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¿Ké pasa Kon la Keta? Fakes y adulteraciones de la ketamina con NPS

De 2014 a 2016, la mayor parte de la ketamina contenía en realidad otras sustancias

La ketamina es un fármaco anestésico regulado, principalmente para uso hospitalario y veterinario. No obstante, también es una sustancia de uso recreativo, que se vende de manera ilegal en el mercado negro, como cualquier otra droga fiscalizada (cocaína, LSD, MDMA y heroína). Esta dualidad de la ketamina, entre la legalidad y la ilegalidad, hace que se mueva por dos circuitos comerciales diferentes. Por un lado, existe el circuito de la industria farmacéutica, para suministro hospitalario y veterinario, y por otro, hay un mercado negro para uso recreativo, con ketamina procedente de laboratorios clandestinos o desviada del circuito farmacéutico hacia el mercado ilícito. Son los vaivenes y las dinámicas de este mercado ilícito los que vamos a analizar en este artículo, con especial atención en las distintas nuevas sustancias de síntesis (NPS) utilizadas para adulterar o sustituir a la ketamina y los riesgos derivados de consumirlas como si fueran ketamina.

Metoxetamina, la primera sustituta de la ketamina en aparecer (2012)

También llamada metox o MXE, se trata de una sustancia sintetizada por primera vez en el año 2010 por un químico clandestino, y es un compuesto químicamente muy parecido a la ketamina. En el año 2012 la empezamos a detectar en muestras obtenidas como ketamina en nuestro servicio de análisis. Hasta su fiscalización, en el 2015, se podía comprar en webs de venta de NPS y siguió apareciendo como adulterante de la keta, sola o acompañada de otras sustancias.

La MXE tiene una duración de entre tres y seis horas, el triple que la ketamina, que dura una o dos horas. La dosis más o menos es el doble de potente que la ketamina. Ya os podéis imaginar la reacción, como poco, de sorpresa, por no decir los prolongados efectos, de mayor intensidad y, por supuesto, experiencias desagradables o difíciles que sufrieron multitud de personas al consumir esta sustancia creyendo que era ketamina. Gracias a la posibilidad de poder detectar este compuesto mediante el acceso al servicio de análisis, pudimos alertar a las consumidoras de ketamina y, sobre todo, dar un sentido a los extraños efectos que habían experimentado.

Fiscalización y crisis (2014-2015)

En el verano del 2014 comenzamos a oír rumores sobre una supuesta escasez de ketamina. Diversas personas usuarias comentaban que no encontraban ketamina. Se hablaba de un corte del suministro en la India, el principal país exportador de ketamina para uso recreativo. Paralelamente a estas noticias pudimos comprobar, en base a los análisis de las muestras de ketamina aportadas, que no aparecía ketamina en la mayoría de ellas.

De 162 muestras de ketamina analizadas entre el periodo que va de mayo del 2014 a mayo del 2015, solo el 34% llevaban ketamina como única sustancia activa. Por el contrario, el 46% contenía otra sustancia y el 20% presentaba ketamina adulterada con otros compuestos.

Si observamos los datos del periodo anterior (mayo 2013-2014), el 82% de las muestras de ketamina solo contenían ketamina, el 7% eran una mezcla de ketamina y otras sustancias y solo el 11% llevaban otra sustancia en lugar de ketamina.

Es decir, según nuestros datos de análisis químico, podemos decir que de un periodo a otro la calidad de la ketamina, vendida en el mercado ilícito, había empeorado y que había disminuido considerablemente el número de muestras con ketamina. Quizás sea aventurado decir que nuestros datos sean representativos de todo el mercado de la ketamina, pero parece que coinciden con la impresión de las personas consumidoras que contactamos en nuestros servicios. Si la ketamina escasea, es lógico pensar que aumente la adulteración y que se vendan otras sustancias con el fin de imitarla.

¿Ké pasa Kon la Keta? Fakes y adulteraciones de la ketamina con NPS

Como hemos explicado más arriba, una de las razones de la escasez de ketamina en el mercado español parece ser la falta de suministro desde la India. Existe una razón de peso para pensar que ha sido así: el 8 de enero de 2104, la FDA del gobierno indio incluye la ketamina en la categoría de fiscalización X. Esta lista es más restringida que la H, la anterior a la que estaba sometida. Parece que este cambio normativo dificultó muchísimo la compra legal de ketamina en la India sin unos permisos muy difíciles de conseguir. Esto habría sido el principal impedimento para el suministro para exportar ketamina fuera del circuito farmacéutico y hospitalario.

Además del uso recreativo, la ketamina es un anestésico extremadamente útil, especialmente en entornos donde las instalaciones médicas más básicas no existen, como sucede en gran parte de los países en desarrollo. Ignorando esto, en febrero de este año, China propuso la clasificación de la ketamina, en la lista 1, la más restrictiva bajo los tratados de drogas de la ONU, lo que restringiría su disponibilidad. Gracias a los consejos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) contra esta clasificación y la presión de varios países y organizaciones, China retiró esta propuesta, lo que permitió que la sustancia permaneciera en la lista 4.

En definitiva, el control sobre la ketamina había aumentado debido a los altos índices de consumo que se estaban detectando, incluso, con intentos de restringirla para uso médico. No obstante, si me permitís especular un poco, creo que en cualquier mercado, negro, gris o regulado, hay un factor que tiene una enorme importancia para el suministro de un producto: la demanda. Si hay una demanda alta de algún producto, es muy probable que alguien lo mantenga en el mercado para obtener pingües beneficios. En este sentido, no tardó en aparecer ketamina, eso sí, como cualquier otra droga fiscalizada, quizás producida en el mercado ilícito en laboratorios clandestinos, sin pasar por los estrictos controles de calidad por los que pasa cualquier fármaco antes de salir al mercado. Por lo tanto, esta situación al final lo que implicó fue un aumento de los riesgos para la salud de las personas consumidoras.

Sustitutos y adulterantes encontrados en muestras de ketamina durante el periodo 2014-2015

Durante este periodo detectamos diversas sustancias, como sustitutos de la ketamina o como adulterantes acompañando a la ketamina. Algunos son fármacos comunes, como cafeína, paracetamol, lidocaína, procaína, fenacetina, pregabalina, difenhidramina y pentobarbital. En un par de casos detectamos el uso de anestésicos y analgésicos de uso veterinario, con riesgos considerables para la salud, como es el caso de la xilazina y la suxibuzone del Xylazine y el Suxibuzone. También identificamos MDMA vendida como ketamina, sola o en combinación con otros compuestos.

Detectamos varios NPS. Por un lado aparecieron sustancias de la familia de las catinonas: alfa-PVP, 4-CTC y mefedrona. Es curioso que se utilicen estos compuestos en sustitución de la ketamina, ya que sus efectos son principalmente estimulantes, nada que ver con los efectos depresores y disociativos de la ketamina. Además, desde el 2011, la mefedrona está fiscalizada e incluida en la lista 1, la más restrictiva, con lo cual no parece ser un buen sustituto legal de la ketamina.

Por otro lado, se identificaron nuevas sustancias de tipo anestésico disociativo, químicamente relacionadas con la ketamina. Esta fue la sustitución más abundante, que representó el 80% de las muestras adulteradas. Es lógico, ya que, al hacer una sustitución, se pretenden imitar los efectos de la ketamina mediante un producto no fiscalizado.

En concreto, se trataba de cuatro compuestos: la metoxetamina (MXE), la metoxifenidina (MXP), 2-OXO-PCE (N-etil-Descloroketamina) y la descloroketamina. Sobre la MXE, la MXP y la 2-OXO-PCE se han descrito numerosas intoxicaciones graves y experiencias desagradables. La descloroketamina apareció más tarde, concretamente para sustituir la ketamina, sin haberse vendido previamente como NPS, y también provocó malas experiencias. Insistimos en la falta de estudios sobre los riesgos para la salud que puedan tener este tipo de sustancias, ya que nunca fueron investigadas.

¿Ké pasa Kon la Keta? Fakes y adulteraciones de la ketamina con NPS

No es la primera vez que se observa un fenómeno de este tipo a nivel de corte de suministro. Ya pasó en el año 2009 cuando prácticamente desapareció la MDMA del mercado. Normalmente, en estos casos ocurren dos situaciones que perjudican la salud pública, en concreto la de las personas que consumen estas drogas. Por un lado, estas personas, consumen un producto que lleva una serie de sustancias que pueden ser tóxicas y que, a priori, se desconoce su contenido, con lo cual no puede tomar medidas de protección al respecto. Por otro lado, se consumen sustancias nuevas de las que no se tienen conocimiento y que hasta este momento habían permanecido restringidas a grupos de consumidores muy reducidos de tipo experimental. Son nuevas sustancias de las cuales se desconocen sus riesgos, con el agravante que pasan a consumirse masivamente en círculos de población más amplios como sustitutos de la ketamina.

En el caso que la clasificación legal de la ketamina se hubiera endurecido, la situación habría podido llegar a ser más grave, ya que hubiera afectado a un número de población mucho mayor. Se habría restringido su uso como anestésico en cirugía, y esta es la única opción viable para realizar anestesias en países con pocos recursos médicos y hospitalarios.

Recuperación del mercado clandestino (2016)

En base a nuestros resultados de análisis, a partir del año 2016 se recupera la calidad de la ketamina y las adulteraciones detectadas por NPS pasan a ser muy minoritarias. De 1.613 muestras analizadas entre el 2016 y el 2022, solo 48 presentan algún tipo de NPS, un 3%, substituyendo la ketamina o mezcladas con ella. No está claro si esta recuperación se debe a nuevas vías de desvío del circuito farmacéutico al ilegal, quizás la más probable, o por el surgimiento de laboratorios de síntesis clandestinos.

Las NPS persisten en la ketamina

En los últimos cuatro años han seguido apareciendo NPS en la ketamina, pero de una manera muy marginal. Lógicamente, las sustancias de elección son aquellas que no han sido fiscalizadas y que están emparentadas químicamente: 2-OXO-PCE y descloroketamina. Además, han aparecido dos compuestos nuevos: 3-Meo-PCP y 2-fluoro-descloroketamina (2FDCK). Este último compuesto llevamos detectándolo desde el 2018. Aparece con frecuencia en webs de venta de NPS, y solo ha estado presente en doce muestras de ketamina. Podríamos decir que es la última tendencia en sustitutos de la ketamina y, pensándolo bien, quizás merece un artículo aparte, porque en este ya no queda espacio para abordarlo con la profundidad que se merece.

Referencias

Este contenido se publicó originalmente en la Revista Cáñamo #295

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