Frente a lo que se pueda pensar, una formación científica no aleja a la persona de las humanidades, sino que la acerca, por una vinculación fuerte que existe entre los dos mundos, desde un prisma totalmente distinto al que pueda tener un licenciado en Bellas Artes.
Así es como Peri Helio aplica sus conocimientos matemáticos y astronómicos a su pintura, junto con experiencias de carácter personal, de una manera nada impostada, con unos resultados, tanto en pinturas como en murales, de una estética única y reconocible. Vinculado a la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra a través de su amistad con Liqen y Pelucas, su pintura, sin embargo, es totalmente autodidacta. Sus obras destacan por su carácter onírico, con claras evocaciones e influencias del surrealismo y el simbolismo.
Ha formado parte del colectivo artístico tinerfeño Los Chinijos (2007 y 2008) y ha participado en festivales de arte urbano como Desordes Creativas. Sus murales se han podido ver, además de en España, en países como Italia, Portugal, Francia y Alemania, entre muchos otros. Ha realizado exposiciones individuales y colectivas en diferentes espacios, entre los que destacan el Espacio D del Museo Reina Sofía (Madrid) o el Fórum da Maia (Portugal). Sus trabajos aparecen en revistas y libros como Los nombres esenciales del arte urbano y del graffiti español (Lunwerg Editores) o el primer volumen de Street Art & Graffiti (Fronteira do Caos Editores).
Pese a que el mural y el papel son sus soportes habituales, desde hace algunos años también trabaja con la cerámica, gracias a su maestra Emilia Guimeráns, y ha montado recientemente su propio taller de serigrafía. Hablamos con él sobre su interesantísimo universo pictórico y sobre la forma en la que entiende y encara su trabajo artístico.
¿De qué manera has vinculado tu formación de matemático con especialidad en astronomía a tu trabajo como artista?
Tanto las matemáticas como la astronomía están muy presentes en mi trabajo. La geometría, por ejemplo, tiene un papel protagonista en mi obra, y haber estudiado matemáticas sin duda tiene mucho que ver con la forma en que la entiendo y la utilizo. También la visión espacial, las proporciones o incluso la forma de plantear las composiciones de mis trabajos están muy influidas por las matemáticas, así como muchos otros aspectos en los que sin duda mi formación condiciona mi trabajo artístico. La astronomía es otra de mis pasiones, y como tal son habituales las alusiones al cosmos. Tanto a nivel conceptual como visual es un elemento fundamental en mi obra, en la que a menudo aludo a la idea del multiverso y a la teoría de la relatividad entre otras teorías y conceptos astronómicos.
¿Dónde es más fácil perderse, en el universo como tal o en el universo de un artista?
En el universo como tal. Es que ni somos capaces de concebirlo en su totalidad.
¿Qué es para ti la belleza y dónde la encuentras?
Para mí es muy difícil definir la belleza con palabras. Es un concepto muy subjetivo, y como tal depende mucho tanto de la percepción de cada uno como de nuestros esquemas mentales, o incluso de nuestro estado de ánimo al observar o escuchar algo… La belleza está presente, de alguna forma, en todo aquello que te conmueve o que provoca gozo al contemplarlo, y que genera en ti una sensación de atracción y/o de bienestar al contemplarlo. Por suerte, encuentro belleza en multitud de cosas que me rodean, aunque a veces hay que saber observar para encontrarla, principalmente en la naturaleza, en esa que no ha sido demasiado estropeada por el ser humano todavía, en las estrellas y otros cuerpos celestes, en la gente con buen corazón… Y, por supuesto, en el arte, o en lo que yo considero arte, que no siempre coincide con los estándares.
¿En qué contexto sueles trabajar?
La verdad es que trabajo en contextos muy diferentes. Cuando trabajo en un mural acostumbro a hacerlo en espacios abiertos, intentando aprovechar al máximo las horas de luz, y siempre escucho música mientras pinto: punk rock, Franco Battiato, heavy metal, breakcore, son jarocho, rap…; depende mucho de lo que esté haciendo. Nunca fumo ni bebo alcohol cuando estoy pintando un mural, prefiero estar despejado cuando manejo una grúa a tanta altura.
¿Y dónde dibujas?
Suelo dibujar en espacios cerrados, ya sea en mi casa o en el taller que comparto con otros artistas, y aunque procuro trabajar de día me gusta mucho hacerlo de noche, cuando todo está más tranquilo. También suelo escuchar música, aunque cuando tengo clara la idea de lo que voy a hacer tiendo a cambiar la música por algún documental, entrevista o película de fondo, pese a que en realidad no les presto mucha atención.
¿Qué valores emocionales crees que despierta la elección del blanco y negro en muchas de tus obras?
El blanco y negro tiene una relación directa con la dualidad: el día y la noche, el bien y el mal, lo femenino y lo masculino, el yin y el yang… Juega con el contraste, con la contraposición, y además es una forma muy directa de llegar al espectador. No sé si el hecho de que muchas de mis obras sean en blanco y negro despierta algún valor emocional en sí mismo, supongo que en ese sentido es más determinante el contenido de mi trabajo.
¿Qué es lo más agradecido del formato mural?
Disfruto mucho del propio proceso de pintar un mural. Quizás sea eso lo más agradecido: la diversión a la hora de hacerlo, de enfrentarte a una superficie de grandes dimensiones y plasmar tu idea en ella. También es muy gratificante la interacción con el entorno y la relación que acabas estableciendo con los vecinos a lo largo de los días en los que estás pintando el mural. A medida que vas avanzando en el mural, los vecinos se van acercando, hablan contigo, y poco a poco se va estableciendo un vínculo con ellos del que se impregna el mural. De alguna forma pasas de invadir un espacio público con tu trabajo a formar parte de una comunidad.
¿Qué peso autobiográfico hay en tu trabajo?
Mucho. También hay mucha crítica social, mucha geometría y muchas otras cosas, pero creo que vuelco mucho de mí en mi trabajo: cómo me siento, lo que percibo; de forma más directa unas veces y de forma más indirecta otras, pero para mi es imposible no volcar todo eso que llevo dentro en mi trabajo.
¿Qué sacarías de los museos y qué pondrías en su lugar?
Sacaría las exposiciones “inmersivas” en las que se emplean nuevas tecnologías para interactuar de diferentes formas con obras clásicas o contemporáneas que no fueron concebidas para ello. Creo que una obra de arte debe interactuar en sí misma con el espectador, sin necesidad de intermediarios ni efectismos externos. Si lo que se busca con este tipo de iniciativas es introducir las nuevas tecnologías en los museos, promovería exposiciones con presencia de artistas actuales que trabajen con nuevas tecnologías, o colaboraciones entre estos y otros artistas plásticos.
¿Cuáles son tus referentes artísticos?
Mis referentes artísticos son muchos y variados. Sin duda, El Bosco, Escher y Moebius son algunos de los más importantes, pero también Hayao Miyazaki, Piranesi y Dalí, entre muchos otros. También hay otros más actuales como Blu, el muralista italiano, o mis amigos Liqen y Pelucas, que han sido determinantes en mi proceso artístico. Y, sin duda, mi maestra de cerámica Emilia Guimeráns y Miguel Vázquez, también maestro de cerámica, que en los últimos años me han mostrado la importancia del oficio en el arte.