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Reducción de riesgos psicodélicos: ¿cómo ayudar a alguien en un mal viaje?

En determinados contextos y personas, los psicodélicos pueden inducir experiencias conocidas como malos viajes, que conviene saber cómo gestionar. Desde el ámbito de la reducción de riesgos se trabaja mucho en prevenir estas experiencias negativas. Pero ¿cómo podemos ayudar a una persona que ya está teniendo un mal viaje? 

Si Javier hubiese sabido que los efectos de esos pedacitos de cartulina que habían posado en su lengua para la selfi no se parecerían en nada a las copas que se había tomado justo antes, o a las rayas que había esnifado en el baño de aquel festival, probablemente no los habría tomado sin antes darle unas vueltas a lo que estaba a punto de hacer, o habría evitado tomar tanta cantidad, estando solo y en ese concierto tan abarrotado de gente, luces, sonidos, calor... Pero ya no había vuelta atrás, el LSD estaba en su organismo. Por más que lo intentaba, no conseguía mantener la calma entre tanta psicodelia; se sentía muy ansioso e incómodo, agobiado, confuso, no encontraba caras conocidas, su pensamiento estaba descomponiéndose, no entendía qué estaba pasando o haciendo, y todo el mundo parecía estar mirándole, dándose cuenta, burlándose. Estaba además lejos de su tienda de campaña y mucho más de su casa. Javier empezaba a pensar que se había vuelto loco, que no volvería a su ser, que se estaba muriendo y no saldría de esa. Necesitaba ayuda urgentemente, pero no sabía cómo pedirla o dónde, había perdido a sus amigos y estaba solo. Un mal viaje, una experiencia difícil de la que temía no salir. 

Esta historia, que parece sacada de la propaganda antidrogas, tiene un trasfondo real, aunque probablemente tendrá un final menos espectacular que en esos anuncios. Y es que los psicodélicos clásicos –LSD, psilocibina, DMT, mescalina– son sustancias de muy baja toxicidad y bajo potencial adictivo, pero eso no implica que no tengan riesgos en el plano psicológico que pueden llegar a ser importantes en determinadas personas y contextos. Es por ello que, si se decide consumirlos, además de la sustancia, se deben considerar y optimizar cuidadosamente todas las variables de persona o set (preparación, información, estado de salud mental, cognitiva y emocional, etc.) y contexto o setting (lugar, compañía, música, luz, extraños, etc.) para reducir estos riesgos psicológicos lo más posible. 

Una de las variables más importantes del contexto o setting es la compañía social, y en este sentido, la recomendación básica es que los psicodélicos se tomen en compañía de alguien de confianza y con conocimiento sobre estados alterados de conciencia. En este sentido, surge la figura del acompañante o tripsitter, que es una persona sobria que acompaña (no dirige) a alguien durante un viaje psicodélico para asegurar su bienestar y seguridad desde fuera. La función de un tripsitter es ser una cuerda o una red de seguridad en las aguas a veces impredecibles de la conciencia alterada. Aunque no es imprescindible tener experiencia previa con psicodélicos para ser un buen tripsitter, sí es necesario tener un entendimiento compasivo y empático de lo que implica la experiencia y estar dispuesto a asumir la responsabilidad de cuidar y proteger a alguien durante un estado extremadamente vulnerable.

Psicodélicos y festivales de música

Los festivales de música, tan habituales ahora en verano, son entornos de ocio con una gran cantidad de variables que escapan a nuestro control (temperatura, música, luz, otras personas, horarios...) y, por lo tanto, no son el entorno ideal para primeras (o segundas) experiencias con drogas psicodélicas, pese a que en el imaginario popular tengan asociado este tipo de consumos. 

Rara vez el consumo de un psicodélico manifiesta un brote psicótico u otras enfermedades psiquiátricas latentes en personas sanas (normalmente, esto solo sucede en personas con predisposición); el principal riesgo de un psicodélico clásico en personas sanas es vivir lo que se conoce como un mal viaje, aunque sea más correcto llamarlo experiencia difícil (challenging experience). Suele estar caracterizada por episodios de ansiedad, miedo, confusión, malestar, desorientación, agitación..., que pueden ser muy desagradables de navegar pero suelen resolverse sin mayor complicación con el paso de las horas y un adecuado manejo. 

Este tipo de episodios son relativamente frecuentes, pero su versión más intensa no lo son tanto; por ejemplo, en el caso del servicio de Kosmicare que atiende estos malos viajes en el Boom Festival (festival de temática psicodélica con una gran incidencia de consumo de psicodélicos), a lo largo de siete días sus servicios son demandados por un total de unas cuatrocientas personas de las cuarenta mil que asisten, es decir, en torno al uno por ciento de los asistentes al festival sufre un mal viaje o experiencia que requiere una atención más especializada. 

La inmensa mayoría de ellos se resuelven de forma muy positiva, siendo extremadamente raros los episodios que superan las veinticuatro horas y requieren intervención psiquiátrica. Además, cabe resaltar que estas experiencias difíciles no siempre vienen dadas por el consumo de sustancias psicoactivas, sino que hay muchos elementos de estos espacios de ocio que pueden manifestarlas o agravarlas, como es la falta de descanso, el calor, el ruido, las relaciones interpersonales que se forman y rompen, etc.

Cómo se actúa con los malos viajes en festivales de música y otros entornos de ocio

Reducción de riesgos psicodélicos: ¿cómo ayudar a alguien en un mal viaje

Existen servicios específicos en algunos festivales que se encargan de apoyar a personas que están pasando por esta situación, suele tratarse de ONG que operan en festivales de corte psicodélico, como por ejemplo Kosmicare en el Boom (Portugal), Zendo Project en el Burning Man (Estados Unidos) y el PsyCare en el Reino Unido. Por ejemplo, en un festival como el Boom, cada dos años se dan cita un grupo diverso de personas (entre las que suele haber muchos voluntarios y profesionales de la medicina, la psicología, la enfermería...) para dar apoyo en emergencias de esta naturaleza veinticuatro horas durante los siete días del festival.

Hay que tener muy claro que la función del tripsitter y de estos servicios de reducción de riesgos no es la de ofrecer una psicoterapia asistida con psicodélicos o guiar experiencias psicodélicas, sino la de apoyar y cuidar a la persona hasta que se encuentre mejor, por lo que muchas de estas directrices no se aplican igual en el manejo psicoterapéutico de estas sustancias que en los espacios de ocio. 

Cada maestrillo tiene su librillo y, en este sentido, no existen formas cien por cien estandarizadas de cómo proceder en estos casos, y habrá que saber adaptarse a cada circunstancia y momento, a la persona, al tipo de experiencias que esté teniendo, a nuestra propia sensibilidad de lo que puede serle de mayor ayuda y a los recursos con que contemos, pero sí que hay algunos principios básicos y actuaciones que suelen ser útiles:

Evaluación y valoración: 

  • Valoración de la escena: antes de ayudar a cualquier persona hay que valorar que la escena sea segura para nosotros, pues se puede dar el caso de que la persona se encuentre en un lugar peligroso como un sitio elevado o puede estar en un estado de agresividad que pueda ser una amenaza. Si por querer ayudar acabamos también en problemas, no es una buena idea. 
  • Lo primero es descartar que no estemos ante una emergencia médica que pueda suponer un riesgo para su vida. Los psicodélicos rara vez lo son, pero puede haber mezclado sustancias o incluso sufrir un problema no relacionado con los psicodélicos que ha tomado (accidente o problema físico). Si la persona está inconsciente pero respira, hay que ponerla en posición lateral de seguridad y llamar a una ambulancia (112) y al servicio médico del festival. Si la persona está inconsciente y no respira, hay que iniciar maniobras de reanimación (RCP) y llamar a una ambulancia (el manos libres del teléfono es útil en estos casos). 
  • Conseguir información: ¿qué ha pasado?, ¿está la persona sola o acompañada?, ¿qué nos pueden contar sus acompañantes o los testigos?, ¿qué ha tomado? (es útil para estimar riesgos vitales y el tiempo que puede demorarse la experiencia), ¿se puede comunicar bien?

Normas de comunicación con el “viajero”:

  • Antes de nada hay que presentarse y situar a la persona: “Hola, soy XXXX, voluntario de XXXX, y estoy aquí para acompañarte, apoyarte y cuidarte, aquí estás a salvo”. Es posible que esto tenga que repetirse varias veces a lo largo de la sesión de acompañamiento. 
  • Calma contagiosa: sé que es más fácil de decir que de hacer, pero es muy importante que mantengamos la calma; no ganamos nada poniéndonos nerviosos, además, si mostramos miedo o inseguridad, no solo nos lo van a notar sino que les asustaremos y podemos contagiarles. 
  • Contextualizar y reasegurar: a menudo, las personas en estos estados no entienden qué está pasando. Hay que recordarles que han tomado una droga y que el efecto es el esperable pero que es temporal, y asegurarles que están a salvo y que lo que están experimentando es normal y pasará, que todo está bien y no se van a morir, que estás ahí para cuidarle. 
  • No intentes razonar, debatir o confrontar con alguien en medio de una experiencia difícil. Su capacidad para razonar lógicamente puede estar alterada, y la confrontación puede aumentar la ansiedad y la paranoia. 
  • No forzar la conversación, no hacer preguntas complejas ni buscar razonamientos, ya que las capacidades de pensamiento y comunicación pueden estar muy alteradas. Mucho mejor estar presente, invitar a compartir solo si apetece y escuchar de forma activa en vez de dirigir. 
  • Generar confianza y conexión en la medida de lo posible, siendo honesto, empático y transparente lo máximo posible, evitando generar paranoia hablando a sus espaldas o con otras personas. Para esto es importante no juzgar ni reñir a la persona. 
  • Pedir permiso para tocar si se va a tocar para lo que sea: calmar, ayudar a levantarse, dirigir la respiración, abrazar... 
  • Las acciones se deben sugerir, proponer, pero no forzar ni obligar. 

Algunas acciones: 

  • Cambiar el entorno: a veces, un simple cambio de entorno puede ayudar, como llevar a la persona al propio espacio de tripsitting o moverla a una habitación diferente, cambiar la música, la temperatura, los olores o bajar las luces. Un cambio de escenario puede ayudar a interrumpir los patrones de pensamiento negativos o angustiantes. 
  • Acomodar, vestir, limpiar..., puesto que muchas veces las personas pueden haberse ensuciado o haberse desnudado, ayuda mucho a que se sientan en un espacio seguro, tranquilo, vestidos y aseados. 
  • Ofrecer bebidas o comidas ligeras: es muy importante que las personas estén adecuadamente hidratadas y nutridas, además, esto puede ayudar mucho a reducir la intensidad de la experiencia y a que se encuentren mejor. 
  • Respiración y relajación: es muy útil hacer ejercicios de respiración para calmar la ansiedad invitando a concentrarse en hacer respiraciones profundas y lentas, llevando el aire a la parte baja del vientre. 
  • Invitar a la persona a que no se resista a la experiencia, que acepte el proceso y se deje llevar estando en un entorno seguro, para poder ayudarle. 

Si las cosas no mejoran:

  • Busca ayuda profesional si es necesario: si la situación no mejora con el tiempo, si parece tener un origen psiquiátrico, si está siendo un riesgo (para su propia persona o para el sitter) o si se prolonga mucho (más que el tiempo que dura la droga que haya consumido), puede ser necesario contactar con profesionales médicos (112 o sanitarios del festival) para que valoren el uso de medicaciones psiquiátricas como ansiolíticos (benzodiacepinas) o antipsicóticos (hay que ir con cuidado porque pueden agravar la hipertermia). 
  • Contención no violenta: algunas situaciones pueden requerir de contener a la persona para evitar que sea un riesgo para sí misma o para los demás o que se exponga a otros peligros. En estos casos se debe evitar la violencia para no empeorar las cosas. 

Hay mucho más que se podría decir, ya que el acompañamiento en estados alterados de consciencia es todo un arte que requiere de creatividad y se tiene que ajustar a la situación concreta de la persona y el contexto. De hecho, se han escrito libros sobre este tema. Una recomendación gratuita sería la guía The Manual of Psychedelic Support, publicada por la Multidisciplinary Association for Psychedelic Studies (MAPS), que es en la que se basa el servicio Zendo Project en el Burning Man Festival.

Referencias

1. https://psychonautwiki.org/wiki/2-FMA 2

2-fluoromethamphetamine (2-FMA): What We Know: https://www.youtube.com/watch?v=p5Hc3iexegE&ab_channel=TheDrugClassroom. 

3. AH-7921. EMCDDA - European Union, 2013. https://www.emcdda.europa.eu/system/files/publications/816/AH-7921_465209.pdf

4. EU Drug Markets Report. EMCDDA - European Union, 2014. https://www.emcdda.europa.eu/system/files/publications/2373/TD0216072ENN.PD

 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #308

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