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Reducción de riesgos contra reducción de daños: ¿idénticas o similares?

En inglés, el todopoderoso harm reduction deja poco espacio a conflictos semánticos en lo que a reducir el impacto negativo de las drogas se refiere, pero en español tendemos a usar dos términos que, aunque para muchas personas sean intercambiables, en realidad tienen matices y alcances muy diferentes. ¿Es una diferencia real y acertada o es simplemente una cuestión semántica?, ¿están en lo cierto los anglosajones o nosotros?, ¿qué son exactamente estas estrategias? 

El tecno retumbaba aquella noche de verano en un gran festival de música electrónica. Entre la multitud, María y sus amigos disfrutaban del set del DJ cabeza de cartel, cuando Pedro decidió tomarse una de las pastillas de éxtasis que habían comprado a un dealer y que posteriormente no habían querido analizar en el estand de Energy Control porque había mucha cola. Hasta entonces habían bebido bastante alcohol y, a los treinta minutos, Pedro comenzó a sentirse abrumado, angustiado, confuso y desorientado, enfrentando lo que parecía ser un mal viaje, porque la pastilla en realidad contenía algo para lo que él no estaba preparado: en vez del empatógeno MDMA contenía el psicodélico 2C-B. Afortunadamente, en el festival también había un puesto de Kosmicare, una organización dedicada a ayudar a personas que están teniendo un mal viaje, donde Pedro recibió la ayuda y el apoyo necesarios para superar su mala experiencia sin mayores consecuencias. 

¿Qué hubiera pasado si hubiesen usado el servicio de análisis de sustancias de Energy Control para averiguar el contenido real de las pastillas y actuar en consecuencia?, ¿qué hubiera pasado si no hubiesen tenido acceso a un servicio de tripsitting de emergencias de Kosmicare?, ¿qué hubiera pasado si en vez de 2C-B la pastilla contuviese PMMA, dimetilpentilona o incluso fentanilo? 

Este tipo de situaciones son más comunes de lo que se piensa, y destacan la importancia de entender y aplicar estrategias de reducción de riesgos (RdR) y reducción de daños (RdD) en entornos recreativos. Pero ¿hay diferencias entre estos dos términos? y, de ser así, ¿cuál es la diferencia?

¿Qué es un riesgo y qué es un daño? 

Cuando hablamos de drogas, el riesgo se refiere a la probabilidad de que ocurra un evento negativo debido al consumo de una sustancia. Por ejemplo, consumir una dosis alta de MDMA conlleva el riesgo de sobrecalentamiento corporal (hipertermia) y accidentes cardiovasculares. Los daños, por otro lado, ya no son una probabilidad, sino que son esas mismas consecuencias negativas que pueden resultar del consumo de drogas, como los daños físicos (sobredosis, enfermedades), psicológicos (ansiedad, psicosis) y sociales (problemas legales, pérdida de empleo). 

Un riesgo implica una posibilidad, una probabilidad de que algo suceda, mientras que el daño es el resultado tangible de esa posibilidad cuando esta sucede. Así, la distinción entre riesgo y daño es que el primero es una posibilidad y el segundo es un hecho. Pero esta diferenciación es crucial para diseñar estrategias adecuadas tanto para prevenir como para tratar los efectos negativos del consumo de drogas. 

¿Qué es la RdR y qué es la RdD?

La RdR se centra en disminuir la probabilidad de que ocurran eventos adversos durante el consumo de drogas, es decir, se centra en evitar que los riesgos posibles se materialicen en daños. Se trata de informar y educar sobre el uso de menor riesgo de las sustancias, promoviendo prácticas que minimicen la exposición a peligros. Por ejemplo, en festivales se pueden ofrecer servicios de análisis de drogas para que los asistentes conozcan la pureza y composición de las sustancias que planean consumir, o estands informativos donde pueden conocer bien los riesgos de las sustancias y cómo minimizarlos lo máximo posible. Fuera del ámbito de las drogas, tenemos otros ejemplos de RdR, como el uso del preservativo para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual. 

La RdD, por otra parte, se centra en mitigar las consecuencias negativas que ya han ocurrido o están ocurriendo debido al consumo de drogas. Incluye intervenciones como el tratamiento de las sobredosis, los programas de intercambio de jeringuillas para evitar la propagación de enfermedades infecciosas y los servicios de apoyo psicológico para tratar problemas de dependencia o malestar emocional posconsumo. Fuera del ámbito de las drogas, tenemos otros ejemplos de RdD, como el cinturón de seguridad, que no evita los accidentes de tráfico ni reduce su probabilidad, pero minimiza el daño a los ocupantes del vehículo en caso de accidente. 

Ambas estrategias son complementarias pero abordan diferentes aspectos, tiempos y poblaciones. Mientras que la RdR busca prevenir eventos negativos para que no sucedan, la RdD se enfoca en reducir o mitigar las consecuencias ya existentes.

Herramientas de la RdR y la RdD

Reducción de riesgos contra reducción de daños: ¿idénticas o similares?

Para cumplir con sus objetivos, ambas estrategias cuentan con diversas herramientas que también podemos diferenciar según hablemos de RdR o RdD:

RdR

  • Información y educación: proveer información precisa y práctica sobre drogas, riesgos, dosis, pureza de las sustancias, métodos de administración y posibles interacciones. 
  • Servicios de análisis de sustancias: servicios estacionarios de análisis, kits de autotest o puestos en eventos donde los usuarios pueden verificar la composición de las drogas. 
  • Fomentar el consumo de menor riesgo: dosis, interacciones, etc. Sugerir que solo se consuma en entornos seguros y con compañía. 
  • Creación de entornos seguros: asegurarse de que el lugar y el momento de consumo sean adecuados (set & setting). 
  • Hidratación y nutrición: aconsejar sobre la importancia de mantenerse hidratado y bien alimentado, especialmente con drogas que pueden causar deshidratación o pérdida de apetito. 

La RdR puede incluir también la provisión de información sobre la correcta hidratación durante el consumo de drogas como el MDMA, que es conocido por causar deshidratación y sobrecalentamiento. En muchos festivales se ofrecen puntos de agua gratuitos y campañas que recuerdan a los asistentes la importancia de mantenerse hidratados. 

RdD

  • Programas de intercambio de jeringuillas: para prevenir la transmisión de enfermedades infecciosas como el VIH o la hepatitis entre consumidores de drogas inyectadas. 
  • Tratamiento de sobredosis: distribución de naloxona para revertir los efectos de sobredosis de opioides, como el fentanilo o la heroína. 
  • Apoyo psicológico y social: servicios para ayudar a los usuarios a lidiar con problemas derivados del consumo, servicios de salud mental y rehabilitación. 
  • Salas de consumo supervisado: espacios donde las personas pueden consumir drogas bajo la supervisión de personal médico, reduciendo el riesgo de sobredosis y proporcionando acceso a servicios de salud. 
  • Tratamientos de sustitución: uso de medicamentos como la metadona o la buprenorfina para tratar la dependencia de opioides. 
  • Activismo político: el cambio en las políticas de drogas es crucial para reducir los daños sobre los usuarios de drogas y los daños colaterales al resto de la población.

La RdD también puede incluir el tratamiento de enfermedades hepáticas en usuarios de alcohol crónico, así como programas de rehabilitación no necesariamente basados en la abstinencia para quienes buscan mitigar el daño de su adicción. Además, las intervenciones de RdD pueden ofrecer soporte legal y social para los usuarios que enfrentan problemas debido a su consumo de sustancias.

Diferencias clave 

La principal diferencia entre RdR y RdD radica en su enfoque temporal y en sus objetivos específicos. La RdR es más proactiva y se centra en prevenir problemas antes de que ocurran. Por ejemplo, distribuir folletos informativos sobre drogas, dosificaciones y sus riesgos; analizar pastillas para detectar adulterantes peligrosos; informar sobre los problemas de combinar alcohol con GHB durante un festival. La RdD, en cambio, es más reactiva y busca minimizar los efectos negativos una vez que estos ya se han manifestado o son inevitables, como proporcionar atención médica a alguien que ha sufrido una sobredosis o buscar que los daños por el uso de drogas inyectadas no se amplíen con una infección de transmisión sanguínea por usar material de inyección sucio. 

Otro aspecto crucial es el entorno de aplicación y la población diana. La RdR se implementa frecuentemente en contextos donde el consumo es inevitable, como festivales o clubes nocturnos, mientras que la RdD suele enfocarse en usuarios con patrones de consumo problemáticos y en programas de salud pública. Por ejemplo, la RdR puede involucrar la enseñanza sobre la importancia de no consumir drogas sin analizar y de siempre tener a alguien de confianza cerca, mientras que la RdD podría incluir la administración de metadona a usuarios de heroína para ayudarles a gestionar su dependencia. 

En cualquier caso, podemos considerar que la RdR y la RdD son diferentes puntos de un mismo espectro de estrategias relacionadas con drogas y salud.

Aplicación práctica en festivales y otros entornos 

En festivales de música y otros eventos masivos, es común ver cómo se implementan ambas estrategias a la vez. Los puestos de información y análisis de drogas (RdR) como los de Energy Control en España trabajan junto con servicios de primeros auxilios y apoyo emocional (RdD) para garantizar un ambiente seguro y de apoyo. Estas intervenciones no solo ayudan a prevenir emergencias médicas, sino que también proporcionan un espacio seguro para aquellos que puedan enfrentar situaciones adversas debido al consumo de drogas. 

Por ejemplo, Kosmicare en el festival BOOM o Zendo Project en el Burning Man proporcionan un entorno seguro donde los asistentes que están teniendo experiencias psicodélicas difíciles (conocidas popularmente como malos viajes) pueden recibir apoyo y cuidados. Esta intervención no solo ayuda a los festivaleros a superar sus experiencias difíciles, sino que también educa a la comunidad sobre la importancia de las prácticas seguras en el consumo de drogas.

Conclusión 

Pese a que en inglés solo se use el término harm reduction para referirse a todo este abanico de estrategias, nuestra diferenciación entre RdR y RdD es un acierto porque tiene todo el sentido. Ambas estrategias son complementarias y esenciales en la gestión del consumo de drogas. Entender sus diferencias y aplicarlas adecuadamente puede salvar vidas y mejorar significativamente la salud y el bienestar de las personas. En un mundo donde el consumo de sustancias es una realidad, estas aproximaciones no solo son pragmáticas y realistas, sino muy necesarias para una sociedad más saludable y segura. 

María, Pedro y sus amigos terminaron la noche con una nueva perspectiva sobre el consumo de drogas y la importancia de estar informados y preparados. La experiencia de Pedro con el 2C-B y en el puesto de Kosmicare no solo le ayudó a él, sino que dejó una lección para todo el grupo sobre cómo disfrutar de una forma más segura, consciente y responsable. La implementación de estrategias de RdR y RdD en festivales y otros entornos recreativos es un paso crucial hacia la minimización de los efectos negativos del consumo de drogas, porque protege tanto a los individuos como a la comunidad en general. 

Al final, la combinación de estas dos aproximaciones no solo promueve la seguridad y el bienestar, sino que también fomenta una cultura de la responsabilidad y el apoyo mutuo. Al reconocer y aplicar las estrategias adecuadas en los momentos y lugares oportunos, podemos construir un entorno más seguro y consciente para todos. 

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #320

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