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Los Latin Kings

Los Latin Kings

Los Latin Kings de Nueva York a finales de los noventa, con su líder Antonio “King Tone” Fernández, en el medio.

Nacidos como un movimiento de apoyo a los migrantes en Chicago, los Latin Kings evolucionaron desde la solidaridad comunitaria hacia una de las organizaciones más influyentes y controvertidas del mundo. Con miles de miembros repartidos entre América y Europa, sus códigos, rituales y tensiones internas dibujan una historia marcada por la violencia, la política, la cultura urbana y la búsqueda de identidad.

El germen de los Latin Kings se sembró en 1940 en Humboldt Park, un barrio de inmigrantes de Chicago en el que convivían griegos, italianos y latinos. Ramón Santos, un puertorriqueño, creó una asociación llamada Latin King Tribe, que tenía el noble propósito de unir a todas las comunidades latinas y luchar contra la discriminación. Con el tiempo se convirtió en una pandilla que se extendió a otros barrios de la ciudad, de Estados Unidos y también a las cárceles. Su misión era que los latinos estuvieran protegidos. En 1954, muchas de estas pandillas se unieron para fundar el Almighty Latin King Nation (ALKN), que hoy es una de las pandillas más consolidadas del mundo, con unos cien mil miembros (según sus propias cifras) en Estados Unidos, Canadá, Latinoamérica, Italia y España, una bandera, un “manual de estilo” y una filosofía vital. 

No existe mucha documentación sobre los inicios de los Latin Kings. En el 2003, uno de ellos, llamado Richard Flood, escribió un ensayo en el que explicaba que en la década de los cuarenta los Kings ayudaban a los migrantes portorriqueños recién llegados a Estados Unidos a integrarse en Chicago y en Estados Unidos. Repartían ropa, menaje del hogar y les ayudaban a encontrar casa y empleo. También hacían de traductores y les protegían del racismo, tanto de otros inmigrantes como de la policía. Estas redes de cooperación que brindaban los Latin Kings fueron adoptadas por los barrios mexicanos de Chicago y se fueron exportando a otros barrios y ciudades. No había más vínculo que esa ayuda inicial y, una vez los inmigrantes lograban “ponerse en pie”, no volvían a tener contacto con el ALKN. 

En la década de los sesenta, los Latin se volvieron más violentos y las peleas con otras pandillas (sobre todo, de blancos arios) se volvieron más frecuentes. En estos años, según Flood, la pandilla tomó un cariz más político y marxista (a raíz del movimiento por los derechos civiles y de las protestas estudiantiles de 1968). Formaron una alianza con una pandilla de afroamericanos, los Blackstone Rangers, con los que siguen manteniendo nexos. El gobierno de Richard Nixon buscaba limitar el poder de los Black Panthers y por ello buscaba cooptar a otros grupos de afroamericanos. Por ello, los Blackstone Rangers fueron invitados a la Casa Blanca y les dieron seiscientos mil dólares para realizar programas sociales. Siguiendo esta misma política, los Latin Kings recibieron un donativo de ciento sesenta y cinco mil dólares del alcalde de Chicago, Richard Daly, para buscar reducir la violencia, con los que abrieron centros comunitarios en los alrededores de Humboldt Park para que promovieran la cultura latina. 

Los Latin Kings estuvieron a punto de convertirse en un movimiento político, como los Black Panthers, entre 1968 y el 1970. La policía de Chicago dio una brutal paliza a uno de sus integrantes y los enfrentamientos entre los Latin Kings y la policía y la Guardia Nacional fueron cotidianos. Sin embargo, lo que cambió radicalmente el rumbo de los Latin Kings fue la heroína. Para el verano de 1971, los ALKN estaban al borde de la desaparición. Muchos de sus primeros miembros estaban presos por su adicción y la pandilla se había vuelto extremadamente violenta y había perdido tracción en los barrios de Chicago. Pero ese verano condenaron por asesinar a un pandillero a dos jóvenes de dieciocho años a los que enviaron a la cárcel de Statesville. El puertorriqueño Gustavo Colón (apodado “Lord Gino”) y el mexicano Raúl González (“Baby King”) llegaron a una cárcel repleta de latins y transformaron la organización. 

Lord Gino y Baby King subieron rápidamente en las filas de los Latin Kings y se convirtieron en “coronas”, como se conoce a los máximos líderes del grupo. Cohesionaron los Latin Kings y los transformaron en una de las pandillas más potentes de Estados Unidos. Empezaron controlando las cárceles y también el tráfico de heroína en las calles de Chicago. En 1972 redactaron una Constitución que tenían que leer todos los integrantes del grupo. En su segundo artículo declaran: “Nuestro propósito es auxiliar y asistir a todos los oprimidos, en particular a las personas del Tercer Mundo”. Por ello, en todas sus sedes hay una “caja para los pobres”, en la que se recolecta dinero para los reos o para los integrantes más necesitados. Los estatutos del ALKN obligaba a los nuevos integrantes a leer el Arte de la guerra, de Sun Tzu, y El príncipe, de Maquiavelo. Además, prohibía el consumo de drogas (algo que no se cumplía) y también la homosexualidad (según Flood, no era por razones retrógradas, sino para evitar que, en las cárceles, los presos más fuertes violaran a los más débiles). 

Uno de los rasgos que hacen a los Latin Kings una pandilla diferente es la cantidad de papeleo que tienen. Además de su constitución, sus integrantes firman un documento en el que aceptan formar parte de los Kings y aseguran haber leído toda la documentación asociada. También rellenan un formulario donde establecen qué pasará con sus restos en caso de morir (si han pagado una casa funeraria o el lugar en el que quieren que se esparzan sus cenizas). El ALKN también tiene una “Suprema Corte” que dirime las diferencias entre integrantes e imparte castigos. Para ello también hay una serie de documentación que debe ser rellenada con un espacio para que el acusado se explique, presente testigos y sea representado por un “abogado” latin. 

El castigo se impone a través de una “orden ejecutiva” que firman los integrantes de la Suprema Corte Latin King. Entre los castigos más conocidos está el “360”, en el que el infractor se pone en el medio y es rodeado por otros kings que le golpean durante un periodo de tiempo (entre 3 y 5 min, dependiendo de la gravedad del delito), o “la pared”, en el que el ofensor se coloca contra una pared y le golpean. Según el manifiesto de los kings, existen tres etapas en la vida de un latin hasta alcanzar el grado de “rey”. En la primera, o etapa primitiva, la persona se la pasa peleando y drogándose; en la etapa conservadora se cansa de la etapa participativa, se casa y se retira. Finalmente, se alcanza la etapa del nuevo rey, en el que asume todos los postulados del kingismo. Entre las reglas que incluye está la prohibición del aborto y la obligación de informar de cualquier relación sentimental. Además, las mujeres no pueden beber, fumar ni ir a discotecas hasta los dieciocho años, mientras que los hombres lo pueden hacer desde los dieciséis.

A España los Latin Kings llegaron con el nuevo milenio, cuando se incrementó la migración de latinoamericanos, y cuentan con más de un millar de integrantes. Hay seis capítulos o reinos de los Latin Kings en España: Reino Inca (Madrid), Hispano (Cataluña), Maya (Valencia), Azteca (Murcia) y Chibcha (Canarias). En el 2006, solicitaron que se les reconociera como una asociación cultural en Cataluña y la pandilla se dividió. Unos trescientos de los ochocientos kings que había entonces en esta comunidad autónoma se unieron a la asociación, mientras que el resto siguieron como pandilleros. Este estatus de asociación generó polémica en Cataluña, dado que podían aspirar a subvenciones del ayuntamiento, contaban con un local cedido para ellos en que hacían conciertos o talleres de violencia machista. También grabaron un disco de reggaetón.

‘Aliades’

Mariah Oliver, “la Madrina”.

Mariah Oliver, “la Madrina”.

Los Latin Kings son relativamente progres en cuestiones de género. En algún momento de la década de los ochenta añadieron una Q al nombre de la pandilla, que desde entonces se pasó a llamar ALKQN, para incluir a las Queens, las mujeres de la pandilla. En España, Mariah Oliver, “la Madrina”, fue una de las fundadoras de los Latin en España. Nació en una familia española de clase media y era muy buena estudiante hasta que se divorciaron sus padres, se mudó a un pueblo y cambió a un instituto con muchos compañeros que pertenecían a bandas latinas. “Tu objetivo inicial puede ser luchar contra el colonialismo, el sistema, el capitalismo. Pero ¿qué es el sistema? Es difícil pelear contra algo abstracto, y estos grupos se acaban centrando en defender lo concreto, que es el barrio”. 

En el 2006 fue detenida y pasó seis meses en Soto del Real, en régimen de aislamiento, dado que no tenía módulo de mujeres. Al salir de prisión dejó la pandilla, se puso a estudiar, se sacó la carrera e hizo el doctorado en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. También es investigadora en TRANSGANG, un proyecto de la misma universidad que estudia las bandas como agentes de mediación y resolución de conflictos. En el 2023 publicó unas memorias de su paso por la banda: Latin Queen. Ascenso, caída y renacer desde el corazón de una banda (Ediciones B). 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #332

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