Entre los fumetas también existen mitos sobre cómo funcionan los cannabinoides. Repasamos algunas que tienen que ver con el CBD.

Mito 1: No es ni psicoactivo ni medicinal; solo el THC es recreacional.

Aunque el CBD es clasificado de manera científica como “no-psicoactivo” pues no produce estados alterados de conciencia cabe discutir que sea así. Si produce efectos anti inflamatorios, relajantes o de animación, ¿cómo es que no lo es? Bueno, cabe decir que los términos técnicos son más finos que el lenguaje ordinario. En cierta medida el CBD es psicoactivo pero técnicamente, desde el análisis, no lo es.

Por otra parte el CBD no es la parte medicinal (únicamente) ni el THC la recreacional. Ambos tienen propiedades que sirven para el ocio y otras ayudan como fármaco.

Mito 2: El CBD es sedativo

El CBD no es en sí mismo sedativo, más bien al contrario: mantiene alerta pues es el que equilibra el efecto de adormidera del THC., así como la “resaca de THC”. Ni siquiera una dosis altísima de CBD produce efectos sedativos. La confusión viene en que muchos productos de CBD tienen otros componentes para incitar al sueño. El CBD calma y los otros te inducen el efecto sedativo.

Mito 3: Un poco de CBD es suficiente

El CBD es mucho menos potente que el THC por lo que un producto que ponga  la misma cantidad en la balanza de ambos cannabinoides no consigue “equilibrar” el efecto. Por ejemplo, para 5 mg. de THC lo ideal son de 30 a 200 mg. de CBD.

Mito 4: Da igual de donde saques el CBD es siempre igual

No, claro que no es lo mismo aislar las moléculas de CBD que extraerlo del cáñamo o el “CBD medicinal”. No es que a nivel molecular sean diferentes sino que la manera en que uno la encuentra condiciona el efecto. Suele ser mucho más efectiva la procesada en laboratorio para producto médico que la que se obtiene directamente del cáñamo. Sin embargo, a veces las líneas se desdibujan gracias a la hibridación y variedades con alto CBD.

Mito 5: el CBD funciona activando los receptores cannabinoides

El CBD no estimula directamente los receptores cannabinoides CB1 y CB2. Lo que hace es reducir la función de ambos receptores. De este modo las interacciones del THC, por ejemplo, son menores y menos efectivas.