Por fin, después de muchos meses de distanciamiento, la comunidad científica psicodélica internacional volvería a verse las caras sin pantallas de por medio. El congreso INSIGHT también se retransmitiría en línea para quien no pudiera desplazarse a Berlín, pero las ganas eran de volver a verse en persona tras más de año y medio sin grandes encuentros internacionales, habiéndose acumulado tantos hitos y noticias importantes en el campo psicodélico.
Con este ánimo acudí a Berlín como parte de una pequeña comitiva de representantes de la Sociedad Psicodélica (lasociedadpsicodelica.es) de diferentes ciudades de España. Ya habíamos coincidido en otros congresos internacionales en el pasado, pero en esta ocasión decidimos organizarnos para compartir, no solo la logística del viaje y la estancia, sino fundamentalmente la experiencia y el reencuentro.
Contra todo pronóstico, en Berlín nos recibió un tiempo espléndido, casi primaveral, que nos acompañó gran parte de los días que pasamos allí y, salvo algún chaparrón suelto, permitió que todos los planes se desarrollasen con normalidad.
Más allá del papeleo requerido para viajar a Alemania, las primeras diferencias con otros congresos prepandémicos se notaron nada más llegar: antes de entrar había que tomarse la temperatura, desinfectarse las manos y acreditarse con un certificado de vacunación o un test PCR negativo, y, si no contabas con uno reciente, podías hacértelo allí mismo en la sala habilitada al efecto. Tras esta verificación, recibimos unas pulseras que eran verdes para personas vacunadas y amarillas para personas no vacunadas pero con test negativo, y, por supuesto, se nos pidió llevar siempre mascarilla en interiores, evitar las aglomeraciones y ser responsables en los reencuentros con colegas. En honor a la verdad, debo decir que durante las charlas no se veían tantas mascarillas entre la audiencia como la organización pretendía, aunque también es cierto que había bastante más espacio en el auditorio del que suele haber en estos congresos.
Una nueva seriedad psicodélica, lejos del tópico hippie
Este congreso, el segundo INSIGHT desde que arrancasen en el 2019, estaba organizado por MIND Foundation (mind-foundation.org), una organización sin ánimo de lucro fundada por Henrik y Andrea Jungaberle que busca promover “un mundo más saludable y conectado a través de los usos legales, seguros y basados en la evidencia de la experiencia psicodélica”. Esta organización con sede en Alemania aglutina e interconecta en Europa a personas del ámbito de la investigación con psicodélicos e interesados en general, a través de grupos de trabajo, eventos, conferencias y talleres, y cuenta con su propio curso formativo en psicoterapia asistida con psicodélicos, llamado augmented psychotherapy training (APT), servicio que también aprovecharon para presentar.
MIND Foundation también está unida a una pequeña red de clínicas en Alemania, llamadas OVID Life Sciences (ovid-health.com), que buscan acercar a la población la psicoterapia asistida con ketamina (la única sustancia de perfil psicodélico actualmente autorizada en Europa para el tratamiento de la depresión) y otros estados alterados de conciencia no inducidos por fármacos –como son la respiración holotrópica o las luces estroboscópicas–, mientras esperan la autorización del uso médico de otras sustancias psicodélicas en psicoterapia para poder ofertarlas.
Sergio Pérez Rosal, médico anestesista afincado en Alemania, miembro de MIND y parte del comité organizador, me contó que el congreso había vendido unas mil trescientas entradas entre asistentes presenciales y virtuales, llegando a colgar el cartel de completo en ambos formatos, con precios que oscilaban entre ochenta euros las entradas en línea y casi cuatrocientos las entradas presenciales completas, con tramos intermedios de precio reducido para estudiantes, desempleados y miembros de MIND. También habían contado con la aportación de algunas organizaciones que patrocinaban el evento, como la organización sin ánimo de lucro de apoyo a la investigación psicodélica Usona Institute, los jabones orgánicos Dr. Bronner’s, la biofarmacéutica ATAI Life Sciences o las clínicas OVID Life Sciences[LM1] , y algunas otras en menor medida. Como era de esperar, la COVID-19 suponía un gran riesgo para la realización de la conferencia, que se empezó además a organizar en septiembre del 2020 en uno de los peores momentos de la pandemia, sin embargo, siguieron adelante con la prevención de cancelar la presencialidad y hacerla solo en línea si finalmente no se podía garantizar la seguridad de los asistentes.
Una particularidad de INSIGHT frente a otros congresos de ciencia psicodélica es que busca proyectar una imagen de seriedad científica neutra para acercarse a profesionales del ámbito de la psiquiatría y la academia, huyendo del tópico contracultural hippie, asociado con determinadas orientaciones políticas y a menudo con temáticas esotéricas, que pueden dificultar el acceso a nuevos públicos. La intención de atraer a la causa de la ciencia psicodélica a profesionales e interesados más acostumbrados al mundo científico clásico, explica el formal atuendo de los asistentes, vestidos como si de un congreso científico cualquiera se tratase, lejos del colorido y los complementos habituales en otros encuentros psicodélicos.
Cuatro itinerarios posibles
La calidad de las charlas fue excelente en general, no solo las de las personalidades reconocidas, como Rick Doblin, de la Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies (MAPS); Franz X. Vollenweider, de la Universidad de Zúrich; Katrin Preller, de la Universidad de Zúrich y de la Yale University; Gerhard Gründer, del Central Institute for Mental Health Mannheim; David Nutt, del Imperial College de Londres, y Matthew Johnson, de Johns Hopkins University, que intervinieron en línea, sino que también asistimos a brillantes exposiciones de nuevas jóvenes promesas de la investigación psicodélica.
Como suele suceder en este tipo de congresos grandes en los que hay tantas ponencias y se cubren tantísimos temas, durante los cuatro días de conferencias hubo cuatro itinerarios temáticos diferentes que discurrían continuamente en paralelo, por lo que para cada franja horaria había que elegir entre cuatro opciones y correr (más bien volar) entre los cuatro auditorios para evitar encontrarse las salas ya llenas o las puertas cerradas. Los itinerarios y subitinerarios eran:
1. Tratamiento (con los subitinerarios: Terapia de integración y Terapia asistida con ketamina).
2. Investigación básica.
3. Salud pública (con los subitinerarios: Antropología, Historia, Métodos no farmacológicos, Regulación y Política y desarrollo personal).
4. Implementación (con los subitinerarios: Industria psicodélica, Filosofía y ética de los estados psicodélicos).
En primera persona
En el itinerario Tratamiento se trabajaron mucho los aspectos de integración de las experiencias psicodélicas, así como la presentación de los resultados de investigaciones clínicas más recientes que, debido al parón por las restricciones de la pandemia, no habían sido tantas como sería de esperar. Una de las ponencias más impactantes fue la de Henry Whitfield, que invitó a una de sus pacientes a compartir con la audiencia su proceso terapéutico a través de la psicoterapia asistida con psilocibina, después de una vida marcada por una infancia traumática que dificultaba enormemente su bienestar y sus relaciones afectivas. Gracias al trabajo psicoterapéutico con psilocibina, había conseguido restaurar su autoestima y avanzar en la aceptación de su condición y sus vivencias hasta lograr sobreponerse.
En la línea de reforzar las ofertas de integración a aquellas personas que consuman psicodélicos fuera del contexto clínico, se presentaron programas de integración grupal como Beyond Experience y Footsteps, que ofrecen un servicio necesario para quien haya tenido una experiencia psicodélica significativa, pero ahorrándose entrar en los farragosos derroteros legales que podría suponer ofrecer este servicio junto con la sustancia.
En el itinerario Investigación básica se abordaron cuestiones relacionadas con los mecanismos de acción de las sustancias psicodélicas y otros estados alterados de conciencia, desde lo bioquímico y neuronal hasta los procesos cerebrales más complejos. Una de las charlas más esperadas fue la de Katrin Preller sobre la neurobiología y los mecanismos de acción de los psicodélicos en el cerebro y sus implicaciones para las intervenciones psicoterapéuticas.
En el itinerario Salud pública se abordaron cuestiones muy diversas, aunque algunas de las que me parecieron más relevantes estaban relacionadas con el uso de métodos no farmacológicos para acceder a estados alterados de conciencia, métodos que tienen un enorme potencial terapéutico. Muchas veces en la comunidad psicodélica se nos olvida que no siempre es necesario el uso de sustancias, sino que la propia respiración, la meditación y otras técnicas ancestrales permiten acceder a estos estados de una forma bastante segura, relativamente efectiva y sin riesgos legales.
¿Serán los psicodélicos la solución a la crisis de salud mental?
En el itinerario Implementación se trabajó en cuestiones prácticas del futuro desarrollo de estas terapias en nuestra sociedad. La charla del profesor Gerhard Gründer el primer día generó mucho debate al intentar rebatir a la parte más optimista de la audiencia, pidiendo no sobreestimar la efectividad y el alcance futuro de la psicoterapia asistida con psicodélicos, de no enaltecerla como la herramienta que nos va a sacar de la crisis de salud mental en la que la sociedad está cada día más inmersa. Pese a que este nuevo modelo de tratamiento pueda suponer un cambio de paradigma en la psiquiatría clásica occidental, para salir de la crisis de salud mental mejor deberíamos trabajar desde otros ángulos más relacionados con el origen de la propia crisis, como es el tipo de sociedad en la que vivimos. Y aunque muchas personas de la audiencia estábamos de acuerdo con el fondo de su mensaje, en mi opinión se excedió al dar a entender que la psicoterapia asistida con psicodélicos, y su capacidad para transformar a quienes pasan por la experiencia, no iba a tener ningún impacto visible a nivel social, independientemente de la escala de su implementación, algo que considero ya extremadamente pesimista.
Debido a la distribución de las salas de los diferentes itinerarios, hubo algunos problemas de exceso de aforo que dificultaron acceder a muchas de las charlas sobre temas filosóficos, ubicadas en salas demasiado pequeñas para el interés que despertaban.
Aunque a menudo pasen desapercibidos en las conferencias, merece mención especial la gran calidad de la mayoría de los pósteres que mostraban investigaciones que no habían podido exponerse como presentaciones orales. El elevado número de doctorandos y jóvenes que mostraban los resultados de sus estudios da muestra del gran futuro científico que tiene por delante la psicodelia.
También hay tiempo para socializar y para la fiesta
Obviamente, en torno a estos congresos se dan un gran número de eventos sociales, oficiales y extraoficiales, que no solo ofrecen la oportunidad de divertirse y relajarse entre tanta información absorbida en las conferencias, sino que son una excelente oportunidad de hacer networking, reconectar con viejas amistades del mundillo, conocer a muchas personas nuevas interesadas en los mismos ámbitos e incluso a las grandes mentes que están haciendo posible esta revolución en el campo de la psicoterapia y la neurociencia.
En una de esas ocasiones salí a cenar con un pequeño grupo variado que incluía a personas involucradas en los ensayos de MDMA para el estrés postraumático en Europa, junto con personas de la Open Foundation, de la organización MIND-INSIGHT y con Rick Doblin, de MAPS, donde pudimos hablar de todo: el futuro del campo, la estrategia de MAPS e incluso el uso recreativo y la reducción de riesgos. Hablamos mucho de los estudios que se están desarrollando en Europa para poder autorizar el uso terapéutico del MDMA poco después de que lo haga Estados Unidos, y aunque actualmente se hable del uso terapéutico casi en exclusiva, a medida que avanzaba la cena empezamos a entrar en temas relacionados con un posible futuro que ya se empieza a vislumbrar donde pueda existir también un uso preventivo e incluso recreativo autorizado para las sustancias psicodélicas, algo que muchas voces vaticinan y MAPS ya contempla en su estrategia a largo plazo. Prueba de ello es el apoyo a iniciativas legislativas populares que buscan (y están consiguiendo) descriminalizar la tenencia o el uso de psicodélicos en determinadas zonas de Estados Unidos, o al trabajo de información, reducción de riesgos y cuidado de malos viajes (trip-sitting) en festivales psicodélicos a través del programa Zendo Project, de MAPS, trabajo que también existe en varios países de Europa desde hace tiempo con numerosos programas de la sociedad civil, como Energy Control o Kosmicare.
Para nuestra fortuna, la vida nocturna berlinesa había levantado casi todas las restricciones hacía una semana, y pudimos aprovechar para salir a la antigua usanza en un par de ocasiones con el resto de los asistentes al congreso. Los controles obligaban a presentar documentación en la entrada de terrazas y discotecas, y a registrarse con datos personales de contacto por si hubiese que notificar un brote, lo que hacía que hubiese unas colas enormes. Este fue el caso de la fiesta oficial del congreso, que nos congregó el sábado por la noche en una gran terraza de la zona este de la ciudad para socializar y beber grandes jarras de cerveza con el resto de los participantes de la conferencia en mesas corridas al más puro estilo Oktoberfest, aunque a juzgar por la cola de entrada cualquiera hubiese dicho que estábamos en la discoteca de moda a la hora punta.
Para cerrar el congreso como se merece, desde el domingo por la tarde hasta la mañana del lunes se celebró una gran fiesta en la mítica discoteca Sisyphos, a la que acudieron organizadores, ponentes y asistentes. Un broche de oro que vino seguido inevitablemente de una dulce resaca, que nos acompañó de vuelta a casa, un recuerdo al fin y al cabo de que la psicodelia ha vuelto a la normalidad.