Héctor Bometón es un artista total de la comedia. A través de diferentes formatos y plataformas nos hace reír con sus Mierdecitas. Con una seriedad que aún despierta más risa, si cabe, por pillarnos de sorpresa, hemos hablado con él para que nos cuente en qué líos anda metido.
Para los que no te conozcan, ¿cómo te presentas?
Pues me llamo Héctor Bometón, tengo veintiocho años y nací en Elche. En internet me puedes encontrar bajo el nombre de Mierdecitas, una especie de pseudónimo del que reniego pero en el que a la vez me refugio para compartir mis tweets, poemas, viñetas y fotomontajes impunemente.
Mierdecitas es buena mierda. ¿Cómo me la venderías?
Me vendo fatal, de hecho, me da mucha vergüenza cuando tengo que hacer promo de mis libros o mis actuaciones, pero si me obligas a responder supongo que podría decir algo así como: “Mira, hago muchas cosas: dibujos, textos, clips, videojuegos... Algo te tiene que gustar”.
¿Alguien te ha dicho alguna vez que publicar cosas graciosas en internet no lleva a ningún sitio?
No, no me lo han dicho, pero lo pensé yo. Y te diré más... Me equivocaba. Si eres más o menos constante y el contenido que generas merece la pena, es bastante fácil que prospere tu proyecto, dentro de internet y fuera.
Es evidente que sí. Dicen por ahí que eres uno de los reyes del posthumor. ¿Qué significa exactamente posthumor?
Es halagador que se me tenga en cuenta cuando se menciona la palabra posthumor. Me gusta porque es una manera de tenerme localizado y a la vez se me está metiendo en el mismo saco que a gente a la que yo sigo y admiro. Dicho esto, sigo sin tener muy claro el significado de la palabra o hasta dónde acota.
Veo en tus Mierdecitas una ligera pátina de odio que me fascina. Creo que es un odio exquisito. ¿Se odia más en Twitter o en Facebook?
El afán de protagonismo es casi idéntico en ambas redes (según lo percibo yo), pero quizá por el formato de los tweets, tan breves, y una mayor facilidad para guardar el anonimato, es más fácil soltar exabruptos en Twitter.
¿Dónde crees tú que están los límites del humor? Si es que existen.
Como autor de Mierdecitas no es un tema que me interese demasiado, porque ni tengo la sensación de rondar esos límites ni me pone especialmente transgredirlos, estén donde estén. Me gustaría decir que todo vale, de verdad; suena guay, pero hay una realidad de la que cada vez soy más consciente por la gente que tengo alrededor y que son activistas en defensa de distintas causas, y esa realidad es que los chistes no siempre son “solo chistes”, y que tienen unas consecuencias muy concretas y nocivas para algunas personas.
Humorista, dibujante, escritor, monologuista, programador… ¿De dónde viene tu formación?
Estudié el bachillerato de Ciencias y luego empecé Publicidad en la universidad pública, y la dejé a los tres meses porque es la puta peor carrera del mundo. Luego estudié en Ciudad de la Luz, la desastrosamente desmantelada escuela de cine de Alicante. Así que supongo que soy todo eso a pesar de mi formación.
¿Tienen algo de culpa los porros en todo ese sarcasmo y lucidez que destilas?
Muchas de mis ideas son hijas de los porros u otras sustancias, pero menos de las que podrías pensar. Tampoco sé cuánto se diferencian cualitativamente de las que fueron paridas en sobriedad. Sí que es cierto que últimamente que estoy haciendo un consumo más regular de marihuana noto que el caudal de ideas es más viscoso. Esto es bueno, ¡eh! Me refiero a que fluye con menos facilidad, pero es mucho más denso y rico.
Describe tu porro perfecto.
Mi porro perfecto es uno que no me incapacite. Me gusta fumar sobre todo por la noche, cuando llega el momento de desconectar del asqueroso estrés y puedo estar ocioso.
Cuéntanos un poco de qué va tu videojuego y en qué contexto lo estás programando.
El videojuego es una especie de biopic sobre mí, pero maquillado para que sea divertido en lugar de patético. Te daré una primicia: el objetivo en el juego es que yo, el protagonista, supere el miedo a la muerte. Esa es la sinopsis a grandes rasgos, y te la doy en exclusiva. En la medida en la que es un relato de mi vida, en él están plasmados todos mis afectos y obsesiones: estados alterados de conciencia, desórdenes alimentarios, convivencia en pareja, ansiedad y depresión... Respecto al contexto en el que lo estoy desarrollando, el peor posible: mi tiempo libre. Es el peor posible porque es bastante escaso y no siempre lo puedo invertir en el videojuego, así que todo va más lento de lo que yo quisiera. Cuando termino de trabajar, después de horas delante del ordenador... Sigo delante del ordenador.
Y para finalizar, una pregunta apocalíptica: ¿cómo te imaginas el fin del mundo?
El fin del mundo lo he visto en sueños más de una vez y casi siempre son meteoritos. Una vez soñé con una erupción como la del Krakatoa no, lo siguiente, pero casi siempre meteoritos. Espero que sea así y se cumpla mi sueño.
Nosotros también esperamos que se cumplan los sueños de Héctor Bometón y sus Mierdecitas, porque el humor es síntoma de inteligencia, y eso nos gusta no, lo siguiente.