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Se archiva proyecto de autocultivo en Paraguay

La Cámara de Senadores de esa nación sudamericana desestimó una propuesta de despenalización del autocultivo de cannabis.

La Cámara de Senadores de Paraguay rechazó sin discusión ni posibilidad de modificaciones el proyecto de ley que buscaba despenalizar el autocultivo de cannabis para uso personal. El rechazo fue liderado por el bloque de gobierno, pese a la evidencia sobre criminalización injusta y sin atender los argumentos presentados en audiencias públicas.

El proyecto, que proponía permitir hasta tres plantas de cannabis por persona para uso domiciliario y personal fue presentado por Éver Villalba, Esperanza Martínez y Eduardo Nakayama y buscaba modificar los artículos 30 y 33 de la Ley 1.340/88, a fin de establecer una excepción para el autocultivo sin penalización.

Desde el inicio, la propuesta encontró obstáculos por parte del oficialismo. La Comisión legislativa dictaminó en contra y durante la sesión plenaria, se propuso cerrar el debate sin permitir intervenciones. La moción fue aceptada por mayoría, lo que condujo al archivo inmediato del proyecto.

Los argumentos en contra de regular el autocultivo apelaron a vaguedades técnicas, como la supuesta falta de especificación sobre las variedades de cannabis permitidas. La Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) advirtió que la medida podría fomentar el cultivo ilegal en zonas urbanas, mientras el Ministerio de Salud invocó posibles riesgos para la salud mental. Ninguno de estos puntos fue discutido con mayor profundidad.

En contraste, durante las audiencias públicas, activistas, pacientes y profesionales de la salud habían presentado argumentos a favor del autocultivo basados en evidencia científica y experiencias de vida. La senadora Norma Aquino, integrante de Mamá Cultiva, fue la única en tomar la palabra a favor del proyecto, compartiendo su experiencia personal como usuaria de cannabis medicinal, pero su intervención no fue tomada en cuenta.

La realidad legal que actualmente posee Paraguay contrasta con su situación productiva, ya que este país es uno de los principales productores ilegales de marihuana de Sudamérica, con miles de hectáreas destinadas al cultivo para exportación ilícita. Según datos de la Senado, el 80% del cannabis producido se trafica a Brasil. A pesar de este contexto, el autocultivo sigue penalizado, mientras sectores vinculados al narcotráfico operan con impunidad.

Incluso desde el propio Ejecutivo surgieron voces que reconocen la contradicción. El ministro de Industria y Comercio, Javier Giménez, declaró que Paraguay tiene potencial para convertirse en un gran productor legal de cannabis, y que la regulación podría beneficiar al país formalizando un mercado hoy dominado por la clandestinidad.

Sin embargo y pese a las declaraciones, el rechazo parlamentario siguió su camino y Paraguay perdió la oportunidad de iniciar una transición hacia un modelo donde el cannabis sea regulado, lo que muestra una una desconexión entre la política y las demandas de la sociedad civil, reforzando un la criminalización de esta planta y que solo beneficia al mercado ilícito y castigando al consumidor. Esperemos que el debate, por ahora postergado, no haya sido silenciado.

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