Ayudando a las plantas
Cuando un cultivador de cannabis visita un grow shop se encuentra con un montón de productos especializados que prometen grandes resultados: estimuladores del crecimiento, microorganismos beneficiosos, sustancias húmicas, fitohormonas, aminoácidos, etc. Una correcta comprensión de sus características ayuda al cultivador a saber escoger el producto más adecuado y la forma de uso más ventajosa.
Cuando un cultivador de cannabis visita un grow shop se encuentra con un montón de productos especializados que prometen grandes resultados: estimuladores del crecimiento, microorganismos beneficiosos, sustancias húmicas, fitohormonas, aminoácidos, etc. Una correcta comprensión de sus características ayuda al cultivador a saber escoger el producto más adecuado y la forma de uso más ventajosa.
Cuando la materia orgánica se va descomponiendo en el suelo por la acción de hongos, bacterias, insectos o gusanos se genera humus, un producto que mejora la fertilidad del suelo y la estructura de la tierra, a la vez que actúa como depósito de minerales y aumenta la capacidad de retención de agua del terreno. También mejora el drenaje y evita que el sustrato se compacte. Por lo general, cuanto mayor es la riqueza de humus de un suelo, mejor. El suelo rico en humus es más poroso y granulado, lo que mejora la oxigenación de las raíces y evita la formación de costra. El humus es de color oscuro y suele ocupar la capa más superficial del suelo.
Para el cultivador de cannabis, la palabra humus suele ir asociada a las lombrices. El humus de lombriz o lombricompost es el residuo que dejan las lombrices rojas después de digerir la materia orgánica. Es el fertilizante orgánico más seguro, práctico y beneficioso para usar en el cultivo de cannabis, sobre todo mezclado con el sustrato antes de sembrar las plantas. Aporta un amplio rango de nutrientes y microelementos. Aunque se usa sobre todo mezclado con el sustrato, también es un ingrediente habitual de numerosos fertilizantes orgánicos que contienen ácidos húmicos y fúlvicos. Aparte de su función de reserva de nutrientes, el humus es un gran inoculador de vida al suelo: cada gramo contiene millones de microorganismos de numerosas especies que ayudan a establecer una biodiversidad beneficiosa para el crecimiento y desarrollo del cannabis.
Los beneficios del humus para el cultivo derivan tanto de las sustancias que contiene (huminas y ácidos fúlvicos y húmicos) como de las degeneradas por los microorganismos del suelo (auxinas, giberelinas, vitaminas, etc.).
Durante la descomposición de la materia orgánica y la formación del humus, sus características y propiedades van cambiando. Al principio, el humus aporta mucha más biodiversidad al sustrato, ya que la materia orgánica aún no está demasiado descompuesta y contiene muchos microorganismos en plena efervescencia. Con el tiempo, el humus va madurando y pierde vida, puesto que queda menos materia que descomponer, aunque gana en contenido en nutrientes y capacidad de absorción de agua. Los ácidos húmicos y fúlvicos, junto con la arcilla presente en el suelo, mejoran la capacidad de intercambio catiónico y con ella la disponibilidad de nitrógeno amoniacal, potasio, calcio, magnesio, cobre, hierro, manganeso y zinc.
Los aminoácidos son moléculas complejas que las plantas forman a partir de minerales. Luego utilizan los aminoácidos para fabricar proteínas, vitaminas o alcaloides. Además de sintetizarlos, las plantas también pueden absorben directamente los aminoácidos, ahorrándose así el laborioso proceso de fabricación. La fertilización con aminoácidos permite que las plantas tomen estos compuestos directamente del suelo y se eviten el gasto energético de sintetizarlos.
Añadiendo un producto rico en aminoácidos a la solución nutriente se le facilita la vida a la planta, que puede fabricar proteínas de manera más sencilla. Sus efectos sobre las plantas aumentan la formación de clorofila, estimulan el crecimiento y mejoran el efecto de los fertilizantes. Potencian la respuesta y la resistencia de la planta frente a situaciones estresantes como sequías, riego excesivo, heladas, temperaturas muy altas, enfermedades, plagas, exceso de sales... Los aminoácidos activan la vida microbiana del suelo y aumentan la producción de las plantas. Aparte de en el agua de riego, también se pueden pulverizar directamente sobre las plantas para que los absorban por las hojas. El uso de aminoácidos disueltos en el riego aporta unos nutrientes de alto valor y muy fácil absorción que la planta puede usar inmediatamente.
Los glúcidos o carbohidratos son moléculas orgánicas que constituyen la forma principal de almacenamiento y consumo de energía entre los seres vivos. Son el combustible habitual de plantas y animales. Según cuantas moléculas contengan se llaman monosacáricos, disacáridos o polisacáridos. Los polisacáridos son un tipo de carbohidrato complejo que las plantas pueden absorber directamente por las raíces o a través de las hojas: potencian el metabolismo, favorecen el enraizamiento de los cultivos y estimulan el sistema defensivo inmunitario de las plantas. En general, todos los hidratos de carbono le van bien al suelo y estimulan la vida microbiana, ya que los microorganismos los descomponen rápidamente para obtener energía.
Las fitohormonas son las hormonas que las plantas usan para enviar mensajes a las distintas partes de su organismo e indicarles qué deben hacer (florecer, crecer, parar de crecer, etc.). El cultivador puede utilizarlas para estimular el crecimiento de las plantas aplicándolas en el momento oportuno. Hay seis tipos de fitohormonas, cuatro de ellos (auxinas, giberelinas, citoquininas y brasinoesteroides) son estimulantes del crecimiento y dos (etileno y ácido abscísico) son inhibidores del crecimiento. Cabe señalar que algunas fitohormonas pueden tener efectos no deseados sobre las plantas. Por ejemplo, las giberelinas pueden producir alteraciones en la floración o hermafroditismo.
De todas ellas, las auxinas son las más habitualmente empleadas por los cultivadores de cannabis. Las auxinas son un grupo de fitohormonas que promueven el alargamiento de las células. Se producen en los brotes de los extremos de los tallos y, desde allí, se reparten al resto de la planta. Regulan el metabolismo de la planta, estimulando o deteniendo el crecimiento según el momento. Las auxinas participan en la floración: hacen que la punta de la planta sea la parte que más crece o que las plantas crezcan en dirección a la luz. También influyen en la maduración de las semillas o la aparición de raíces en un esqueje. Las hormonas de enraizamiento que se aplican a los esquejes y muchos estimuladores de raíces contienen auxinas. También son de gran ayuda para la revegetación de las plantas, ya que estimulan la aparición de nuevos brotes de crecimiento.
Es muy fácil preparar un extracto de auxinas casero, ya que todas las semillas generan estas fitohormonas cuando germinan. Basta con poner en remojo un puñado de semillas de cualquier tipo para que germinen y broten las primeras raíces. Luego se arrancan las raíces de las semillas y se trituran junto con el agua donde germinaron. Se filtra el líquido para eliminar los restos, y ya tenemos un extracto de auxinas que se puede usar como hormona de enraizamiento para sumergir los esquejes, como estimulador de raíces disuelto en agua y aplicado en el riego o pulverizado sobre las plantas.
Las enzimas son moléculas formadas por la unión de aminoácidos. Sirven para acelerar ciertos procesos biológicos. Las enzimas llegan a multiplicar millones de veces la velocidad a la que suceden algunas reacciones metabólicas. Esta función catalizadora es absolutamente fundamental para la vida. La mayoría de las enzimas solo son útiles en procesos muy concretos; por esta razón, todos los seres vivos producen un número muy grande de enzimas diferentes.
Los productos con enzimas cada día son más populares entre los cultivadores, ya que ayudan a descomponer las raíces muertas y otros restos de materia orgánica que pueda haber en el sustrato, lo que libera nutrientes que fertilizan las plantas de modo natural y evita la aparición de pudriciones y enfermedades. También estimulan el desarrollo de los microorganismos del suelo.
Especies beneficiosas
Las micorrizas son hongos que hacen simbiosis con las plantas fijándose a sus raíces y ayudándolas a absorber más agua y nutrientes. A cambio, el hongo obtiene hidratos de carbono o vitaminas. Los hongos que forman micorrizas intercambian nutrientes con las plantas pero también interactúan y estimulan el desarrollo de los microorganismos que viven en el suelo, lo que provoca aún más beneficios. Las micorrizas benefician ampliamente a la planta que las hospeda, que enraíza mejor, aumenta la absorción de nutrientes y obtiene protección frente al exceso de sales, la falta de agua, el ataque de enfermedades o el estrés. Se deben añadir al sustrato cuando se llenan las macetas o se siembran las plantas, ya que cuanto antes colonicen las raíces mejores son los resultados.
Trichoderma es un hongo muy beneficioso para el cannabis y que le protege de muchas enfermedades. No es una micorriza, pues no intercambia alimento con las plantas sino que se alimenta de la materia orgánica que rodea las raíces, descomponiéndola y digiriéndola gracias a las sustancias que segrega. Las plantas se benefician de poder absorber los nutrientes con mayor facilidad. Gracias a su resistencia y rapidez de crecimiento se ha convertido en el hongo beneficioso más empleado en agricultura, ya que protege las cosechas contra patógenos como mildiu, botritis o Fusarium.
Trichoderma produce varias enzimas que aumentan el crecimiento de las plantas, aceleran la germinación de las semillas y las protegen contra los hongos, aumentan la producción y el peso de los frutos. Las plantas colonizadas por Trichoderma necesitan hasta un cuarenta por ciento menos de abono para crecer lo mismo. Favorecen el crecimiento de otros microorganismos beneficiosos. El uso de Trichoderma en el cultivo de cannabis aumenta la resistencia de las plantas y mejora la vida microscópica del suelo. Además, ayuda a absorber mejor los nutrientes.
En cada gramo de tierra hay millones de bacterias, y muchas son beneficiosas para las plantas. Entre sus ventajas: contribuyen a facilitar la absorción de ciertos nutrientes, regulan de manera natural el crecimiento de muchas plagas impidiendo que causen daños al cultivo, descomponen la materia orgánica, producen hormonas que estimulan el crecimiento vegetal o compuestos antimicrobianos que evitan enfermedades. La mayoría de los aditivos con bacterias suelen contener una amplia gama de especies con distintas propiedades beneficiosas. Por lo general se mezclan con el sustrato cuando se llenan las macetas o se aplican disueltos en agua con una regadera después de trasplantar las plantas. Aumentan el crecimiento de las plantas y sus raíces, el vigor general y la producción de biomasa. Las bacterias permiten que las plantas absorban mayor cantidad de agua y nutrientes y aportan al cultivo fitohormonas como auxinas, giberelinas y citoquininas.