Cuanto más se estudia el sistema endocannabinoide, más nos fascina su función vital en la salud y la enfermedad.
El sistema endocannabinoide (SEC)
En esencia, el sistema endocannabinoide es un sistema de señalización que permite que las células de nuestro cuerpo puedan comunicarse. La comunicación entre células, tejidos y sistemas es vital para todos los organismos multicelulares. Cuanto más complejos y evolucionados sean los organismos, mayor será la importancia de las comunicaciones celulares. La configuración básica necesaria para la comunicación o señalización celular es similar a la de otras comunicaciones. Tenemos que saber el mensaje que queremos enviar (una molécula de señalización) y a quién queremos enviarlo (que tenga los receptores o antenas adecuados). Las células normalmente se comunican mediante señales químicas. Estas son diferentes tipos de moléculas (los cannabinoides son una entre muchas) producidas por una célula emisora y liberadas en el espacio extracelular. Allí, pueden flotar, como mensajes en una botella, hacia las células vecinas o quedar en circulación.
No todas las celdas pueden «escuchar» un mensaje determinado. La célula deberá contar con el receptor adecuado para poder detectar una señal determinada. Cuando una molécula de señalización entra en contacto con su receptor, se produce una reacción que desencadena un cambio dentro de la célula. Las moléculas de señalización a menudo se denominan ligandos, un término genérico para las moléculas que se unen específicamente a otras moléculas (como los receptores). Una molécula de señalización y un receptor se reconocen entre sí gracias a una estructura molecular 3D única. Básicamente, un receptor se unirá a una molécula si su estructura se encaja con el punto de unión de los receptores, de forma muy similar a como una llave se ajusta al ojo de la cerradura. Si encaja, las puertas se abrirán, de lo contrario, no pasará nada. Si una molécula de señalización y un receptor coinciden, tendrá lugar una cascada de reacciones posteriormente, lo que finalmente llevará a un cambio en la célula, como la alteración en la expresión de un gen o incluso la inducción de un nuevo proceso, como pueden ser la división celular, la apoptosis, etc. Este tipo de comunicación no solo permite que las células respondan a los cambios en el entorno extracelular, se adapten a estos cambios y prosperen, sino que también intercambien señales entre células, tejidos, órganos y por todo el cuerpo. Estos principios básicos de la comunicación intracelular son importantes, ya que también son fundamentales para comprender el sistema endocannabinoide.
El papel del sistema endocannabinoide es muy complejo. Afecta a la mayoría de los sistemas de nuestro cuerpo y los receptores cannabinoides se manifiestan (a diferentes niveles) en la mayoría de los tipos de células. Por lo tanto, no es una tarea fácil explicar su función específica, ya que regula la bioquímica de la mayor parte de los 37 billones de células que se calcula que existen en nuestro cuerpo. Diferentes investigaciones han demostrado que el sistema endocannabinoide funciona como un mecanismo de SOS que se activa cuando nuestros cuerpos se desequilibran por algún motivo. Por ejemplo, se activa cuando sufrimos una lesión física, cuando nos encontramos con microbios patológicos y también cuando sentimos dolor emocional o nos estresamos.
Ahora entendemos que el SEC sirve como mecanismo de protección general que empieza a nivel celular, se extiende a tejidos, órganos, y cuerpo para causar nuestro bienestar general. El SEC se activa cuando la homeostasis celular se encuentra desequilibrada. Es como la primera línea de defensa que se produce y que activa todos los demás mecanismos necesarios para recuperar la homeostasis lo antes posible.
¿Qué es el estrés y cuánto es demasiado?
La vida en la sociedad moderna de nuestros días presenta muchos desafíos a nuestro sistema endocannabinoide y esto puede llevar al agotamiento del suministro de endocannabinoides y demás sistemas. Si echamos un vistazo a un día cualquiera, levantarse, preparar a los niños para ir la escuela, a nosotros mismos para ir al trabajo, con prisas, el tráfico, el trabajo duro y estresante, las relaciones laborales, el ambiente contaminado, la alimentación inadecuada, el agua, el aire, etc... resulta evidente que en un solo día nuestro SEC se enfrenta a más desafíos que en un mes o varios hace 100 años. Si nuestro sistema endocannabinoide es desafiado constantemente durante un período de tiempo prolongado, este mecanismo vital de SOS puede comenzar a funcionar incorrectamente. Puede funcionar mal al no producir endocannabinoides cuando los necesitemos, o bien producir endocannabinoides cuando no los necesitemos. Este suele ser una de las primeras fases en el desarrollo de una enfermedad crónica, la primera ficha de dominó que cae en una estructura de dominó compleja, que lleva a los síntomas y al desarrollo de la enfermedad. La mayoría de los expertos está de acuerdo en que muchas, si no todas, de las condiciones médicas crónicas conllevan un elemento de estrés en su génesis, por lo que el estrés se considera en realidad como la epidemia del siglo XXI.
La reacción de lucha o huida ha formado parte de nuestra fisiología desde siempre y ha servido muy bien a la humanidad durante la mayor parte de su devenir histórico. Este antiguo mecanismo de lucha o huida nos ayudó a mantenernos seguros al permitirnos obtener energía cuando necesitábamos defendernos o escapar de una situación peligrosa. También sirve como un mecanismo de protección SOS en muchos aspectos similares al SEC.
Cuando nuestra mente percibe una situación estresante, comunica este estrés a nuestra glándula pituitaria para que libere hormonas a las glándulas suprarrenales que, a su vez, liberan más hormonas para comunicarse con otras células y órganos del cuerpo. Esta respuesta de lucha o huida activa el sistema nervioso simpático, inhibe el sistema nervioso parasimpático y moviliza las energías necesarias para superar estos factores de estrés. Esto se conoce como el eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA). En caso de percibir estrés, la glándula suprarrenal producirá hidrocortisona (entre otras), conocida como la hormona del estrés. El aumento en la producción de hidrocortisona da como resultado una mayor disponibilidad de glucosa, ya que es una hormona de movilización de energía que facilita la lucha o la huida, pero la hidrocortisona también suprime los procesos metabólicos altamente exigentes del sistema inmunológico, lo que aumenta todavía más la disponibilidad de glucosa.
Nuestro cuerpo reacciona con respuestas de huida o lucha también en las situaciones cotidianas y esta exposición continuada o repetitiva al estrés no es algo que nuestros cuerpos acepten correctamente. Apreciamos un aumento asombroso en el síndrome de fatiga crónica, el insomnio y el agotamiento, por mencionar solo algunos que se han relacionado con la exposición prolongada al estrés no controlado.
¿Estamos haciendo frente al problema?
En un cuerpo sano, el sistema de respuesta al estrés se resuelve por sí mismo pero muchas veces no nos damos cuenta de los señales de advertencia de que padecemos un estrés crónico. Los síntomas pueden ir desde el cansancio que se siente durante unos días después de recuperarse de una enfermedad hasta la fatiga debilitante que sentimos diariamente y no desaparece solo con descanso, infecciones recurrentes, dolores de cabeza y problemas digestivos.
¿Qué tiene que ver el SEC con esto (interconexión HPA - SEC)?
El eje hipotalámico-pituitario-adrenal (eje HPA o HTPA) es un conjunto muy complejo de influencias directas e interacciones de retroalimentación entre los tres componentes: el hipotálamo, la pituitaria y las glándulas suprarrenales. Incluso las glándulas suprarrenales en sí mismas son algo más que meras productoras de hidrocortisona ya que producen más de 50 hormonas diferentes (adrenalina, aldosterona, DHEA, testosterona, progesterona y otras). El SEC está íntimamente relacionado con nuestras respuestas al estrés en muchos aspectos, desde la percepción de una situación y las reacciones bioquímicas hasta la dosificación de nuestras respuestas y comportamientos en situaciones límite. De hecho, el SEC está involucrado en la percepción del estrés, la producción de neurotransmisores, la producción de hormonas del eje HPA y la producción de hidrocortisona, las funciones de los circuitos de retroalimentación y prácticamente en todos los aspectos de las respuestas al estrés.
Por lo que hemos podido descifrar hasta ahora, el SEC es una parte vital e integral de la percepción del estrés, en cierto sentido, es una interfaz entre la entrada de estímulos y las respuestas a nivel sináptico y conductual. El SEC nos ayuda a definir la importancia de la situación, a determinar la importancia de la amenaza y a ajustar las respuestas de comportamiento correctas, esenciales para la viabilidad a largo plazo del organismo, la homeostasis y la resistencia al estrés.
Cuando observamos las regiones del cerebro involucradas en el procesamiento del estrés, vemos que estas regiones también tienen una alta densidad de receptores cannabinoides. Sabemos que además del hipotálamo y la glándula pituitaria, también la amígdala, la corteza prefrontal y el hipocampo responden al estrés e influyen en nuestras reacciones y comportamiento para hacerle frente. Se sabe también que todas estas regiones tienen una alta densidad de receptores cannabinoides. Así que incluso anatómicamente vemos una gran interconexión entre los dos sistemas. Dado que las regiones cerebrales involucradas en el procesamiento del estrés también están bien equipadas con la maquinaria del SEC y que sabemos que los cannabinoides modulan la transmisión sináptica, resulta evidente que la reacción neuronal tras la exposición al estrés puede ser modulada mediante reacciones adecuadas del SEC. En las sinapsis neuronales, los cannabinoides funcionan como mensajeros retroactivos, que se unen a receptores presinápticos que, a su vez, median en la supresión de la liberación de neurotransmisores, lo que lleva a una reducción transitoria a corto o largo plazo de la transmisión sináptica. En cierto modo, esto significa que los cannabinoides reducen el volumen de la «ruido cerebral» (reducen la cantidad de mensajes que viajan de una neurona a otra). Todos sabemos por experiencia propia que cuando tenemos demasiados factores de estrés durante el día y no nos enfrentamos a ellos, tenemos esta sensación de ruido en nuestro cerebro que a menudo no podemos eliminar a la hora de descansar por la noche.
Muchos elementos del SEC están implicados en las respuestas al estrés, desde los receptores hasta los endocannabinoides, sus precursores y enzimas involucradas. Así que podemos considerar al SEC como un moderador entre el mundo exterior y el interior. Actúa a través de muchos mecanismos diferentes, lo que resulta en la mejora o la supresión de las neuronas en las regiones cerebrales relacionadas con la ansiedad, el miedo y el estrés. Esencialmente, el SEC funciona como un mecanismo de frenado que se utiliza para refinar nuestras reacciones. El SEC es por lo general silencioso y activa el freno cuando hay demasiada actividad.
Entonces, ¿cómo pueden estos conocimientos ayudarnos a lidiar con el estrés?
Cuando notamos que nuestro cuerpo no se está enfrentando a los desafíos, es hora de actuar.
Alimentación
El primer paso será alimentar el SEC y comprobar si con esto basta. Los alimentos que elegimos para comer, los suplementos alimentarios que tomamos y las diversas comidas y bebidas consumidas tienen con el tiempo un efecto en el nivel endocannabinoide y en los receptores cannabinoides que el cuerpo humano puede producir. Las opciones de estilo de vida que tomemos pueden cuidar y alimentar el SEC o desbaratarlo. Sabemos que los ácidos grasos omega 3 son precursores de la producción de endocannabinoides, por lo que un suministro constante de omega 3 resultará vital para un SEC en buenas condiciones. Cuando nuestros cuerpos necesitan producir endocannabinoides y no tienen los componentes básicos necesarios, independientemente de la cantidad de estímulos que existan, nuestras células no podrán producir endocannabinoides. Así que en esencia el sistema SOS está apagado. Aristóteles dijo que la salud proviene de los intestinos, esto también es cierto en el caso del SEC. Nuestro microbioma está en comunicación e interacción con el SEC y la comunicación sucede en ambas direcciones. Un microbioma sano es fundamental para un SEC que funcione adecuadamente, desde muchos puntos de vista. Uno es que gran parte de los endocannabinoides se producen en el intestino, el otro es la conexión cerebro-intestino, donde muchas de las actividades neuronales ocurren gracias a moléculas mensajeras enviadas por microbios beneficiosos o no, en nuestro intestino. Así que, en general, es vital que tengamos una población microbiana beneficiosa y saludable en nuestro intestino y en otras partes del cuerpo, para que nuestro SEC funcione correctamente. Algunos alimentos, como el aceite de oliva extra virgen, contienen compuestos fenólicos y otros compuestos bioactivos que pueden estimular la expresión mejorada de los receptores cannabinoides. Por lo tanto, una alimentación variada a base de verduras será una buena iniciativa para cuidar el SEC.
Fitocannabinoides
Si hacer cambios en la elección de los alimentos y el estilo de vida no ayuda adecuadamente, es hora de tener en cuenta a los fitocannabinoides. El cannabidiol o CBD es el fitocannabinoide que se ha estudiado mejor en la prevención y el control del estrés. Muchos artículos de investigación han estudiado el efecto del CBD sobre la ansiedad, la depresión, el estrés y otros trastornos del estado anímico. El denominador común de estos estudios es que el CBD ofrece alivio sobre estos síntomas, por medio de muchos mecanismos diferentes. Para subrayar los datos de los laboratorios de investigación, los resultados de los usuarios de CBD en todo el mundo muestran resultados muy similares.
El CBD se puede utilizar como medida preventiva, ya que funciona como una molécula protectora ya que protege a las células de los efectos del estrés. Regula y ajusta el eje HPA, ayudando a mantener el buen funcionamiento de nuestra bioquímica incluso en situaciones de estrés persistente o imprevisible. Se demostró que el CBD ofrece protección a las glándulas suprarrenales, la tiroides y el cerebro durante períodos de estrés impredecibles, algo que todos hemos padecido alguna vez.
Por otro lado, si ya padecemos una amplia gama de síntomas relacionados con el estrés, como la fatiga, los trastornos del sueño, los problemas inmunológicos, los problemas de digestión y otros, el CBD también puede ofrecernos alivio. El CBD puede, en cierta medida, sustituir a los efectos que nuestros propios endocannabinoides deberían tener. Regula la cantidad de hidrocortisona y neurotransmisores que producimos y puede proporcionarnos la distancia necesaria para evitar situaciones estresantes. El uso de CBD como parte de la estrategia de recuperación del agotamiento y la fatiga ha demostrado ser muy eficiente. Ayuda con la neurogénesis de las regiones cerebrales dañadas por el estrés prolongado o imprevisible, ofrece protección cardiovascular y modulación de todo el eje HPA. El cuerpo puede regenerarse, cuando podemos bajar el volumen al del mundo circundante, descansar, digerir y restablecer el equilibrio. Y los cannabinoides pueden ayudar significativamente en este esfuerzo.
En palabras del Dr. Mecoulam: «los cannabinoides de las plantas son un tesoro farmacológico desatendido» prueban ser muy adecuados también para combatir el estrés, la epidemia del siglo XXI.