiempo. Sí leo mucho sobre sistema penitenciario, política de drogas u otros temas, pero todo en línea.
¿Lo próximo?
Estamos a punto de lanzar la organización Mothers Against Cruel Sentences (‘Madres en contra de las sentencias crueles’), con la que queremos dar voz a otras madres y familias y sensibilizar a la sociedad sobre la crueldad de estas sentencias. Por algo nuestros padres fundadores dijeron que no se debía permitir encarcelar a alguien por el resto de su vida si es el primer delito y no es violento. Queremos llamar la atención sobre este tema, no solo por mí y por Ross, sino por muchos otros presos y sus familias. Porque es fácil caer en el pensamiento de que merecen la condena, pero cuando escuchas las historias y conoces cómo afecta a sus familias y, especialmente, a los niños y niñas que crecen sin sus padres, te das cuenta de que tenemos que cambiar las leyes. Creo que la sociedad debe conocer estas historias de vida terribles para entender qué está pasando con nuestro sistema de justicia penal. Y, por supuesto, seguiremos con la lucha para sacar a Ross de la prisión. Tenemos la petición de clemencia al presidente, donde ya hay más de quinientas cuarenta mil firmas de apoyo. No hay que ser de Estados Unidos para firmarla, así que animo a todo el mundo a hacerlo.
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