De la misma manera que somos capaces de sintetizar en nuestro organismo sustancias que imitan los efectos de los opiáceos como la morfina, y que llamamos endorfinas, podemos también sintetizar unas sustancias que imitan el efecto de los cannabinoides de la planta del cannabis, y llamamos endocannabinoides.
Hace unos 450 millones de años, durante el periodo Cámbrico, en los Deuterostomos o animales con simetría axial, aparece evolutivamente un sistema básicamente bioquímico, cuya finalidad es la regulación de diferentes funciones vitales en dichos organismos. Este sistema, muchísimos años después, fue denominado Sistema Endocannabinoide o SEC, y ha perdurado hasta nuestros días, evolucionando en complejidad, así como los organismos se han hecho más complejos y hábiles en diferentes funciones.
Se compone básicamente de unas moléculas activas, o endocannabinoides, que pueden ser sintetizados en muchas células de nuestro organismo y actúan a través de una serie de receptores específicos, o receptores cannabinoides, que se encuentran ampliamente distribuidos en las células de los diferentes tejidos.
En 1992, el profesor Mechoulam y su equipo, en Israel, descubren el primer cannabinoide endógeno, producido por nuestro propio organismo. Lo identifican en estructuras cerebrales. Le llama Anandamida, (que deriva del sánscrito, y quiere decir felicidad suprema), o araquidoniletanolamida, AEA. Posteriormente se descubre el 2 Araquidonil.glicerol, y seguirían otros como Noladina, Virodamina, N-araquidonil dopamina, etc.
¿Que importancia tiene este descubrimiento? Pues resulta que nuestro organismo, y el de muchas especies muy alejadas de nosotros desde el punto de vista evolutivo, poseen la capacidad de sintetizar endocannabinoides cuando lo necesiten, para mantener la homeostasis o equilibrio interno del organismo.
El SEC es un complejo modulador de múltiples funciones de nuestro organismo. Está implicado en la regulación de funciones tan importantes como el control de la temperatura corporal, la ingesta y control del apetito, la nocicepción o percepción del dolor, control de excitabilidad neuronal, tareas de aprendizaje, emociones, procesos cognitivos, área de memoria, percepción sensorial, actividad motora, adiadococinesia (movimientos precisos), sistema reproductivo, actividad sexual o libido, regulación del sueño, regulación del estado de ánimo, gestión del stress, regulación metabólica, regulación endocrina, modula el crecimiento, la diferenciación, y la supervivencia celular. En definitiva, es un sistema que contribuye sin lugar a dudas al equilibrio homeostático de nuestro organismo, y el de multitud de especies muy alejadas evolutivamente de nosotros. Probablemente es necesario para la supervivencia de las especies que lo poseen. Ya aparece en las primeras semanas de gestación en algunas especies, por lo que su función es necesaria para el correcto desarrollo embrionario, también en los mamíferos, por supuesto.
Para que los cannabinoides ejerzan su función, se deben acoplar a unas estructuras especiales de las células llamadas receptores, y en función de qué receptor es activado o inhibido, básicamente, se produce una u otra respuesta biológica. Todos los cannabinoides actúan de la misma manera, a través de los mismos receptores.
Podemos considerar a partir de ahora los endocannabinoides o cannabinoides producidos por el propio organismo, los fitocannabinoides que provienen de la planta de cannabis, y los cannabinoides sintéticos que producen los laboratorios.
Todos actúan por las mismas vías, a través de los receptores del SEC
Hay diferentes moléculas que pueden actuar sobre el SEC, pero no todas ellas generan los mismos efectos y sobre todo son muy diferentes en toxicidad en muchos casos. Ya se ha intentado actuar sobre el SEC con moléculas sintéticas y el resultado fue desastroso, con muertes y retirada de producto en el caso de Rimonabant en 2009, después de haber superado el ensayo clínico. Y también el desgraciado caso del laboratorio Bial portugués, cuyo ensayo en Francia en 2016 tuvo que ser suspendido por causa de muerte.
Nunca los fitocannabinoides han demostrado toxicidad que pueda generar riesgo vital para el paciente, ni la intoxicación aguda ser causa directa de muerte en ningún usuario.
Los primeros receptores descritos fueron CB1 y CB2
La distribución de los receptores cannabinoides en nuestro organismo es única. Los receptores CB1 los encontramos fundamentalmente en el sistema nervioso central, en áreas relacionadas con funciones cognitivas, memoria, ansiedad, dolor, percepción sensorial, percepción visceral, coordinación motora, y áreas relacionadas con algunas funciones endocrinas. También los encontramos en algunas zonas del sistema nervioso periférico, testículos, corazón, intestino delgado, próstata, útero, medula ósea, endotelio vascular.
Los receptores CB2 se encuentran predominantemente en estructuras relacionadas con sistema inmunitario, linfocitos B y T, monocitos, macrófagos, células gliales en SNC, además del bazo. La distribución de los receptores CB es completamente diferente a la de otros receptores existentes en los organismos, pero sí se parece mucho de una especie a otra, lo cual nos permite pensar que se ha mantenido su función fisiológica durante la evolución.
Los receptores GPR55 solo los encontramos en mamíferos, no en aves ni peces. Lo que supone un salto evolutivo, una adaptación más a la complejidad de los mamíferos, respecto a otras especies. Distribuido en glándulas adrenales, bazo, sistema digestivo y sistema nervioso central.
Está ampliamente distribuido por el SNC, y encontramos estos receptores en núcleos Caudado y Putamen, Hipocampo, Tálamo, Hipotálamo, córtex prefrontal, y cerebelo.
Estos núcleos cerebrales, controlan funciones muy importantes, y el SEC expresa muchos receptores en estas estructuras. Es en estas áreas cerebrales, entre otras, donde el SEC controla la red de neurotransmisores, que son moléculas que transmiten información interneuronal, para activar o desactivar determinadas funciones, y mantener una adecuada respuesta del organismo ante el entorno. Los neurotransmisores regulan, entre muchos parámetros, el sueño, estado de ánimo, actividad neuronal, movimiento, memoria, etc. El SEC, puede actuar sobre todos los neurotransmisores, como regulador general, aunque muchas vías de neurotransmisores tengan a su vez sus mecanismos de regulación propios. Es el JEFE de la regulación, y por eso pensamos que cuando el SEC no está funcionando correctamente, se pueden generar diversas patologías o sintomatología común en multiples enfermedades que pueden tener su origen en este mal funcionamiento del SEC.
Los endocannabinoides se comportan en SNC como neurotransmisores, pero no se almacenan en vesículas sinápticas, sino que se inactivan localmente, y vuelven a sus precursores intracelulares. A nivel de las sinapsis neuronales, los cannabinoides actúan como inhibidores retrógrados. Este sistema de regulación es único, y nos permite actuar sobre la excitabilidad neuronal, en los casos de epilepsia, por ejemplo. Los endocannabinoides se sintetizan, actúan y se inactivan localmente. No actúan de manera sistémica, es decir en todo el organismo, sino que solo lo hacen donde es necesario, en la localización exacta de nuestro cuerpo donde sea preciso regular alguna función a nivel molecular, para un efecto concreto y selectivo, dependiendo del tipo de célula en el que se activen los receptores endocannabinoides.
Podemos, pues, actuar con fitocannabinoides a través del SEC, y dado que este sistema como hemos visto controla multitud de funciones, podemos modular un amplio abanico de síntomas.
El SEC constituye un complejo sistema de regulación, probablemente el más complejo que poseemos. Es necesario estudiar en profundidad esta compleja red de receptores, que determina múltiples dianas sobre las que podemos actuar con los fitocannabinoides, para controlar y tratar muchas patologías o enfermedades que comparten síntomas comunes. Los fitocannabinoides son moléculas muy poco tóxicas, y conocemos sus efectos secundarios, que podemos prever y solucionar fácilmente. Probablemente no son los analgésicos o antinflamatorios más potentes, comparados con otros fármacos, tampoco son los antiepilépticos más efectivos, ni su efecto ansiolítico es el más potente, pero nos ofrecen la posibilidad de tratar con resultados muy interesantes a pacientes que ya no tienen opciones terapéuticas o quieren reducir la toxicidad de algunos tratamientos prescritos, por la aparición de efectos secundarios que contraindican el tratamiento. Es aquí donde los fitocannabinoides son muy útiles para muchos pacientes, mejoran su calidad de vida con el uso seguro y controlado de cannabinoides.